La Acampada Dignidad hace una “Ruta de la Estafa” para denunciar los abusos de los bancos

José María tiene 65 años. Es un profesor de Historia ya
jubilado que vive en la Plaza de Andalucía de Córdoba. Paga una hipoteca por
un piso que compró hace ocho años y que, ahora con la bajada de precios por el
pinchazo de la burbuja inmobiliaria, si quiere venderlo, el banco lo valora en
la mitad del dinero que le costó. Él mismo pone su ejemplo como “prueba” de la “estafa
de la banca y la deuda“ en la que se ha convertido el rescate bancario en
nuestro país. “Me siento estafado”. Pagar antes el doble que ahora por un piso “es
robarme, sencillamente. Y mientras tanto, el Gobierno sigue dando dinero a los
bancos“, denuncia ante eldiario.es/andalucia.
José María forma parte de un grupo de activistas de la
Acampada Dignidad, que desde el 4 de octubre ocupan el colegio Rey Heredia en
Córdoba para destinarlo a los colectivos sociales y que, entre sus actividades, este jueves han
realizado una particular “Ruta de la Estafa” para denunciar lo que consideran
abusos de los bancos sobre los ciudadanos. Banco a banco, los integrantes de
esta particular ruta han informado a los vecinos y transeúntes frente a las
oficinas de entidades como el BBVA, Santander, Cajasur o La Caixa, entre otras.
“Más que crisis estamos viviendo una estafa de los poderes
financieros y la banca“, señalan desde la Acampada Dignidad. ”Se han inyectado
miles de millones de euros a los principales culpables de la crisis“, añaden
para denunciar que “la prioridad” para los distintos gobiernos “fueron los
bancos y no la ciudadanía que en general tiene muchas peores condiciones de
vida“.
Jubilados y jóvenes compartiendo su denuncia
Jubilados y jóvenes compartiendo su denuncia
“Es imposible no luchar contra eso y quedarse quieto”,
cuenta este jubilado que se echa a la calle “para dar mi testimonio y que la
gente se conciencie“. Junto a él, en esta singular ruta, marcha Víctor, de 19 años, que trabaja como agente
comercial de seguros. En su tiempo libre ha decidido apoyar la iniciativa de la
Acampada Dignidad “por el mero hecho de ayudar, de darle la mano a tantas
personas que están en situaciones dramáticas“ que, ”quién sabe, podemos vivir
cualquiera en un futuro“, advierte.
Su juventud no le impide ser claro ante la situación que
vive a su alrededor: “Soy de este barrio – donde está la acampada- y veo lo que
está pasando a mi alrededor. De manera indirecta, todos somos afectados“.
Afectados por esa “estafa” que denuncian en su procesión por
todas las oficinas bancarias de una de las avenidas del barrio.
Hablan con los
vecinos sobre su planteamiento, reparten información en papel y remiten a
quienes quieran seguir su iniciativa a participar en otras acciones similares y
contra el pago de la deuda. Se encuentran con las expresiones de apoyo de los
ciudadanos, alguno de los cuales llega a decir en voz alta su particular
pensamiento contra los bancos y lo que debería hacerse con ellos.
Ellas tampoco han faltado a la cita. Cecilia, de 32 años,
trabajó como dependienta de una perfumería pero desde hace tres años está en
paro. Con su madre también sin trabajo y separada de su padre por malos tratos,
vive con tres hermanas de 16, 17 y 19 años que aún estudian. Son de otro
barrio, pero desde que la Acampada Dignidad se puso en pie, Cecilia se ha
trasladado al colegio para apoyar sus acciones.
Y este jueves es una de las que lleva la voz cantante en
esta “Ruta de la Estafa”, repartiendo información, hablando con los vecinos e
informando a quien pregunta. Su familia llegó a recibir una orden de desalojo
por impago de la hipoteca sobre su vivienda, cuyos intereses se habían
multiplicado sin freno. Un abogado les ayudó desinteresadamente y consiguieron,
finalmente, solucionar la situación con un alquiler social en su vivienda. El
ejemplo de cómo pasaron ese tiempo sin saber si podrían quedarse a vivir en su
casa es lo que la lleva a las puertas de los bancos para señalar a quienes, a
su juicio, han estafado a gente como ella y su familia.
Desde la Acampada Dignidad quieren, así, “denunciar esta
situación que los propios banqueros y elites financieras han creado, ayudados
por los gobiernos, y que están haciendo que la paguemos los trabajadores. Los
que menos tenemos“, explican.
“No queremos que nuestro dinero vaya a salvar a los bancos
ni a pagar su deuda ilegítima. Y hay que empezar por denunciar la estafa
bancaria que tanta desigualdad y pobreza está creando“ añaden, convencidos de
que la información y la movilización de la ciudadanía es la tabla de salvación para hacerse oír.