Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

“Andalucía no está intervenida. Intervención es cuando hay un desastre financiero, y no es el caso”

Rogelio Velasco, titular andaluz de Economía: "Los sueldos en la Junta de Andalucía son miserables"

Daniel Cela / Lucrecia Hevia

Rogelio Velasco (Sevilla, 1957), economista y profesor, es un independiente elegido por Ciudadanos al mando de la Consejería de Economía, Innovación y Conocimiento del Gobierno de Andalucía. Se le daba bien hablar en público antes de entrar en política. Le gusta. Pero le gusta menos salirse de su papel de académico y comulgar con discursos de partido que chirrían con sus datos. “La palabra intervención suena muy fuerte, no es conveniente utilizarla”, dice, mientras el presidente Juan Manuel Moreno, todo el Consejo de Gobierno y todos los diputados de PP y Cs lucen en la solapa lazos con la bandera blanca y verde para denunciar la “intervención” de las cuentas andaluzas por parte del Ministerio de Hacienda.

El departamento de María Jesús Montero ha enviado esta semana una carta a la Junta negándole su salida a los mercados financieros por un desvío del déficit en 2018, año computable al PSOE, y los de Moreno han encendido todas las alarmas.

¿Andalucía está intervenida?

La carta que ha enviado el Ministerio de Hacienda supone una modificación de las condiciones en las que el Gobierno andaluz puede funcionar desde el punto de vista financiero. Ahora bien, yo no lo llamaría intervención, porque Andalucía no está en quiebra. No está en suspensión de pagos, tiene recursos para seguir funcionando perfectamente y para ejecutar los proyectos de inversión contemplados en los Presupuestos. La palabra intervención suena muy fuerte, por eso yo creo que no es conveniente utilizarla. Andalucía no está intervenida, porque intervención es cuando hay un desastre financiero en una institución pública o privada. No es el caso. Andalucía tiene recursos para seguir funcionando perfectamente. Es más bien una modificación desde el punto de vista administrativa al modo en el que la Administración andaluza va a seguir funcionando.

Bruselas acaba de reprender a España por el alto nivel de endeudamiento, la baja productividad y la elevada tasa de desempleo. ¿Qué retrato hace usted de la economía andaluza?

El Estado español no ha sido capaz, durante los años de crecimiento fuerte, de rebajar de forma sustancial el déficit y la deuda pública en relación al PIB. Comprendo que saliendo de una crisis tan brutal como la que nos afectó entre 2008 y 2013, una vez que empieza la cosa a remontar a partir de 2013, seguir con ajustes era muy complicado políticamente. Y habría producido serios problemas en sanidad, educación y dependencia a los colectivos más desfavorecidos, a los que había que atender. Y eso ha presionado al alza el gasto público. Vendrán vacas flacas pero, si no ocurre nada gordo, la economía española tiene capacidad fácilmente para crecer entre un 1,5 y un 2,5% anual.

¿Si no ocurre nada como el Brexit?

Bueno, con el Brexit… Este que ha salido elegido primer ministro en Reino Unido [Boris Johnson] pondrá los pies en el suelo. Puede tener un discurso grandilocuente y del imperio, pero el Reino Unido en el concierto mundial económico es nada. Nada. El mayor mercado del Reino Unido seguirá siendo toda la vida la Unión Europea, donde ya exporta casi el 60%. Hay estudios que demuestran que para explicar el volumen de comercio entre dos países, el factor más importante es la proximidad demográfica. México comercia más con Estados Unidos que Reino Unido, aunque sean aliados preferentes y tengan el mismo idioma.

¿No prevé que el Brexit provoque grandes cambios entonces?

Al final Reino Unido hará como Noruega y Suiza, que están fuera pero tienen que pagar una cuota muy elevada por acceder a un mercado de 500 millones de personas. Y Noruega es, con perdón, una mierdecita de 4,5 millones. Y además el petróleo (y los dólares) les sale por las orejas. Paga un pastón, Suiza igual, y Reino Unido tendrá que pasar por ahí. Un acuerdo de libre comercio con Reino Unido, sin una compensación elevada, nunca será aceptado por la UE. Pero como Reino Unido crecerá menos que si siguiera en la UE, eso nos afectará indirectamente: menos turistas, menos gasto, pero no mucho menos.

¿Qué consecuencias tiene la guerra comercial entre Estados Unidos y China?

Eso no se acaba de cerrar e introduce una incertidumbre enorme en nuestra economía. Eso es más preocupante que lo del Brexit. Un arancel del 25% en determinados productos tecnológicos es muy elevado, significa que pasas de comprar un producto a no comprarlo.

