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Navantia deberá indemnizar a la familia de otro fallecido por inhalar el polvo mortal del amianto

PP-A insta a la Junta a reivindicar la contratación inmediata de carga de trabajo para astilleros de Navantia

Jorge Garret

El gaditano Jerónimo Álvarez Pala trabajó en el astillero naval de Matagorda, en Puerto Real, entre 1957 y 1963, alistado en la plantilla de Astilleros Españoles o a través de varias empresas auxiliares que prestaban servicio en los diques gaditanos. Jerónimo era andamiero y soldador, y parte de su faena consistía en cortar o desforrar tuberías cubiertas de amianto que se desprendía de las estructuras como copos de nieve, por lo que inhaló una cantidad indeterminada de este polvo tóxico. El operario se jubiló en 1983, aunque ya había firmado una sentencia de muerte prematura por cáncer de pulmón que se hizo efectiva el 27 de julio de 2011.

Ahora, el Juzgado de lo Social número 2 de Cádiz ha dictado una sentencia en la estima que Astilleros Españoles no tomó las suficientes medidas de protección de su plantilla pese a que conocía los riesgos del polvo de amianto sobre la salud. Por ello, condena a Navantia e Izar (herederas del conglomerado naval) a indemnizar con 100.000 euros por daños y perjuicios a la viuda y los dos hijos del fallecido.

La sentencia, publicada por el Bufete Ortiz Abogados, refuerza la tesis condenatoria iniciada hace tres años contra Navantia por los casos de enfermedades pulmonares de tardío desarrollo en trabajadores de la Bahía de Cádiz. En julio de 2011 se produjo la primera de ellas: Navantia fue condenada a indemnizar a la viuda y los hijos de Joaquín Otero Trujillo, soldador en los astilleros de Cádiz y Puerto Real entre 1956 y 1969 que, a causa del trato con el amianto, también desarrolló un mesotelioma de pleura, un tipo de cáncer en el que las células cancerosas invaden el tejido que recubre los pulmones. Otero Trujillo falleció en febrero de 2009.

Hay varias decenas de probables afectados por el asbesto en la Bahía y varias causas más abiertas en los tribunales. La jurisprudencia tanto del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía como del Tribunal Supremo en casos de muerte por amianto en entornos industriales en el resto del país es cada vez más amplia. Un informe de Comisiones Obreras cifra en más de 10.000 el número de operarios de los astilleros gaditanos que estuvieron en contacto con esta fibra natural sin las medidas de protección adecuadas. En España, hay más de 60.000 trabajadores afectados (cerca de 500, con cáncer) afectados por este material, agrupados en la confederación Avida.

Un mes antes del fallecimiento de Jerónimo Álvarez Pala, su esposa recibió un informe del Hospital Universitario Puerta del Mar de Cádiz en el que se ponía de manifiesto que la enfermedad profesional de Jerónimo estaba originada en su exposición al polvo de asbesto. Aunque la Seguridad Social denegó en primera instancia contingencia profesional de la viudedad, el Equipo de Valoración de Incapacidades (EVI) sí aceptó como causa del fallecimiento la enfermedad profesional. Esto sirvió a la familia para emprender las acciones legales que ahora se saldan con la indemnización.

Riesgo conocido

El tribunal recuerda que la peligrosidad del amianto se conoce desde finales de la década de los años veinte. En su sentencia, concluye que “en la actividad productiva existía un elemento nocivo conocido por la empresa (el amianto) y que, de hecho, en la propia empresa existía una normativa protectora superior a veces a la normativa obligatoria que explicaría la ausencia de sanciones de la Inspección de Trabajo, ni procedimiento por recargo debido a falta de medidas de seguridad. Sin embargo, esto no le exime de un nivel de cumplimiento suficiente, dado que se ha demostrado el daño para el demandante y otros muchos trabajadores”. Estos condicionantes sí han atenuado la pena, desde los 200.000 euros que solicitada el demandante.

CCOO, en colaboración con Navantia, presentó a la Junta de Andalucía en 2010 un registro con los datos de los más de 10.000 trabajadores de los astilleros gaditanos que estuvieron expuestos al amianto durante desde 1960 hasta las primeras restricciones expresas sobre su uso, en 1982 (este material no fue prohibido en la industria hasta 2002).

La administración sanitaria realiza controles periódicos a los trabajadores jubilados, mientras que Navantia hace lo propio con los que aún están en activo (medio millar). Un estudio del Servicio de Neumología del Hospital Puerta del Mar presentado a principios del año pasado relevó que el 85 por ciento de las personas postexpuestas a la inhalación de fibra de amianto de la zona de la Bahía de Cádiz ha desarrollado alguna patología respiratoria: el 10% de ellos (se examinó a 606 pacientes, 478 exoperarios de Astilleros), sufrió cáncer de pulmón. Existe una consulta monográfica de atención integral a estos afectados desde 2006.

“Son muchas las familias afectadas por el contacto con el amianto de los extrabajadores de Astilleros de las décadas de los 50 en adelante, si bien hay que tener en cuenta que la asbestosis es una enfermedad latente y silente que en muchos casos puede no haber dado aún la cara”, advierte el letrado Juan Manuel Priego, del Bufete Ortiz Abogados.

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