El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon.
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Ahora que estamos a punto de comenzar un nuevo año nos inundarán los propósitos y buenos deseos. No faltarán los típicos. Ya sabéis. Apuntarse al gimnasio, dejar de fumar, volver a estudiar inglés. Pero estarán también los anhelos secretos de cada uno. Y esos serán todos distintos.
Es habitual escribir los deseos en una lista. Al escritor Félix Romeo le gustaban las listas. Sin embargo, el otro día leí en la newsletter de Milena Busquets que las listas estaban pasadas de moda. Se lo había explicado su hijo de dieciocho años. Por nada del mundo querría quedarme desfasado. Por nada del mundo querría que los jóvenes se refiriesen a mí como a ese señor mayor que escribe en eldiario.es y que hace listas. ¡¡Todavía!! De eso nada. Al cuerno, pues, con las listas.
Una opción puede ser escribir en círculo. Eso rompería la jerarquía y todos los propósitos serían igual de importantes. Sería como un mandala. Lo malo es que puedas acabar como Sánchez Dragó (no muerto; quiero decir como Sánchez Dragó cuando no estaba muerto). En fin, que no sé si lo de los círculos me termina de convencer.
Otra opción es tener un solo propósito. Ahora el año que llega parece largo, pero luego se nos pasará volando. Por eso parece razonable centrarse en un solo objetivo. Elegir aquello que más deseemos e ir a por ello. Así conseguimos evitar lo que también decía Busquets en otra entrega de la newsletter, haciendo balance de 2025: “El otro día en la psiquiatra casi me puse a llorar al decirle que no había cumplido ninguno de los propósitos”.
Fuera listas. Un solo propósito. Venga, no seáis puretas, por favor. Dentro de un año, hablamos. A ver cómo ha ido.
Ah, y feliz 2026.
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