De ruta 'halal' por Granada
Andalucía en general y Granada en particular se han convertido en un destino preferente del turismo musulmán. La ciudad atrae por igual a viajeros alemanes que turcos, malayos o cataríes dispuestos a compartir lazos históricos y culturales, y el estómago siempre es un buen lugar por el que comenzar.
El centro histórico de la ciudad ha ido ampliando en los últimos años su oferta de comida halal, más allá de los omnipresentes shawarmas. El restaurante Arrayanes, situado en pleno barrio del Albaicín y a pocos minutos del centro, es el marroquí más conocido para comer a todo lujo, interesante para el turista musulmán pero también para los viajeros de cualquier otra nacionalidad que sean amantes de la gastronomía.
De hecho, Arrayanes aparece en la mayoría de las guías sobre la ciudad nazarí marcado en rojo: es uno de los pocos lugares para comer como en Marruecos pero fuera de Marruecos. La dieta dista de la de los antiguos nazaríes o del Al-Ándalus omeya (para eso quizás se puede subir al restaurante del Parador de la Alhambra y pedir su célebre menú nazarí), pero para el viajero que quiera sentirse émulo de Washington Irving puede merecer la pena acercarse a este restaurante para disfrutar de platos poco comunes en nuestro país.
Ahmed Benattia, de la agencia de viajes Simurk, especializada en países árabes, explica que para los propios viajeros conocer esas rutas es “un reto”. “El objetivo es evitar que, si la gente viene desde Catar o Indonesia, se pase el viaje comiendo shawarmas porque no se fíe de lo que le puedan servir. Son grupos con poder adquisitivo, así que no les importa gastarse lo que haga falta en un menú si respeta lo indicado por su religión”, explica Benattia. En general, las agencias intentan “que tengan una experiencia de la cultura española lo más completa posible, y eso tiene que incluir la comida”.
Por eso, los bares típicamente españoles están incorporando platos y menús halal friendly. Un ejemplo es el caso del Restaurante Carmela. Justo en el borde entre el centro y la antigua judería, hoy el barrio del Realejo, este negocio ha introducido platos y tapas de comida española pero que respetan el halal con el objetivo de ofrecer una experiencia gastronómica al turista musulmán sin que tenga que incumplir ningún precepto religioso.
En el Carmela explican que también están estudiando incorporar menús kosher (el restaurante está situado en el viejo barrio judío), pero que es “mucho más complicado”. “Sí que vienen grupos de turistas desde países árabes a los que es posible atender. La idea es ir ampliando y que tengamos cada vez más platos con cordero o pollo y menos con cerdo. No es fácil: tenemos el cerdo en muchas recetas, bastantes salsas son con alcohol... pero es posible adaptar platos típicos andaluces”.
También están las opciones low cost, como la franquicia FresCo, especialista en menús baratos y sanos para turistas. El local de Granada ha incorporado varios platos de comida española que respeta los preceptos del halal, sea la paella o el pollo al limón. Una de las encargadas es marroquí y respeta la dieta halal, por lo que la adaptación ha sido muy natural.
No muy lejos, en calle Elvira, repleta de kebabs y shawarmas, sobrevive el pequeño y barato restaurante Tajine Elvira, de menú marroquí. Allí es donde van a comer los encargados de los bazares de la zona e incluso quienes regentan los propios kebabs. La carta ofrece tajines de todo tipo, como indica el propio nombre del local, y clásicos kebabs pero cocinados más al gusto del norte de África (los del resto de la calle son productos de comida rápida y aquí uno se para a saborear).
En la calle Jardines, ya en el barrio de la Magdalena pero dentro del centro histórico, no muy lejos de la Plaza de Gracia, se encuentra el Oum Kalsum. Bautizado con el nombre de la célebre cantante egipcia, es un bar para jóvenes y estudiantes como hay mil en la ciudad pero con una peculiaridad: las tapas de la casa acompañan a cada consumición forman parte de un menú es a base de platos típicamente árabes y egipcios.