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Sobre este blog

La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, constituida en 1990, es una asociación de carácter privado, sin ánimo de lucro, cuyo fundamento lo constituye la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la ONU en 1948. Aunque el ámbito de afiliación de la APDHA y su área directa de actuación sea el territorio andaluz, su actividad puede alcanzar ámbito universal porque los Derechos Humanos son patrimonio de toda la Humanidad.

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La corona en tiempos del virus

El rey conversa con los presidentes de Alemania y Austria sobre la pandemia

Lola Sanisidro, área de Solidaridad Internacional de APDHA

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Algunas personas, las de siempre, cuestionarán como poco oportunas las críticas a la Corona en estos tiempos. Serán las mismas de siempre o sus acólitas. Serán quienes sostienen que cuando las cosas van medianamente bien, te dicen que no hay que cuestionar a la monarquía para no estropear la bonanza y cuando las cosas van mal tampoco hay que cuestionar a la monarquía porque hay que arreglar otras cosas primero; con sus palabras nos remiten a un nunca con el que pretenden anular la razón y las razones.

Pero lo que es verdaderamente inoportuno en estos tiempos de pandemia es que nos enteremos de una nueva jugada turbia cuando no ilegal, un nuevo pelotazo económico del rey emérito, Juan Carlos I, que compromete gravemente la credibilidad del monarca reinante, Felipe VI.

Si un Jefe de Estado (aunque sea emérito) recibe ingentes cantidades de dinero de un rey de otro país, cabría preguntarse a cambio de qué. Si luego ese dinero se oculta en paraísos fiscales, cabría considerar que ese “cargo representativo” de la nación no nos representa. Si parte de ese dinero se coloca a nombre del actual monarca, podría apreciarse que existe una asociación de carácter delictivo. Si el monarca beneficiario, Felipe VI, tarda un año en reconocerlo y solo lo reconoce cuando ya es del dominio público, en un ineficaz intento de salvar la cara, se levanta una niebla de sospecha sobre la integridad moral del actual monarca, que se despacha con una tan supuesta como ineficaz renuncia a la herencia de los beneficios. Es lo que tiene tener dos reyes en los que uno hereda del otro. Que todo mal se replica y quien hereda, lo hereda todo; también la indignidad.

No, lo inoportuno no es la crítica a la Corona, lo verdaderamente inoportuno es mantener una institución tan anacrónica como la monarquía, que actúa con total impunidad y desprecio de las leyes y los valores de mínima honradez exigibles a la ciudadanía.

La monarquía ha perdido en España toda la credibilidad que pudo tener gracias a la suma de una corte de personas nostálgicas, herederas (ideológicas y materiales) del franquismo y simples aduladoras del statu quo, que fueron creando una verdad oficial hasta consolidar una mentira de Estado sobre el papel de la Corona en los momentos cruciales de nuestro país, pero una verdad oficial que contradice todas las evidencias. Y hay algo nauseabundo en quienes se empeñan en que aceptemos lo que contradice a nuestros sentidos y ofende a nuestra inteligencia.

Estamos asistiendo por enésima vez a la desnudez moral y de legitimidad de la dinastía reinante, una desnudez que, una vez tras otra, los medios de comunicación serviles han corrido a cubrir con mentiras de papel impreso.

Resultó ofensiva la forma de abordar el penúltimo escándalo del emérito, esa forma de sacudirse las responsabilidades al más puro estilo histórico borbón. Resultó tardía su aparición ante los medios sobre la tragedia del coronavirus, y además de tardía, distante y antipática. Resultó patético el intento de algunos medios de comunicación de intentar convencernos de que el rey estaba realizando “gestiones” internacionales para conseguir material médico. Es cierto que la noticia no proliferó, posiblemente porque unir en una misma frase gestiones-internacionales-monarquía, nos recordaría con facilidad las sustanciosas gestiones internacionales del emérito.

Pero quizá la imagen más representativa y triste, la que mejor define la posición de la monarquía, fue una imagen casual en la que el rey, con guantes de protección, felicita a una trabajadora sanitaria que no tenía guantes. Seguramente el rey Felipe no era responsable concreto ni de sus guantes ni de la ausencia de guantes, pero esa imagen es justamente lo que representa la monarquía; la esencia de la desigualdad.

Cuando pase la oscuridad de esta tragedia, tendremos que hacer repaso de qué y quienes han abordado la crisis con humanidad y decencia. Quizá tengamos que prescindir de instituciones anacrónicas y ornamentales que nos resultan un lastre y un obstáculo en el camino de la libertad, la igualdad y la fraternidad

La cosa está para tomarnos muy en serio cómo salimos de esta tragedia que nos está asolando, cómo sumamos esfuerzos, y de qué manera planificamos el día después para que la vida no sea el páramo de las personas más pobres y la oportunidad de los buitres.

Más que nunca, salud. Salud y República.

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La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, constituida en 1990, es una asociación de carácter privado, sin ánimo de lucro, cuyo fundamento lo constituye la Declaración Universal de los Derechos Humanos, proclamada por la ONU en 1948. Aunque el ámbito de afiliación de la APDHA y su área directa de actuación sea el territorio andaluz, su actividad puede alcanzar ámbito universal porque los Derechos Humanos son patrimonio de toda la Humanidad.

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