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Los ecologistas denuncian que la actividad industrial está secando un humedal de Granada con millones de años

Los propietarios de la zona están drenando el agua para utilizar los terrenos de forma agrícola

Álvaro López

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Mucho antes de que ningún ser humano pisara la Tierra, en lo que hoy es el norte de la provincia de Granada, había un gran lago. Una vasta extensión de agua que moldeó la flora y la fauna que ha llegado hasta nuestros días y cuyos vestigios aún pueden disfrutarse en algunos lugares como el humedal del Baico, situado en el término municipal de Baza. Sin embargo, asociaciones ecologistas denuncian que la actividad industrial está acabando con este enclave que tiene millones de años de antigüedad y una serie de especies singulares y de especial protección.

La zona en conflicto era un gran lago interior que estaba conectado con el río Almanzora. Aquel valle se cerró y así surgió la laguna que también acabaría rompiéndose por el oeste arrastrando sedimentos y creando la orografía desértica de la que hace gala el Geoparque de Granada. Posteriormente, el paso del tiempo, la falta de precipitaciones y la sequedad del terreno provocaron que se creara el humedal que conocemos como el Baico. Un criptohumedal cuya agua mana del suelo en una capa casi superficial y que ahora corre peligro.

José Ángel Rodríguez, portavoz de la plataforma ecologista Proyecto Sierra de Baza, es una de las personas que más está luchando para evitar que el Baico se seque. Explica que la situación actual es consecuencia de la “dejadez” de las administraciones que no han actuado para evitar que la actividad industrial drene el agua subterránea del humedal. Como los terrenos no son públicos, sino que pertenecen a empresas y particulares, el daño que se está haciendo es importante. “Las primeras agresiones empezaron en los años 70 con la construcción de zanjas con mulas y ha seguido hasta nuestros días”. Dice que el objetivo que persiguen estas actuaciones es “secar el territorio porque el agua que mana es salada y no es apta para terrenos agrícolas. Si lo drenan pueden explotar la tierra”.

Un enclave singular

Sin protección de ningún tipo, más allá de estar incluido en el catálogo de humedales de la Junta de Andalucía, la pérdida del Baico supondría decir adiós a una flora y a una fauna muy singular entre la que se encuentra el galápago leproso o la garcilla cangrejera, asegura Rodríguez. Especies que no son comunes en estas latitudes y que suman un valor intangible a la naturaleza granadina. “Estamos destruyendo un ecosistema de millones de años”, lamenta José Ángel Rodríguez. Mostrando fotografías de hace tan solo una década, se aprecia cómo se ha perdido gran parte del agua que había, aunque explica que aún hay una cantidad bajo la superficie.

Sin tiempo que perder para salvar el Baico, el portavoz del Proyecto Sierra de Baza cree que hay que actuar pronto: “Aquí hay dos administraciones que tienen competencia directa: el Ayuntamiento de Baza y la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Se han comprometido a recuperarlo y a ponerlo en valor, pero aún no ha pasado”. Además, como los terrenos que hoy ocupa el humedal son de propietarios privados, Rodríguez sostiene que “hacen lo que les da la gana porque tampoco nadie les dice lo contrario”. “Si no se recuperó cuando era fácil, ahora que se ha hecho un daño importante, es muy complicado”.

“Aquí no hay ningún humedal”

Antonio, uno de los propietarios de los terrenos cuyo nombre es ficticio porque no desea revelar su identidad, rechaza la actitud de los ecologistas sobre el humedal. Asegura que se está exagerando sobre ese terreno porque “aquí no hay agua ni nada. Solo una acequia que pasa por los bancales con el agua sobrante de los regantes”. A su juicio, se está mintiendo utilizando montajes de fotografías en las que se ve cómo hay muchos animales en el humedal. “Aprovecharon los años en los que llovía para publicar imágenes manipuladas, pero cuando lo hemos puesto en conocimiento de los abogados no han conseguido nada”. Admite que el Ayuntamiento de Baza se ha puesto en contacto con ellos y que juntos han visitado la zona. “Ellos mismos han visto que aquí no hay nada y lo han entendido”.

“Los ecologistas nos tienen un poco hasta los mismísimos”. Antonio dice que el terreno se “empantana de agua” y que eso es lo que engaña a la gente. “Algunas fotos que se han publicado no son ni siquiera de esta zona”. El agricultor recuerda que cuando ha dejado de llover, allí no ha vuelto a haber agua. “Los ecologistas intentaron expropiárnoslo y querían quitarnos las tierras por las malas, pero eso es una propiedad privada que tiene dueños. Yo hago con mi terreno lo que me da la gana porque es mío. Sembramos y lo usamos para trabajar”.

La responsabilidad de las administraciones

Por su parte, el Ayuntamiento de Baza sí reconoce la singularidad del terreno y su importancia patrimonial. El alcalde de la localidad, Manuel Gavilán (PSOE), aclara que tienen interés en recuperarlo, pero que “podemos hacer poco porque ni siquiera está protegido y sus dueños son propietarios privados”. El regidor lamenta que no se hayan hecho avances para ver cómo se puede solucionar el futuro del humedal y avanza que está en conversaciones con la Junta de Andalucía para poner en marcha un equipo de trabajo.

Gavilán dice que se ha reunido también con los propietarios y que algunos de ellos se han mostrado “abiertos” a llegar a una solución, aunque no se ha concretado nada. “Igual es una barbaridad lo que decimos, pero podría liberarse una parte del terreno para protegerlo y que el resto siguiera teniendo actividad industrial”. En todo caso, remarca, el futuro de este enclave natural pasa porque todas las administraciones y personas implicadas asuman su parte para sacarlo adelante.

Competencias

En ese sentido, la Consejería de Agricultura de la Junta de Andalucía admite que el humedal no tiene protección específica pero que sí está cubierto por el artículo 8 de la Ley de Protección de Flora y Fauna de Andalucía, “por lo que cualquier intervención que suponga un menoscabo o infracción de esta Ley se abrirá un expediente como en cualquier otro lugar”. Fuentes del Gobierno andaluz insisten en que se hacen trabajos de “vigilancia y control” de este y otros entornos naturales de la provincia, pero que están limitados porque no es terreno público.

“El Baico es una extensión de terreno de varios particulares, por lo que la administración ambiental no puede ejecutar actuaciones de conservación en el mismo. En cuanto al control del agua y su gestión corresponde a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, por encontrarse los terrenos en dicha cuenca”. Al respecto, la Confederación niega que tenga potestad alguna sobre este lugar y señala que la competencia “exclusiva” recae sobre la Comunidad Autónoma y, por lo tanto, sobre la Junta de Andalucía. 

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