“Gerocultores”, la categoría profesional para residencias de la que desconfían los sindicatos andaluces
Los sindicatos y los trabajadores de las residencias de mayores públicas de Andalucía están preocupados por los planes del Gobierno regional de crear una nueva categoría profesional. El borrador, sobre el que trabaja la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales de la Junta de Andalucía para redactar el sexto convenio que regule a estos centros y al que ha tenido acceso este medio, propone la figura del “gerocultor” que, resumidamente, es un trabajador que realiza funciones de auxiliar de enfermería y de auxiliar sanitario, es decir, todas las funciones. De hecho, equipara ambas categorías, lo que genera rechazo entre los primeros. Mientras que un auxiliar de enfermería tiene formación para hacer curas o medicar a una persona, un sanitario tiene funciones más básicas que son básicamente de acompañamiento. Los sindicatos CSIF y UGT denuncian que la propuesta es un “cajón de sastre” para “recortar personal” y “aumentar la carga de trabajo”. La Junta, por su parte, dice que “ahora mismo” no se está valorando la creación de esta categoría.
La polémica tiene muchas aristas porque las residencias de mayores están cambiando con el paso de los años. Tal y como recuerdan fuentes de CSIF y UGT, las personas que se internan ahora en estos centros llegan con “menor movilidad” y más necesidad de cuidados. Esto ocurre porque las familias optan cada vez más por la ayuda a domicilio y por evitar hasta el final que su abuelo o abuela acabe ingresando en una residencia. Una realidad que hace que el personal deba tener una mayor especialización para atender a los mayores porque requieren de más tiempo para ser aseados o para darles de comer. Sin embargo, la creación de la figura del “gerocultor”, que ya existe en las residencias privadas, choca con esa necesidad porque a medio plazo acaba utilizando menos plantilla: estos profesionales engloban funciones de otros puestos de trabajo que no son siempre compatibles.
Chari Martoran, portavoz regional de UGT en el ámbito de las residencias de mayores, asegura que desde su central sindical no se oponen a que haya gerocultores en estos centros, pero sí a que sean sustitutos de otros trabajadores. “El borrador que propone la Junta imita a muchas residencias que existen en Madrid y en la zona central de la península Ibérica”. Entre las cuestiones que se fijan en este proyecto y que son parte de la polémica, destaca sobre todo que auxiliares de enfermería y auxiliares sanitarios pasarían a ser gerocultores, pese a que los segundos solo necesitan el graduado escolar para acceder a su puesto de trabajo y los primeros hacen, al menos, un grado medio. Además, la Junta plantea que los nuevos gerocultores presten una amplia variedad de servicios, entre los que se incluyen funciones incluso de los asistentes técnicos sanitarios (ATS).
Miles de puestos de trabajo en juego
Según las cifras que maneja UGT, la propuesta pone en peligro a unos 3.000 auxiliares de enfermería de toda Andalucía porque “ancla al colectivo” al cambiar su categoría profesional y dificultarle cambiar de sector. “La gran mayoría de las auxiliares de enfermería tiene una media de 50 años, tienen posibilidad de moverse a otros ámbitos, pero si se les convierte en gerocultores se quedan sin su categoría y no pueden cambiar a otros empleos dentro como auxiliares”, argumenta Chari Martoran. Por otra parte, a medio plazo puede suponer un recorte encubierto no solo de plantilla, sino también de los salarios al equiparar una categoría profesional más baja en cuanto a la relación de puestos de trabajo (RPT) como es la sanitaria con otra más alta como es la de enfermería en la que los profesionales perciben más sueldo.
Según Chari Martoran, las negociaciones se llevan produciendo desde hace varios meses y desde la Junta se ha convocado a los sindicatos tanto de manera colectiva como individual encontrándose con el rechazo frontal a la propuesta. Incluso hay profesionales ATS que se plantean denunciar al Gobierno andaluz si al final saca adelante el borrador “por invadir sus funciones”, explica Martoran. “Nosotros le propusimos que hiciesen una valoración de puestos para que se viera qué trabajo hace cada uno porque los de enfermería hacen mucho trabajo y los sanitarios hacen menos. No nos oponemos a que las gerocultoras puedan trabajar en las residencias, pero tienen que ser como un apoyo no como sustitutas y chicas para todo. Las auxiliares ya tienen mucha carga de trabajo y se les quiere cargar con más”.
