El general se apunta a la batalla de Zaragoza

Podemos está proclamando que quiere competir abiertamente con el PSOE en las próximas elecciones generales. Para el partido de los Pablos, Iglesias y Echenique, la circunscripción de Zaragoza es una plaza estratégica porque en las elecciones autonómicas del pasado mes de mayo superaron en siete mil votos al PSOE y en más de veinte mil en la capital y quinta ciudad de España en la que, curiosamente, un teniente coronel retirado, exdelegado del Gobierno y profesor de Derecho Constitucional, Javier Fernández, no pudo competir a la Alcaldía en las primarias socialistas porque no sumó las firmas reglamentarias.

Por menos de un punto de diferencia, Podemos no fue la segunda fuerza política en Aragón, la comunidad autónoma en la que más cerca estuvo de adelantar a los socialistas. Claro que las elecciones generales son otra historia en la que históricamente han salido primados por los electores los dos grandes partidos y más con las perturbaciones que puede introducir el apasionado debate sobre la unidad de España.

El adelantamiento es, sin duda, uno de los principales objetivos del fichaje como número dos al Congreso por Zaragoza del general retirado, José Julio Rodríguez, ex jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad) desde 2008 a 2011, durante el segundo mandato de José Luis Rodríguez Zapatero como presidente y Carmen Chacón como ministra de Defensa.

El pasado mes de junio, José Julio Rodríguez celebró en Zaragoza con sus compañeros de La Salle-Gran Vía el 50 aniversario del final del Bachillerato, promoción en la que se incluía también, paradojas del destino, el que el mismo día del anuncio del salto a la política del general fue elegido presidente de la Corporación Aragonesa de Radio y Televisión Autonómica (CARTV), Alfredo Arola.

Después, Rodríguez pilotó los F-18 y fue responsable del Sector Aéreo de Zaragoza que cuenta con una importante base militar. Por si acaso, el general, que está convencido de que Podemos puede liderar el cambio en España, ya se ha apresurado a afirmar que su partido respetará los acuerdos con la Alianza Atlántica.

“Creo en lo que digo y trato de hacer lo que digo”, declaró cuando en 2008 prometió, y no juró, su cargo como Jemad desde el que tuvo que hacer frente a la intervención militar en Libia para frenar a Gadafi, a la polémica retirada de las tropas españolas de Kosovo, y al secuestro del atunero español Alakrana. También, hay que subrayarlo, durante su mandato se concedió la Cruz del Mérito Militar a la Unión Militar Democrática (UMD) a la que no llegó a pertenecer pero a la que apoyó.

Su aparición pública en Madrid, el pasado miércoles, coincidió con el desarrollo en la capital aragonesa, en San Gregorio, de las maniobras más importantes de la OTAN en los últimos diez años, bajo el título Trident Juncture, Coyuntura Tridente que, como se sabe, era el cetro del arpón con tres puntas que empuñaba Neptuno, el dios romano del mar. No sé si los responsables de la OTAN han querido hacer una alegoría con las migraciones masivas de los últimos meses atravesando mares y límites territoriales.

Y coincidió también con una desangelada manifestación contra la OTAN en el centro de la ciudad que, no obstante, augura diferencias de criterio con las candidaturas de Unidad Popular-Ahora Aragón en Común y también con las coaliciones con las mareas ciudadanas y otras fuerzas de la izquierda en Cataluña, Valencia y Galicia.

El todavía general retirado Rodríguez, llamado a ser ministro de Defensa si Pablo Iglesias es presidente, tendrá que hilar fino con la compleja y asamblearia izquierda del PSOE como lo tendrá que hacer, internamente, con el derecho a decidir que defiende Podemos en Cataluña en pleno acelerón independentista y con Ciudadanos, PSC y PP, recurriendo al Tribunal Constitucional para que no se vote en el Parlamento de Cataluña la moción separatista de Junts pel Sí y de la Candidatura d´ Unitat Popular (CUP).

Definitivamente, el general Rodríguez, que conecta con la mejor tradición democrática y modernizadora del Ejército español, no va a tener fácil tratar de hacer lo que dice.