En este contexto, ¿cómo de vulnerable es la economía andaluza?

La economía andaluza es pequeña. Es el 12-13% de España. Pero, en este contexto, todas las economías, incluso Alemania, son pequeñas. Todas excepto China y Estados Unidos. Y todas son, por tanto, vulnerables a estas convulsiones del comercio internacional.

Volviendo a Andalucía. No hay un solo consejero de Economía que no haya dicho: es necesario cambiar el modelo productivo andaluz. ¿Cuáles son los retos de este Gobierno?

Los economistas no tenemos una varita mágica para solventar los problemas inmediatamente. Sólo intervenciones del Gobierno desde el lado de un Banco Central o cuando tienes una Hacienda independiente pueden tener un impacto muy potente, con carácter inmediato, en el modelo productivo. A nosotros nos reducen las retenciones del IRPF el mes que viene y el impacto es inmediato. Porque toda la clase media y baja, en cuanto aumenta su renta disponible, se traduce al 100% en consumo, por tanto, en crecimiento del PIB. Eso no lo puede hacer Andalucía, pero tampoco España, por las restricciones fiscales a las que estamos sometidos.

Entonces...

¿Qué queda? La política monetaria, pero ésta depende del Banco Central Europeo, ya no es del Banco de España. Con lo cual, estar integrado en un área aduanera, como la UE, restringe mucho las posibilidades a corto plazo desde el punto de vista económico. Para cambiar el modelo productivo a largo plazo en Andalucía, tiene que ser el suministro de estímulos a las empresas para que se desarrollen más los sectores intensivos en tecnología que los sectores tradicionales.

Su apuesta es tecnológica.

Por supuesto. Siempre lo digo: Machine to machine. Machine learning. Hay ocho o diez sectores que están revolucionando hoy el mundo: máquinas que hablan unas con otras, máquinas que aprenden, inteligencia artificial, robótica, etc. Hay que crear empresas en esos sectores, y el Gobierno no va a crearlas. ¿De dónde salen? De las universidades, de los parques tecnológicos. Ahí se incuban esas empresas.

¿Y qué papel juega la Junta?

¿Qué podemos hacer para estimular esos sectores sin dar dinero o dando poco? Estamos desplegando un plan muy ambicioso de emprendimiento por el que todas las innovaciones científicas y tecnológicas que tengan algún valor de mercado en las universidades andaluzas les va a facilitar la comercialización de aquello que inventen. Por ejemplo, podemos pagarle el viaje a una empresa de Sevilla para que lleve su invención a un congreso de su sector en San Francisco, donde se verá con potenciales compradores.

Ahora que ha terminado la Cumbre Climática de Madrid, ¿la Junta se ve comprometida por alguno de los debates que se han abierto y que afectan directamente a Andalucía? Por ejemplo, los países nórdicos están comprometidos con el consumo de proximidad y el mayor fuerte de nuestra economía son las exportaciones de productos agroalimentarios.

Mira, Suecia es un país que conozco bien y para muchas cosas es admirable. Están por delante del mundo en todo. Lo que sucede allí, 20 o 30 años más tarde sucede en el resto del mundo. En este tema, lo que ha ganado terreno es la producción de energías renovables. Ahora crece a un ritmo espectacular, tanto eólico como fotovoltáico. Eso va a afectar al transporte de mercancías, que ahora consume sobre todo petróleo, y que ahora busca energías alternativas. Aquí hay muchas conversaciones con las eléctricas que distribuyen energía en Andalucía, y estos ejemplos van a proliferar porque la humanidad no tiene alternativa.

Usted hace de embajador de Andalucía para inversores externos potenciales. ¿Cuál es la fortaleza y la debilidad de esta región para asentar un negocio?

Depende de cada parque tecnológico y de la especialidad productiva de cada provincia. Córdoba tiene tradición de investigación farmacéutica y veterinaria, Granada tiene buena especialización en ciencias de la Salud, Jaén en el Olivar, Almería también en el ámbito agrario, Sevilla tiene un nicho aeronáutico… y Málaga es un poco de todo. Depende del foro al que vayas. Yo siempre vendo los diez parques tecnológicos que tenemos. Málaga es el que más demanda tiene de empresas de altas tecnologías que quieren expandirse. En los próximos meses me implicaré personalmente en sitios claves como China, Alemania, Estados Unidos, Italia…

¿Qué margen tienen desde el Gobierno para hacer atractiva la implantación de empresas en Andalucía?

