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Unidas Podemos contiene su caída en Andalucía pero el PSOE le arrebata dos diputados en Jaén y en Sevilla

Antonio Maíllo votando el 28A.

Consuelo Durán

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Decepción, alivio y expectación. Primero, porque es un mal resultado; segundo, porque podría haber sido peor y también porque se arrogan parte del objetivo de haber frenado a la ultraderecha; y tercero, porque confían en poder gobernar con el PSOE. Este mensaje con tres sentimientos se ha lanzado la noche electoral desde las sedes de Unidas Podemos en Madrid y Andalucía.

La coalición de Podemos, Izquierda Unida y Equo se ha quedado con 35 escaños en el Congreso de los Diputados y 42 si se suman los siete de En Comun Podem y sus socios catalanes. Son 10 menos que en las pasadas elecciones generales en el trío principal, y 29 menos si se cuenta la desintegración de varias de sus confluencias, con lo que ha pasado a la cuarta posición del arco parlamentario.

Desde Andalucía, con un líder de IU, Antonio Maíllo, muy metido en la campaña, y su homóloga de Podemos, Teresa Rodríguez, más en segundo plano por su baja maternal, se han aportado nueve de esos escaños, frente a los 11 de hace tres años, y también en el sur ha quedado relegada a la cuarta posición en el mapa de los resultados. Los dos escaños en la comunidad autónoma le han sido arrebatados por los socialistas: uno en Jaén, donde se han quedado sin representación, y otro en Sevilla, donde conservan dos. Pero han conseguido amortiguar la caída que experimentaron hace cuatro meses con las elecciones autonómicas.

Con prácticamente el 100% escrutado, se han quedado en Andalucía con un 14,25% de los votos, unos cuatro puntos menos que en 2016 (18,62%). Les ha beneficiado algo la participación, mayor que hace tres años y sobre todo que en las recientes elecciones autonómicas, lo que unido a que Equo ha entrado esta vez en la ecuación, porque no lo hizo con la candidatura de Adelante Andalucía para el 2D, les ha permitido arañar unos 50.000 votos más que hace unos meses.

En este sentido, Antonio Maíllo ha opinado que lo importante es tener presente el contexto: “Que nos dieran entre 29 y 33 escaños y hayamos conseguido 42… Y 5 ó 6 en Andalucía y hayamos conseguido nueve...”. Ha reconocido que no se han logrado los resultados que deseaban, “esto es obvio”, pero ha apostado por la valoración de “carácter general” y es que se ha frenado a la ultraderecha y hay opciones de poner en marcha el programa. Tocará luego ver “provincia a provincia”, especialmente porque ya están marcadas en el calendario las elecciones municipales y su pérdida les resulta preocupante en algunas demarcaciones sobre todo.

Los mensajes a Pedro Sánchez que desde Madrid enviaron Pablo Iglesias y Alberto Garzón tuvieron su eco en Andalucía. Tanto Antonio Maíllo como Pablo Pérez Ganfornina, coordinador de Política y Comunicación de Podemos, han insistido en que no debe “caer en la tentación” de pactar con C's y le han tendido la mano para un gobierno de izquierdas donde ya han sentado algunas de las bases: derogación de la reforma laboral y revalorización de las pensiones, por ejemplo.

Sin embargo, si con 651.160 Unidas Podemos en Andalucía se ha quedado a poco más de 130.000 de un descalabrado PP, cierto es que Vox le pisa los talones, con menos de 40.000 de diferencia, comiéndole cada vez más terreno después de que el voto del descontento -o de la ilusión- sea un fenómeno que se ha mudado a la derecha.

Peleando por los últimos diputados

Se nota por ejemplo en Almería, donde Podemos tampoco ha conseguido escaño esta vez, y Vox ha sido tercera fuerza; en Jaén, donde ha perdido el que tenía, aunque tampoco esta provincia es terreno abonado para los de Santiago Abascal, que se van de vacío; o en Córdoba, donde empatan a un diputado. En Huelva consiguieron por los pelos que Vox no le quitara el último, electo por una diferencia de apenas 300 votos, igual que en Málaga, aunque en este caso la distancia era cercana a las 4.000 papeletas. En Cádiz, donde el alcalde José María González mantiene su tirón, también pelearon por el último diputado, aunque con los socialistas, y finalmente han salvado los dos.

Por el contrario, mirando por municipios, ha vuelto a ser la primera elección en el bastión comunista de Marinaleda, con más de 60% de los votos, 10 puntos menos, eso sí, que hace tres años, y en Badolatosa, las dos únicas poblaciones de Sevilla donde no ha ganado el PSOE, y también en Trebujena (Cádiz), siendo el único punto morado en otra provincia también conquistada por los socialistas pueblo a pueblo. En Granada, un poco más repartida, se impuso en un municipio (Dehesas Viejas), y en cuatro en el caso de Málaga (Arriate, Casabermeja, Istán y Teba).

En Andalucía Unidas Podemos partía con las ventajas de recoger en un granero de la izquierda, una mayor consolidación de IU, que gobierna en un centenar de municipios, y el público de Teresa Rodríguez. Pero en su contra, pesaba la división en las filas de Podemos, donde Andalucía no ha sido nunca ajena a las tensiones con la dirección de Pablo Iglesias, quien precisamente este domingo no dudaba en señalar la división interna de su partido como una de las causas de la pérdida de votos. Y sobre todo, la movilización del votante del PSOE, que esta vez no se ha quedado en casa como el 2D, y si entonces no lo hizo, este domingo se ha dejado convencer por el discurso del voto útil y ha vuelto a sus siglas tras haber coqueteado con Podemos.

Resignados ya a la cuarta plaza, que como augurio les dieron las elecciones autonómicas, los de Pablo Iglesias tienen ahora el reto de recomponerse tras haberse salvado del auge de la ultraderecha, menor del esperado como también lo ha sido la caída de Unidas Podemos, para encarar las elecciones municipales y no tener que pasar a la quinta. Por cierto que por Andalucía no ha logrado ningún senador en las urnas esta convocatoria, si bien tiene el de designación autonómica.

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