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Beneficios empresariales de valor incalculable

La primera feria de economía solidaria celebrada en Euskadi reunió a 50 empresas.

Natalia González de Uriarte

Vitoria-Gasteiz —

El repaso exhaustivo a los libros y registros contables que las organizaciones empresariales afrontan cada final de año se queda corto para las entidades que trabajan en el ámbito de la economía social y solidaria de Euskadi. 58 de estas organizaciones, que entienden que no sólo de beneficios vive la empresa, se someten cada ejercicio desde el 2007 a una auditoría social que mide indicadores de otra índole para examinar el nivel de compromiso ético y social de sus sociedades.

En estos balances se calcula algo más que las ganancias o las pérdidas. Los rendimientos económicos pierden protagonismo y se ponen el foco en el porcentaje de empleo femenino, las diferencias salariales, las medidas de conciliación laboral, las horas de formación de los trabajadores, los espacios de participación o el respeto al medioambiente. Esta herramienta de auditoría social utilizada por estas compañías vascas se ha modificado a lo largo de este tiempo en un proceso de mejora continua. “Hemos ido sumando, modificando y eliminando indicadores. Ese trabajo recae sobe el Comité de Seguimiento de la Auditoría Social, que actualmente está conformado por personas de las entidades de economía solidaria que rellenan la auditoría, por profesorado de la UPV/EHU expertos en la materia y por una persona del equipo técnico de REAS Euskadi”, explica Amaia Naveda, portavoz de REAS Euskadi.

Según los datos obtenidos, aunque la economía solidaria ha empleado fundamentalmente a mujeres, el último año analizado, con un porcentaje del 53,8% de empleo femenino, muestra un descenso de casi 4 puntos porcentuales respecto a periodos anteriores. “Aunque estos datos siguen siendo positivos al compararse con otras realidades socio-empresariales como pueden ser el sector de la economía social mayoritaria como las cooperativas y las sociedades laborales con un 40% de empleo femenino o el conjunto de la población ocupada de la CAV con un 46,2%”, remarcan los redactores de la auditoría.

Se registra además una alta correlación con la proporción de trabajos con responsabilidad ocupados por mujeres, con el 48,33 % de los puestos de responsabilidad desempeñados por mujeres. En un estudio comparativo sobre las mujeres en los Consejos de Administración de las empresas españolas en el año 2010 se concluye que el 67,3% de las empresas del País Vasco no tienen ninguna mujer en su Consejo de Administración, según datos proporcionados por REAS Euskadi. Esta cifra se eleva a 68,8% para el conjunto del Estado. También destacan datos como el elevado nivel de posibilidades de participación que se observan en las organizaciones de economía solidaria, más de 20% de media de espacios anuales de participación disponibles con un porcentaje de asistencia a asambleas, patronatos o juntas convocadas del 88%.

Otro ejemplo que demuestra la apuesta de la economía solidaria por fomentar el desarrollo de la persona, es el crecimiento en el número de horas de formación por persona trabajadora, que, en los dos últimos años, ha tenido un incremento de casi un 70%.

Gastos mínimos en comunicación externa

Gastos mínimos en comunicación externaLa medición de las diferencias salariales refleja que la retribución del empleado que más cobra apenas duplica el salario más bajo.

El porcentaje de los gastos que las entidades de economía solidaria dedican a la comunicación externa- propaganda, publicidad y relaciones públicas- sobre su existencia y actividades es muy bajo. Es uno de los datos que más preocupan a estas empresas en la medida en que puede contribuir a un escaso conocimiento del sector y su actividad en el conjunto de la sociedad. “El tema de la comunicación los últimos años siempre ha salido como apartado a mejorar y se han llevado a cabo acciones formativas para ello como cursos de comunicación creativa o un taller de manejo de Scribus, entre otras. Y seguimos en ello”, revela Naveda. En algunas ocasiones las propias personas beneficiarias o clientes de las entidades desconocen el carácter de su actividad y su pertenencia a la denominada Economía Solidaria. “Pero esta cuestión contrasta con el alto grado de participación de las entidades en redes de organizaciones afines”, aclaran desde REAS.

Conocer la opinión de sus trabajadores para tenerla en cuenta en la toma de decisiones es otro de los puntos a cuidar por estas empresas que trabajan desde otra filosofía de negocio. Por ello incluyen en el balance anual un cuestionario para pulsar el grado de satisfacción de sus empleados sobre temas tan diferentes como la dependencia de las subvenciones públicas, la importancia de las personas frente a los resultados económicos o la transparencia informativa. Para Amaia Naveda, portavoz de REAS Euskadi, son varias las ventajas que les proporciona a las entidades usuarias recurrir a esta instrumento de medición. “Por un lado, es una herramienta de transparencia total. Diferentes áreas de la empresa -gerencia, área financiera, secretaría y el área de personal- proporcionan los datos cuantitativos. Pero además, las personas trabajadoras rellenan una encuesta, es decir, los datos cualitativos, que le otorga un valor añadido al proceso. Por ello, podemos decir que el también un elemento de promoción y consolidación de la participación dentro de la entidad. Además, es un proceso de mejora continua, donde vas planificando mejoras año a año y viendo si vas logrando o no los objetivos sociales marcados”.

La auditoría social repasa también datos contables. Entre los números a destacar están los 1.421 puestos a jornada completa, las 3.167 personas voluntarias, los 86.202.696,61 € de ingresos totales de la economía solidaria, de los cuales 35.519.922,22 € son generados por la actividad productiva, o los 8.394.190,22 €, importe de las ventas realizadas a entidades no lucrativas.

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