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Calor extremo y sequía extraordinaria: así ha sido el 2021 meteorológico en Andalucía

Embalse de Iznájar (Málaga, Granada y Córdoba) en agosto de 2021 / Madero Cubero.

Carlos Puentes Luque

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Andalucía echa el cierre a 2021 con la vista puesta en los embalses. La situación de emergencia hidrológica que atraviesa la Cuenca del Guadalquivir, eje vertebrador territorial y principal reservorio hídrico de la Comunidad, ha protagonizado 2021 desde el punto de vista climatológico. Las escasas precipitaciones registradas a lo largo de todo el año han ido acrecentando la situación de sequía con el paso de los meses. Solo en la recta final del año las abundantes lluvias atlánticas han dado un ligero respiro a dicha situación, concentrando en apenas cinco días cerca del 10 % de las precipitaciones de todo el año.

La región se despide así del año que vio batir la máxima histórica nacional de temperatura por segunda vez en el último lustro, consolidando una tendencia en la que el futuro del territorio pasa por episodios extremos cada vez más frecuentes. El calor extremo y la sequía extraordinaria han sido los dos grandes protagonistas del año meteorológico andaluz. Síntomas aparentes de la situación de emergencia climática y que, a falta de estudios de atribución, sitúan a Andalucía como una de las regiones potencialmente más vulnerables ante los efectos del cambio climático.

Una primavera y un otoño extraordinariamente secos

Un análisis de la evolución estacional en las principales estaciones meteorológicas de la AEMET en Andalucía dibuja un mismo patrón, coincidente con las dinámicas atmosféricas que han dominado todo el 2021. Tras un invierno relativamente normal en cuanto a precipitaciones, con la borrasca ‘Filomena’ como gran referente por frío, lluvias y nevadas de toda la estación, la primavera y el otoño de 2021 mantuvieron un comportamiento extraordinariamente seco. Las lluvias en la mayor parte del territorio durante dichas estaciones se situaron de manera aproximada en la mitad de lo que debería haber llovido un año normal.

La primavera climatológica de 2021, medida entre el 1 de marzo y el 31 de mayo, dejaba unos registros medios para las principales estaciones meteorológicas de toda la depresión del Guadalquivir en torno a un 50 % por debajo de la media. Destacó en dicho periodo la capital gaditana con un 73 % por debajo de los registros habituales según datos de la Agencia Estatal de Meteorología. Solo se salvó durante dicho periodo el litoral mediterráneo y parte del interior granadino, con unos registros dentro de los valores medios para el periodo de referencia entre 1981 y 2010, destacando el caso de la capital almeriense, donde los 85 mm de acumulado representaron un 88 % más de lo normal.

Los datos de la primavera de 2021 dibujan a la perfección el panorama que desde finales de febrero hasta principios de junio dominó la atmósfera peninsular. La dinámica de llegada de danas aisladas hasta el entorno de la Península Ibérica se encuentra detrás del desequilibrio pluviométrico en Andalucía. El descuelgue hasta el arco mediterráneo de estas áreas de baja presión aisladas de su entorno facilitó durante buena parte de la primavera de 2021 la formación de tormentas y chubascos en la mitad oriental con escaso e irregular reflejo en el resto del territorio.

Sin embargo, lo que ha terminado por dar la puntilla a la situación de sequía en toda la región han sido los tres meses del otoño climatológico. Entre septiembre y noviembre de 2021 los principales observatorios andaluces registraron de media casi un 64 % de déficit hídrico respecto a los valores normales. Todas las estaciones principales han presentado un déficit severo durante una de las estaciones climatológicas más lluviosas del año, destacando el caso de la capital malagueña con menos del 10 % respecto a lo habitual, seguidas de Cádiz y Huelva con un 23 y 28 % respectivamente en comparación con valores normales.

La extrema sequedad del otoño climatológico se debe en buena medida a la prolongada situación de bloqueo anticiclónico que, desde el mes de septiembre, y hasta mediados de diciembre, ha condicionado la atmósfera peninsular. Como una prolongación de los meses de verano, el anticiclón de las Azores se mostraba impenetrable al paso de las borrascas atlánticas. Solo el desplazamiento de alguna vaguada de escasa importancia por el norte peninsular, y el cada vez más frecuente descuelgue de bajas aisladas, dejaron precipitaciones en ocasiones muy aisladas, con un único episodio de precipitaciones generalizadas durante el puente del 1 de noviembre.

Las reservas hidrológicas al 31 % de su capacidad total

El carácter extraordinariamente seco del otoño ha dejado a la mayor parte de las cuencas hidrológicas de la región en situación de emergencia. Destaca aquí la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), que abastece a 4,1 millones de habitantes, y que el pasado 2 de noviembre tenía que decretar la situación de sequía extraordinaria en el 80 % de su cuenca.

A cierre de año, las reservas hídricas andaluzas apenas superan el 31 % de su capacidad total, lo que representan cinco puntos menos que en el cierre de 2020 (36.4 %) y un 27 % menos que la media del agua almacenada en los últimos 10 años. Especialmente preocupante sigue siendo la situación en las provincias de Córdoba y Jaén, principales reservorios de la cuenca, que representando el 70 % del total se sitúan por debajo del 25 % de almacenamiento.

Sin embargo, las abundantes precipitaciones registradas en la recta final del año han supuesto un importante punto de inflexión en algunas de las demarcaciones hidrográficas de la región. Destaca la situación de los embalses sevillanos, que han recuperado más de cinco puntos hasta situarse por encima del 50 %. Muy similar es la situación en las cuencas onubenses del Tinto, Odiel y Guadiana alcanzando a finales de diciembre la mitad de sus reservas totales.

Detrás de dicho cambio de tendencia, extensible en menor medida al resto de la geografía andaluza, está el notable cambio de patrón vivido en la dinámica atmósfera del Atlántico Norte desde en el último tercio de diciembre. El desplazamiento de las altas presiones hasta latitudes septentrionales ha permitido romper el bloqueo en una tendencia que recuerda mucho a la vivida a finales de 2009.

De ‘Filomena’ al calor extremo de agosto

Además de la falta lluvia, el 2021 ha dejado un gran hito en la meteorología andaluza. Aunque el comienzo del año estuvo eclipsado por los efectos de la borrasca ‘Filomena’, en Andalucía el gran protagonista del año meteorológico se lo llevó un episodio sin nombre propio. Entre las jornadas del 13 al 16 de agosto una advección cálida de origen sahariano dejó registros extremos por calor a lo largo y ancho de toda la Comunidad andaluza. Dos datos destacan sobre el resto: los 30.2 grados de mínima vividos durante la noche del 13 de agosto en la capital jiennense y los 47.4 °C registrados en la localidad cordobesa de Montoro el 14 de agosto, nueva máxima nacional jamás registrada de manera fiable en la red de estaciones meteorológicas de la AEMET. Junto a Montoro, multitud de otras estaciones andaluzas superaron la barrera de los 45 y 46 grados, dejando en conjunto una de las peores olas de calor vividas en el sur de la Península desde que existen registros históricos.

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