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P.U.J.O.L.I.S.M.O, the Greatest Hits

Lucía Lijtmaer

El blanco rebota los rayos de luz. El blanco, de hecho, no absorbe nada.

* * *

El pujolismo, como todo gran fenómeno nacionalista, es muy difícil de explicar para el que no lo ha vivido en sus carnes. Fundador de CDC en 1974 y 23 años de gobierno en mayoría. Mi generación es la primera educada completamente bajo el yugo pujolista y que llegó al mercado de trabajo aún bajo ese mandato.

Había cosas, en el auge del pujolismo -no sé, aún hoy, si hubo algo más que auge-, que eran muy difíciles de comentar incluso con los más allegados. A eso lo pensé siempre como La Situación de los Ojos en Blanco. Era muy fácil de reconocer: era aquel tipo de momento extraño, que, en vez de generar estupor, risas y después crítica, simplemente provocaba una sonrisa socarrona en el interlocutor, que acto seguido ponía los ojos en blanco. Una especie de “el fútbol es así” en versión política.

De entre todas esas situaciones, aquí van algunos Grandes Éxitos, puramente extraídos de la memoria:

1. Las entrevistas institucionales realizadas en Televisió de Catalunya. Siempre periodistas mujeres -muy atractivas y profesionales- arrobadas ante el president Pujol. Se repetía a todo aquel que quisiera escucharle de su enorme atractivo, de su capacidad de seducción a prueba de bomba.

2. El 3%, ese momentazo à la Uno de los Nuestros -Scorsese en el Parlament.

3. La tan aireada definición por parte de Pujol de su mujer, Marta Ferrusola, tras tirarse en parapente: Això es una Dona!

4. Cuando la señora Ferrusola a.k.a. Això es una Dona inició sus ataques a las mezquitas y recordaba, compungida, cuando sus hijos no podían jugar en la calle porque “todos eran castellanos”.

5. El descubrimiento para todos aquellos que no lo vivimos del espacio de rechazo en el punk: Que pagui Pujol.

6. Pujol y el escarnio: Cuando le abuchearon en el concierto de los Chunguitos.

7. Las declaraciones de Pujol en un libro, que después intentó borrar de su biografía: “El hombre andaluz no es un hombre coherente. Es un hombre anárquico. Es un hombre destruido. (...) Si por la fuerza del número llegase a dominar sin haber superado su propia perplejidad, destruiría Cataluña”.

8. Pujol y su superpoder, tan comentado en la prensa catalana: es capaz de recordar cada una de las caras y cada uno de los nombres de aquellos a los que ha conocido porque se ha pateado toda Catalunya. Se la conoce perfectamente.

9. Pujol y el “ara no toca”, del que solamente se podía hablar en chiste.

Y aún así, Pujol como tótem de Catalunya, Pujol enarbolando una idea única: yo contra el caos. Yo soy Catalunya contra el caos. Pujol y el oasis catalán.

Y ahora, tras tanta dona assenyada, tanta excursión, tanto esfuerzo desmedido, tanta ofensa, resulta que la corrupción no tiene exactamente el color transparente y diamantino de la luz colándose a través del dry martini en el Majestic. Resulta que la corrupción habla de férreos clanes, de relaciones con “castellans” con sobres, de concesiones y de expolio ciudadano. Y, oh sorpresa, los ojos como platos, atónitos.

El blanco rebotaba la información.

Pero esta llega ahora como un alud y nos ahoga, en nuestro blanco oasis, en nuestro blanco impoluto.

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