El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
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En la matemática pura la abstención de toda mundanidad está inscrita en sus códigos algebraicos, sin embargo el lenguaje es vulnerable, saturado, traicionado emocional y culturalmente. La matemática siempre me envolvió con su precisión, pero por lo mundano el lenguaje me arrastró hasta las fronteras de la soledad, hasta el precipicio de sus mismos enigmas.
Hoy, cuando Venecia se hunde y Europa, la gran y vieja Europa, se nos escapa entre fronteras mortales y egoísmos rastreros; hoy, cuando el talento ya no sirve para nada, porque hasta la palabra servir se ha desfigurado; hoy quizá sea el momento de regresar a las azules mañanas colegiales de escarcha y bucear en las tardes de sábado y soñar que el mundo es tan solo un playa dormida ante nuestros pies, algo así como un paisaje de paisajes.
Y ellos, los que decidieron hablar con palabras de guerra; ellos, los que decidieron atesorar todas las verdades; ellos, los que nos evaluaron según su catálogo de prioridades y habilidades, que no el nuestro; ellos, los que a diario vemos y escuchamos y no entendemos; ellos, los que nos azotan con sus discurso de palabras rotas y pactos estériles; ellos, los que no nos pudieron enseñar nada. Ellos, que se marchen. O nos regalen piedades con las que poder reconstruir el hermoso desamparo que quedó tras tanta mentira, tras tanta irreparable soledad de soledades.
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