Fiscalmente, muy poco margen, porque el Impuesto de Sociedades es estatal. Hay margen en el IRPF, pero muy limitado. No puedes quitar cinco puntos en el tramo autonómico de IRPF, con eso atraes a directivos extranjeros que quieran instalarse aquí, pero eso es un proceso lento. Nadie cambia la sede de una empresa de Munich a Málaga porque en lugar de un 40% de impuestos voy a pagar un 20%. Eso lleva tiempo, y mientras tanto estás provocando un agujero en tus cuentas por haber bajado esos cinco puntos los impuestos.

En el actual contexto político y económico, ¿una rebaja fiscal ambiciosa es  arriesgada?

Si en un país la presión fiscal es muy elevada, una rebaja de impuestos personales depara en el medio plazo un efecto positivo. Ahora, si la presión fiscal es muy baja, una rebaja adicional no tiene efectos positivos, de hecho, empeora la desigualdad entre colectivos. No sólo Andalucía, el Gobierno de España tiene opciones limitadas en rebajas fiscales. Dicho esto, este Gobierno ya lo ha hecho y lo va a continuar, pero como tenemos los pies en el suelo, empezando por el consejero de Hacienda y lo que yo pueda influir, no podemos proponer unas rebajas fiscales radicales, porque los servicios públicos hay que seguir atendiéndolos.

¿Usted recomendó amortiguar la bajada masiva de impuestos que prometió el presidente andaluz en campaña electoral?

Verá, no sé cuánto tiempo estaremos gobernando: cuatro, ocho años… Si continuamos con estas políticas y somos capaces de acompasar las rebajas de impuestos con una actividad económica más intensa, que nos permita recaudar más impuestos, y no provocar déficit… eso sería beneficioso.

Acaban de aprobar un principio de acuerdo para cambiar el sistema de financiación de las universidades. Esta vez sí, ¿van a ligar la financiación al éxito de las universidades, como se prometió en 2006?

Sí, se dijo, pero no se hizo nada. El sistema de financiación hoy de las universidades andaluzas no tiene racionalidad, es acumulativo. Coges el dato del año pasado, incrementas un 3% a todas las universidades por igual, y sigues adelante. Nunca se ha planteado un modelo donde importe, además de la cantidad, la calidad. El nuevo modelo tiene tres elementos: recursos para financiar los gastos estructurales de la Universidad, otros para los equipamientos de I+D, y sobre todo, la novedad: las universidades recibirán dinero en función del resultado de sus investigaciones en términos relativos.

¿Cómo se evalúa el valor de esas investigaciones?

Bueno, a través de publicaciones científicas de los resultados, por acumulación de puntos. Las revistas especializadas tienen un ranking de prestigio.

La financiación de las universidades también estará condicionada por el nivel de inserción de sus alumnos en el mercado laboral…

Eso es algo que vamos a lanzar el año que viene: un índice de empleabilidad. Por ejemplo, vosotros sois periodistas. A mí me han dicho que el 95% de los periodistas está en paro. Si antes de que nadie elija estudiar Ciencias de la Información sabe que el 95% de los periodistas titulados está en paro, se lo va a pensar dos veces. Para eso crearemos el índice de empleabilidad. Porque a lo mejor faltan profesores de Filosofía en el mercado, porque nadie quiere estudiarlo.

Eso remite a un debate siempre delicado: si sobran facultades de determinados estudios en determinadas provincias. Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato?

Yo. Eso es el mapa de titulaciones, que tiene que ver, pero es otra cosas. Vamos a intentar por todos los medios no suprimir ninguna facultad como tal. Lo que sí vamos a propiciar y en algún caso a obligar, porque no habrá otra alternativa, es la fusión de algunos grados universitarios. Los contribuyentes no podemos financiar facultades en las que, este año, van a entrar tres alumnos. Nos cuesta más barato mandarlos a Harvard a los tres. Y hay muchos disparates de este tipo. Pero primero abordaremos el modelo de financiación, y luego, pronto, el mapa de titulaciones.

Pero la Universidad no es sólo un espacio para fabricar empleados, también es un lugar de conocimiento e investigación.

Por supuesto, no puedo estar más de acuerdo contigo. Pero permíteme: una universidad tiene que tener un departamento de Filosofía, si no, ¿qué universidad es esa? Y de lingüística. Y de Antropología. Para la cual no hay prácticamente mercado porque es el Estado, a través de la educación pública, quien los demanda. Ahora bien, una cosa es que una universidad tenga departamento de Filosofía, que comparta recursos con otros departamentos, y otra muy distinta que Filosofía tenga una facultad independiente, con un decano, con cuatro vicedecanos… No. Eso no. Ahí se van a tener que ajustar, porque no podemos financiar eso. En otros casos, hace falta lo contrario: que se divida el departamento. Aquí en Sevilla, el de Economía Aplicada, tiene 150 personas. Un departamento es más grande que la mayoría de las facultades, eso no se puede administrar, nadie quiere ser director de departamento, porque en la práctica es un decano.

