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Un embalse en construcción sobre una falla sísmica amenaza con terremotos e inundaciones a 12 pueblos en Zaragoza

Las obras en Mularroya se reanudaron hace unos meses por decisión del Ministerio de Medio Ambiente

Eduardo Bayona

Zaragoza —

“La propia presa podría sufrir condiciones dinámicas para las cuales no está diseñada, por lo que podría producirse su vaciado catastrófico, con consecuencias importantes para algunas poblaciones situadas en el valle del río Jalón”, sostiene un estudio de ocho geólogos de las universidades de Zaragoza y Burgos sobre la presa de Mularroya publicado en el último número de la Revista de la Sociedad Geológica de España.

El trabajo, en el que han participado Antonio Casas, Marcos Aurell, Carlos Revuelto, Pablo Calvín, José Luis Simón, Óscar Pueyo, Andrés Pocoví y Marcos Marcén, alerta sobre los riesgos de seguridad del embalse, susceptible de provocar terremotos e inundaciones que afectarían a 12 pueblos en los que viven más de 19.000 personas.

Las obras del pantano, iniciadas en 2008 y paralizadas por el Supremo, que en 2013 ratificó la nulidad de la declaración de impacto ambiental que había dictaminado en 2009 la Audiencia Nacional por no respetar varias zonas incluidas en la Red Natura 2000, se reanudaron hace unos meses por decisión del Ministerio de Medio Ambiente.

El departamento de Isabel García Tejerina retomó la construcción antes de que se cumplan las condiciones que los tribunales pusieron para su llenado y que fueron recogidas en la segunda declaración de impacto. Esta, aprobada en mayo de 2015, supedita su uso a que sea declarada junto a él una Zepa (Zona Especial de Protección de Aves) de la misma superficie que la actual de Las Hoces del río Jalón, cuya inundación contempla el proyecto.

Modificar el régimen de esfuerzos

Sin embargo, a pesar de que la creación de una Zepa conlleva un trámite de varios años, el Gobierno ha optado por retomar la construcción de la obra, sobre la que ahora planean también las advertencias de los geólogos.

El grupo de expertos llama la atención sobre las altas posibilidades de que la ubicación de una masa de agua de 103,2 millones de toneladas y 83 metros de espesor máximo en un “punto crítico de la cordillera Ibérica”, en el que confluyen una falla susceptible de provocar terremotos como la del río Grío y “multitud de fallas satélites”, pudiera provocar “vibraciones de alta amplitud y longitud de onda, fuerte intensidad y afecciones a las poblaciones situadas en los ejes del río Grío y del río Isuela, y probablemente a otros núcleos localizados ya en la depresión del Ebro”, como La Almunia o Calatorao, entre otros.

“El cambio de las condiciones de régimen de esfuerzos por el llenado de la presa podría detonar el movimiento de las estructuras de su entorno con actividad reciente”, advierten, al tiempo que llaman la atención sobre el hecho de que la del río Grío sea una de las “principales fallas sismogénicas” de la Ibérica, capaz de generar seísmos de hasta 6,8 grados de magnitud. Esos 103 hectómetros cúbicos quintuplican la aportación de agua que el río Grío lleva al cabo del año en esa zona.

“Fallas activas con alta sismicidad potencial”

Los geólogos matizan que el pantano se localiza “en una zona de sismicidad baja, pero en la que existen fallas activas con alta sismicidad potencial”; es decir, en un área en la que no ha habido recientemente terremotos pero en la que se dan las condiciones para que ocurran en caso de modificar los equilibrios tectónicos. Eso “hace que se deban considerar cuidadosamente las consecuencias que puede tener el llenado del embalse en términos de afección a dichas fallas”, indican.

Junto con estos riesgos, los geólogos ponen sobre la mesa otros dos. Uno se refiere a “los problemas potenciales de filtración” de una “amplia zona al sur del vaso del embalse” que llegaría a alcanzar el 20 % del vaso. El otro hace referencia a la viabilidad del trasvase desde el río Jalón que debería llenarlo ante “las características litológicas, estructurales e hidrogeológicas” de las zonas que habría de atravesar ese túnel, de 13 kilómetros.

Y su combinación puede “hacer esta obra un objetivo inviable”, anotan, al tiempo que señalan que “desde la fase de estudios previos (mediados de los años 90) hasta la actualidad, se han constatado problemas geológicos que ponen en entredicho la oportunidad de la realización de esta obra”.

12 pueblos con 19.187 vecinos

El estudio sitúa ocho poblaciones sobre el trazado de la falla (Morata, Chodes, Tobed, Codos, Santa Cruz de Grío, Nigüella, Arándiga y Mesones, que suman 2.449 vecinos empadronados, mientras otras cuatro (Ricla, La Almunia, Calatorao y Cariñena, con 16.738), cabeceras de comarca en algunos casos, se encuentran a escasa distancia, por lo que se verían afectados por esa eventual activación de la sismicidad.

“Las posibilidades de sufrir grandes afecciones en toda la comarca serían muy altas si se produjese un terremoto cercano al máximo potencial de esa falla”, apuntan, al tiempo que sugieren que, “en una zona con escasas medidas preventivas” como esta, la aplicación del principio de prevención y cautela “implica evaluar la viabilidad de la infraestructura y las medidas encaminadas a mitigar y minimizar las afecciones” que estas puedan provocar.

En cuanto a las inundaciones que pudiera provocar una eventual rotura de la presa con el embalse lleno, los geólogos estiman que Ricla (2.894 habitantes) quedaría sumergida por una lámina de agua de entre 2,75 y 7,3 metros de espesor en apenas un cuarto de hora, mientras que antes de que hubiera pasado media hora Calatorao (2.845) “sufriría una afección mayor” al alcanzar el agua hasta seis metros de calado “en las zonas más bajas de la localidad”.

“Agradecemos la preocupación, pero es viable y seguro”

La Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), organismo dependiente del Ministerio de Medio ambiente, sostiene que el embalse de Mularroya será seguro. “Los estudios indican que el embalse es viable”, señalan fuentes de la Confederación, que agradecen a los geólogos “su preocupación” por la seguridad del proyecto.

En ese sentido, las mismas fuentes destacan que el Instituto Geográfico Nacional señala su emplazamiento como “una de las zonas de menor peligrosidad sismicidad del territorio nacional” y anotan que su proyecto cumple los requerimientos de la Norma de Construcción Sismorresistente, que marca las exigencias del Ministerio de Fomento en materia de construcción ante el riesgo de terremotos.

Con todo, sus técnicos están “estudiando en detalle” el estudio de los geólogos “en aplicación del principio de cautela, como toda la información que se considera pueda tener relevancia” en torno al proyecto de la presa.

Por último, las fuentes consultadas cuestionan que puedan llegar a producirse la pérdida de caudales por filtraciones que pronostica el estudio, “de la que no se aportan datos en la comunicación”.

En este sentido, destacan “la exhaustiva documentación” sobre ese aspecto que incluye el proyecto de la presa, con una cartografía de las zonas permeables del vaso del embalse, elaborada por uno de los firmantes del estudio, en las que se realizaron “infinidad de pruebas de permeabilidad” como, entre otras, “la construcción de pozos con bombeo de agua para verificar las posibles filtraciones y su incidencia”.

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