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La historia de 'La partera de Alcalá de los Gazules' o cómo una mujer sencilla del siglo XIX descubrió su vocación tardía

María Ulloa, 'La partera', de Alcalá de los Gazules y el documento que acredita su trabajo

Francisco J. Jiménez

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Se llamaba María Ulloa del Castillo, pero se la conoció más como ‘La Partera’. Nacida el 29 de enero de 1887 en Utrera, emigró con 38 años junto a su familia, recalando en Medina Sidonia. En 1914 se había casado con Juan Rodríguez, carabinero de profesión, y este fue destinado a Medina, donde María montó un taller de bordados. Fue en esa localidad gaditana donde se inició como partera por medio de doña Josefa, la experta en partos del pueblo.

De la mano de Josefa descubrió una vocación tardía, y se decidió a hacer algo muy complicado en aquella época: conciliar los estudios con la crianza de sus hijos. Logró el título en 1926 después de estudiar en Cádiz durante tres años. Paz de la Rosa, una de sus nietas, destaca el mérito de su abuela: “La conocí cuando iba de visita a Alcalá de los Gazules de pequeña. Me contaron que cuando empezó a formarse tenía 39 años y que mi abuelo tuvo que hacer una carta dando permiso para que pudiera empezar a estudiar. Dejó a los hijos mayores con el padre en Medina y vivió con los pequeños en Cádiz mientras estudiaba”.

Una foto suya

Y fue en 1927 cuando llegó a la localidad de Alcalá de los Gazules para sustituir a la partera de entonces. Durante dos años vivió con sus hijos en Alcalá, pendiente del traslado de su marido. En 1934 fue nombrada matrona del Ayuntamiento de Alcalá y ejerció como tal durante 24 años. Después, siguió trabajando por libre hasta que, siendo ya mayor, casi perdió la vista. “En Alcalá había muchos cortijos y vivía mucha gente fuera del pueblo. Ha traído al mundo a tres o cuatro generaciones en 40 años ejerciendo. El último fue un primo de Alejandro Sanz. Mucha gente después de muerta ha pedido la foto de ella para que estuviera presente en el parto para que todo saliera bien”, explica su nieta. 

Los que la conocieron recuerdan que se caracterizó por ayudar a los más necesitados hasta el punto de buscar la ropa para vestir a los recién nacidos. Se recuerdan partos de dos y tres días y ella permanecía en las casas, acudiendo a la suya cuando podía para atender a su familia. La distancia tampoco era un problema porque se desplazaba a los campos, por donde estaba diseminada la población de Alcalá en aquellos tiempos. Iba a caballo cuando se le reclamaba, siempre pendiente de una posible llamada de la campanilla que tenía en su casa y que se tocaba desde la calle. La huella que dejó en el pueblo le hizo merecedora de una calle en su honor.

Claudia de la Rosa, bisnieta de ‘La Partera’, es una mujer del siglo XXI y en sus redes sociales valora lo que hizo una mujer del XIX. “Esto nos llena de orgullo a todos sus familiares. Ahora, décadas después, estos testimonios nos sirven de referencia y ejemplo de lucha. Una mujer, en los años veinte, casada y con hijos, se traslada a otra ciudad para ingresar en una carrera, accede a una profesión y la ejerce durante 40 años”.

Ahora la Diputación de Cádiz ha querido rendir homenaje a María Francisca Ulloa del Castillo. Lo ha hecho incluyéndola en un calendario feminista en el que cada mes se recuerda la figura de una o varias mujeres ligadas a la provincia que destacan por su carácter pionero. Bajo el título ‘Raíces’, esta mujer aparece en el mes de junio, donde se muestra también un perfil sobre su vida.

Este calendario se ha distribuido en Ayuntamientos y también en asociaciones de mujeres de la provincia con el objetivo de servir de herramienta para visibilizar a mujeres cuya labor no es suficientemente reconocida. Cuenta con ilustraciones originales de una quincena de mujeres, acompañadas con textos que presentan la semblanza de su vida y méritos. La agenda, así como el calendario, ambos con el lema ‘Anota la igualdad, es una tarea diaria’, se completan con una guía didáctica, pensada para el uso en el ámbito escolar, al adaptar los contenidos para acercar la vida de estas mujeres también en las escuelas.

Porque, como dice su bisnieta, “si estas mujeres, con todas las adversidades en su contra, hicieron cosas impensables para su época, ¿qué límites deberíamos tener ahora?”.

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