Quince días para “descambiar” el mundo

Conclusiones en la pared. Muchas cosas que hacer, pocas de ellas remuneradas. Más libres, más atados. Dos bombonas, un plan de choque. Desiguales para hoy, radicales del mañana, moderados con tomate, vamos a romper dos o tres lanzas por la estabilidad. Equilibristas todos, uníos. Tenemos quince días para “descambiar” el mundo.

A estas alturas de envenenado mensaje propagandístico sin fin, se amontonan las excusas terminadas en ismo: oportunismo, protagonismo, personalismo, siempre a la cabeza del vanguardismo, siempre con la retaguardia al liquindoi, ya sabe usted que el año entrante puede sorprenderle por detrás o por delante.

Decíamos ayer que hoy vale todo, incluso aprovecharse del error propio en beneficio ajeno. Y no hay presupuesto para carajotadas culturales. Vamos a llevarnos bien, vamos a llevarnos lo que haga falta.

Hay muchas maneras de perder amigos y ganar audiencia. En el trasmallo social o electromagnética plaza pública, convalidan algunos asuntos espinosos. Atrás quedan los tabúes acerca de la religión, los militares. Hoy, en lo mejor del querer, te juegas el prestigio y hasta la dignidad mediática hablando de Podemos o del Real Madrid. Prueba.

Susana va a dar la campanada, Susana cree que “internet no es periodismo”, Susana riñe a su séquito escaleras abajo. Susana es tan maternal que respira la mar de preocupada por España, la madre patria de Al Andalus, y a la mujer no le importaría gobernarnos como quien no quiere la cosa.

A todo esto, humor del bueno. El Tribunal de Cuentas Pendientes pregona en breve que las facturas de Podemos son dudosas, como los goles de Ronaldo desde el punto fatídico. Cristiano se casará de penalti injusto. Podemos presenta sus credenciales en los Lebreros, aquí hay lerele, el que no vuela, corre que se las pela, las castas del último. Monedero carece de cash, Monedero hace bueno su apellido, lo mismo que Tania. Y Bárcenas ya está en la calle, ñores, por una módica cantidad de silencio bien administrado. Todavía tienen un año los malandrines del bicuentismo para montar los papeles secretos de Podríamos. Será el Quince un ejercicio de cinismo, honestidad brutal y sopa de letras. Ahora o nunca, muchachos.

Mienten hasta los números. Montoro de Osborne coge por el cuello un puesto de trabajo, lo trocea en mil pedazos insignificantes y ya tenemos los nuevos datos del paro. Cayendo Del Guindos, perdemos el miedo a perder lo perdido.

Optimistas a más no poder, esperamos con ilusión que la parte contratante elija a partir de ya a los mejores, y que no se deje llevar por esta ola de amiguismo, enchufismo y demás ismos como el esclavismo, el surrealismo y el estilo con que los mediocres se rodean de gente gris y chungaleta.

Última hora: Floriano colaborará desinteresadamente en la campaña de Podemos. Es lo que tiene la confianza, da cargo de conciencia. Y el poder, tan tibio como atroz, otorga confianza a los que se trabajan tal consideración por la mañana, por la tarde y tal vez por fidelidad hiperbólica.

Por la manida libertad, mentada en vano por presunta seguridad, todos no somos Charlie, oh, Charlie Brown. Tampoco somos Nigeria. Ni Haití, ¿se acuerdan? No llegaron ni las cajas de campurrianas.

Días de pérdidas, futuros días de olvido. Tardes de lluvia, más leña al fuego. Este año nos vamos a reír. Querido pasado: tu miedo es mi esperanza.