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Sánchez cierra el círculo del susanismo en Andalucía y lanza la campaña electoral de Espadas: “Juan en San Telmo y yo en Madrid”

Juan Espadas y Pedro Sánchez, en la clausura del 14 congreso del PSOE andaluz.

Daniel Cela

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Si hubiera que elegir un solo episodio para localizar el origen del largo enfrentamiento entre Pedro Sánchez y Susana Díaz, quizá tuvo lugar en un pequeño municipio de Almería, Vícar, durante el primer mitin de campaña de las elecciones andaluzas de 2015. La ex presidenta andaluza había adelantado los comicios para frenar el auge de Podemos, pero también porque su aspiración a medio plazo era consolidarse en las urnas y enfilar su carrera política hacia Madrid, hacia la secretaría general del PSOE. En aquel mitin estaba Pedro Sánchez, el líder socialista inestable al que ella había apoyado coyunturalmente. Sánchez intervino en aquel mitin y, para sorpresa de todos, lanzó un mensaje que Díaz recibió como una “provocación”: “Susana, tú en San Telmo y yo en Moncloa”.

Tardó tres años, una dimisión forzada por sus compañeros, unas primarias contra Díaz a cara de perro y una moción de censura contra el Gobierno de Mariano Rajoy en llegar a la Moncloa. Si hubiera que elegir el último episodio de aquel largo enfrentamiento quizá sea el que acaba de tener lugar en la clausura del 14 congreso regional del PSOE andaluz, que acaba de elegir a la nueva ejecutiva de Juan Espadas, y cerrar definitivamente el círculo del susanismo, que sale difuminado del todo en este congreso: “Juan, vas a ser el próximo presidente de la Junta de Andalucía. Lo vamos a hacer Juan y yo, él en San Telmo y yo en Madrid”. Un paralelismo de seis años, con la ex presidenta andaluza como invitada de honor en la primera fila del plenario, ya sin poder institucional ni orgánico (Díaz es senadora).

El presidente del Gobierno ha acudido al cierre del congreso de Espadas con la tranquilidad de que la federación andaluza, la más numerosa de España, ya no ejerce de contrapeso a su poder en Ferraz. “Estamos en sintonía”, dice la nueva dirección. El todavía alcalde de Sevilla es secretario general, entre otras cosas, por mediación directa de Sánchez. El líder del PSOE ha supervisado la transición desde la distancia y ha venido a relanzar a la nueva federación andaluza para que recupere el poder. A Espadas le ha prometido sumarse “como uno más” a la campaña de unas elecciones que apuntan mal para los socialistas, según todas las encuestas publicadas. “Me vas a tener como uno más para que cuando se convoquen las elecciones volvamos a ganar, y el PSOE sea la primera fuerza en Andalucía”, dice Sánchez.

“Orgullo y esperanza”. Son las dos ideas que el secretario general del PSOE andaluz, Juan Espadas, ha querido destacar del 14 congreso regional del partido, que ha avalado a su nueva ejecutiva con el 84% de los votos. El resultado ha quedado muy por debajo del que obtuvo el equipo de Susana Díaz en el último congreso (91,1%) hace cuatro años, evidenciando que las heridas internas aún están recientes y no han cicatrizado. Antes de anunciarse el resultado, Espadas cerró su discurso de clausura con un grito de “fraternidad”. “Somos una familia, saldremos de aquí como una piña. Ningún compañero enfrentado a otro. Lo demás no importa”, dijo. Esta semana anunciará que deja la Alcaldía de Sevilla para centrarse en el partido al 100%.

El último enfrentamiento entre sanchistas y susanistas, plasmado en las primarias entre Espadas y Díaz, ha dejado un partido agotado, después de años enfrascado en el guerracivilismo interno. El 14 congreso regional del PSOE andaluz tenía como cometido “resetear” el proyecto político, “relanzar” el partido y “movilizar” a sus 46.000 militantes para recuperar el Gobierno en las elecciones de 2022. La clausura ha “reseteado” y corregido en parte el mensaje implícito que, sin quererlo, sonó atronador en la jornada previa: ese borrado masivo de los 29 años de gobiernos que encadenaron Manuel Chaves, José Antonio Griñán y Susana Díaz. 

El nuevo PSOE andaluz se olvidó conscientemente de su “herencia recibida”, los dos ex presidentes que gobernaron durante 23 años Andalucía, y que ahora están condenados por el macrofraude de los ERE; y los seis años de Díaz, marcados por su pulso interno contra Pedro Sánchez por el control del partido. Esos años, que definen todo la historia del socialismo andaluz -los aciertos y los errores- le pesa al PSOE como una losa desde que perdió el Gobierno y ejerce una inane oposición al Gobierno de Juan Manuel Moreno. Pero no nombrar a Chaves, a Griñán ni a Díaz, no citarles, no invitarles e incluso esconder sus fotos en los pasillos del congreso sus fotografías provocó el efecto contrario: un enorme elefante en el centro del salón plenario que difícilmente dejaba ver todo lo demás.

Espadas se dio cuenta y este domingo apeló al “orgullo de ser socialista” y reivindicó la memoria de Chaves y de Griñán, aunque sin nombrarles. “Estoy orgulloso de esos gobiernos socialistas, con mi gente, con la que trabajé, con la que colaboré, y a los que quiero. Hoy con Susana Díaz, pero también con todos los demás. Lo digo alto y claro. El PSOE se merece un respeto”, gritó, reconociendo el “esfuerzo y el sacrificio” de la ex presidenta andaluza, que ha acudido sólo a la clausura por petición expresa del secretario general. Sánchez también reconoció la labor de la ejecutiva saliente y agradeció su esfuerzo a Díaz.

La dificultad de retratar esa “fraternidad” y “unidad” a la que ha apelado Espadas y todo su núcleo duro durante el congreso ha quedado retratada en la votación de la nueva ejecutiva: un 84% es un resultado alto, pero de los más bajos que ha obtenido la dirección del PSOE andaluz en muchos años. El susanismo ha sido barrido, pero aún ha dejado una impronta en la votación que demuestra su cabreo por la falta de integración en la ejecutiva. Hay cuatro de los ocho secretarios provinciales andaluces, los más afines a Díaz, pero en puestos secundarios (lo que antes era una vocalía ahora se transforman en secretarías muy concretas). Para cubrir todos los frentes abiertos se ha diseñado una ejecutiva mastodóntica, con 60 miembros -frente a los 42 de la anterior, que ya era muy grande- y mayor incluso que la dirección federal.

La persona fuerte del núcleo duro de Espadas será la jiennense Ángeles Férriz, que controlaba como portavoz el grupo parlamentario socialista, y ahora los engranajes del partido, como nueva vicesecretaria general. A su lado estará el secretario de Organización, el granadino Noel López, y nueve directores de área que conformarán el núcleo permanente de la ejecutiva. Por debajo hay 47 secretarías o subniveles. Hay 13 alcaldes en el círculo de confianza del secretario general, que harán las veces de comité de campaña para las próximas elecciones andaluzas y para recuperar el pulso de la calle: “Es el equipo más potente de política municipal que ha tenido nunca el PSOE”, concluye Espadas. El objetivo es recuperar a esos 400.000 votantes socialistas que abandonaron el partido en los comicios andaluces de 2018, pero votaron a Sánchez en las generales unos meses después.

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