Laura López es una de esas auxiliares que conoce de cerca cómo se trabaja en las residencias y lo que supone la creación de los gerocultores. Como profesional del sector sostiene que “una gerocultora lo mismo te está tratando a un abuelo que está limpiando, en la cocina o haciendo de todo”. Recuerda que esta categoría está pensada para acompañar y cuidar al mayor, no para hacer todas las funciones que se suelen recoger en esta especialidad y que se contienen en el borrador de la Junta. Laura pone el ejemplo de las residencias privadas donde “no se contrata a técnicos y sí a gerocultores para hacer curas o dar medicación cuando no están preparados para eso”. A su juicio, “es un peligro muy grande porque puedes estar poniendo un medicamento sin hacerlo bien y puedes provocar un derrame a una persona”.
Trabajadores “para todo”
“Como gerocultora he hecho de todo. Desde levantar a los pacientes o asearlos hasta limpiar habitaciones y cuartos de baño”, explica Cristina Salazar, que trabaja en esa categoría en una residencia privada. Como profesional, también ha estado ejerciendo como empleada de ayuda a domicilio, por lo que sabe la presión y la carga de tareas que tienen que asumir. “En una ocasión me hicieron limpiar las hojas de una planta una a una”. Cuenta que como gerocultora percibe 900 euros netos al mes, “trabajando los siete días de la semana con dos o tres descansos”. Mientras que un auxiliar puede cobrar 1.200 euros al mes en las residencias públicas. Su experiencia sirve como ejemplo de lo que rechazan trabajadores y sindicatos.
CSIF y CCOO también se oponen al borrador que presenta la Junta porque entienden que la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales lo que quiere es crear una figura que sirva de “chico para todo”. Precisamente, José Flores de CCOO argumenta que el verdadero problema que afrontan las residencias de mayores es que “faltan plazas de auxiliares de enfermería” y que la solución tiene que ir encaminada en aumentar esa dotación. “Hay dos sentencias en Córdoba contra la Junta por querer obligar a auxiliares de enfermería a hacer funciones inferiores”, recuerda. Por su parte, CSIF propone que estos auxiliares no solo no sean degradados a la categoría de gerocultores, sino que se actualice su situación laboral de acuerdo con la realidad en la que están.
La idea es “renombrar a los auxiliares como Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería (TCAE), al igual que ya ocurre en el ámbito sanitario, y reclasificarlos en el Grupo III porque resulta más acorde a la situación social, académica y laboral actual. En ese caso sí cabría crear la categoría de gerocultor y englobarlo en el Grupo IV, aunque siempre al margen del auxiliar de enfermería, de modo que las funciones que ejercen cada uno se complementen y las personas residentes reciban la atención adecuada”. Fuentes de CSIF reclaman “un modelo claro que defina el perfil de los centros ahora que se ha elevado la esperanza de vida y la tipología de los residentes no es la misma que antes, sino más dispar. En la actualidad, en un mismo espacio cohabitan mayores con problemas de dependencia, ancianos con diferentes patologías o residentes más jóvenes que han sufrido exclusión social”.
Por su parte, desde la Consejería niegan que se vaya a crear esta categoría y argumentan que “ahora mismo” no está en los planes. Sin embargo, ese discurso choca con el borrador sobre el que se lleva meses trabajando y con la intención que tienen en la Junta de copiar un modelo que ha fracasado en comunidades como Castilla y León, según denuncian los sindicatos. “Andalucía tiene profesionales muy buenos en sus residencias públicas de mayores porque se dedican y se especializan en sus tareas para cuidar a las personas. No podemos perder eso porque, entre otras cuestiones, ha sido el motivo de que haya habido tan pocos casos de Covid en estos centros en comparación con otros lugares de España”, sentencia Chari Martoran de UGT.
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