La Junta impulsó un programa de retorno de talentos a Andalucía y en dos años consiguió que volvieran diez. ¿Cómo se puede hacer mejor?

Mire, no se puede hacer más daño a una institución o una empresa que cuando se adopta una política con promesa de continuidad y llega un momento que se corta. Eso genera un daño irreparable. Ya ocurrió con el Gobierno central cuando cortaron a mitad del programa las becas Ramón y Cajal. Había gente, que yo conozco, en Stanford, una universidad de puta madre, y con las expectativas de volver a Madrid con su familia, dejó la universidad, se vino, y a mitad del programa le dejan sin dinero… Bueno, quería matar al ministro. Se acordaba de su madre. Eso hace que la gente deje de confiar en las instituciones, y no me extraña. En Andalucía estamos donde estamos, y yo lo que quiero es que vuelva el mayor número posible de doctores y gente con alta formación. Se lanzará una convocatoria de casi 300 post doctorales, con recursos asegurados para todos ellos.

La mayor empresa de Andalucía es la Junta y usted ha tenido problemas para seleccionar a directivos cualificados por los bajos salarios en la Administración, ¿no?

Es que los sueldos de la Junta son miserables. En general, de todas las administraciones. En el Gobierno central se va a hacer una revisión de los salarios de altos cargos, en la Junta no está ni planteado. Y esto, en parte, es culpa del PSOE, que inició una congelación de salarios con Zapatero que ya es irreversible.

En años de crisis, subir los sueldos a los políticos está mal visto por la gente.

Sí, esto tiene mal arreglo en esta legislatura, a mí no me va a coger. Una vez que se toma una decisión de este tipo, es irreversible. Cuando se hace tanta demagogia con este tema, la gente piensa que si hay una subida salarial a los altos cargos, los políticos están aquí sólo para ganar dinero. Y la decisión que se adopta no es racional.

Usted, como economista, ¿recomienda la subida del salario mínimo interprofesional como plantea el Gobierno de Pedro Sánchez?

Eso es un arma de doble filo. Hay empresas, sobre todo en el sector industrial, que tienen capacidad para ofrecer un salario mínimo más elevado porque tiene posibilidad de aumentar la productividad y reducir los costes unitarios de producción, así absorben la masa salarial sin que repercuta en los precios. Ahora, si son actividades de servicio…

Como en Andalucía…

Exacto, como en Andalucía, donde son bares y restaurantes la mayoría… ¿Cómo aumentas la productividad en un restaurante? Ahora algunos tienen un ipad pequeñito para distribuir la comida en las mesas y eso aumenta algo la productividad del camarero, pero de forma limitada. En Andalucía, el sector servicio tiene un peso tan grande, que probablemente la subida del salario mínimo tendrá un efecto negativo considerable.

No tendrá el mismo impacto en toda España.

No, esto va por barrios. Yo creo que en País Vasco, Navarra, Cataluña y, en parte, Madrid, que tienen sectores industriales potentes, la subida del salario mínimo es perfectamente absorbible por la productividad, y en aquellas zonas donde pese más la agricultura y el sector servicio, el efecto puede ser ambiguo.

Para terminar, ¿el descubrimiento de los armarios o las cajas fuertes en la Agencia IDEA fue tan dramático como nos han contado?

Yo les he dicho: calmaos. Tened calma. La impresión que tengo es que fue más aparatoso que después real. Descubrimos los sobres en IDEA, llamaron a la viceconsejera, ella me llama a mí, se pone en conocimiento de la asesoría jurídica de la Junta y nada más. No ha pasado nada.

Usted qué es un hombre de números, ¿qué tal lleva esta espectacularidad de la política andaluza?

Hombre, a mí me gusta más el trabajo de oficina y de análisis que dar un mitin. Hablar en público, me gusta. Yo entiendo que tengo que llevar a cabo actividades que, aunque no me gusten o no las considere fundamentales, son convenientes. Los ciudadanos tienen que saber qué hacemos, no tener la sensación de que estamos encerrados. Hay que salir, dar charlas, hablar con vosotros los periodistas. Esa palabra “canutazo” no la conocía, y ahora la tengo en mente todos los días.

Etiquetas
stats