Así envejece Aragón: más mayores de 65 que menores de 20 en 32 comarcas de 33

En 32 de las 33 comarcas aragonesas residen más personas mayores de 65 años que menores de veinte, un indicador de declive demográfico que se extiende por los Estados de la vieja Europa y que en la comunidad lleva tiempo arraigado junto con otro como el hecho de que el primeros de esos dos grupos tenga un peso superior al 20% de la población.

Los mayores de 65 años suman el 22,1% de los residentes en Aragón, en una proporción que ha crecido apenas ocho décimas desde 2003, que es el primer ejercicio para el que ofrece datos el Instituto Aragonés de Estadística (Iaest), pero que ha crecido algo más de dos puntos desde 2010.

Ese fue el último ejercicio en el que se había mantenido a lo largo de todo el trienio iniciado en 2008, coincidiendo con las inercias de una época de bonanza económica como la que generó la confluencia de la burbuja inmobiliaria con los preparativos de la Expo, propicia para activar dos de los tres factores que animan la demografía: la natalidad y la atracción de migrantes.

En la actualidad, solo en una de las 33 comarcas de la comunidad es mayor el número de menores de 20 años que el de mayores de 65: Valdejalón, donde la proporción es de un 20,29 de los primeros por un 17,94% de los segundos.

Su censo, en una comarca que cuenta con tres municipios de más de 4.000 habitantes (La Almunia, La Muela y Épila) y otros dos que se acercan a los 3.000 (Ricla y Calatorao), se sitúa dos puntos por encima de la media aragonesa (18,4%) en el caso de los jóvenes y algo más de cuatro por debajo (22,1%) en el de los de edad avanzada.

Más de tres viejos por cada joven en el Campo de Belchite

La situación contraria se concentra en otras seis comarcas, tres zaragozanas, dos turolenses y otra a caballo entre Huesca y la primera, con el Campo de Belchite como caso extremo.

Según los mismos datos del Iaest, los mayores de 65 años triplican con creces a los menores de veinte en esa comarca zaragozana, con sendos porcentajes del 34,4% frente al 10,5%.

En otras dos el equilibrio se encuentra cerca del tres por uno, caso del Campo de Daroca (32,3% por 11,1%), la Sierra de Albarracín (28,9% por 10,9%), y en tres más se da con claridad el dos a uno: Aranda (28,7% por 11,8%), los Monegros (28,4% por 13,9%) y el Maestrazgo (28,6% por 14%).

Y en tres más, el Bajo Martín, el Jiloca y las Cuencas Mineras, todas ellas turolenses, no andan lejos de alcanzar esa proporción, con los jóvenes por debajo del 16% y los mayores por encima del 26% en todos los casos.

Sigue cayendo la población de menos de 18 años

Aunque en otras cinco comarcas como el Cinca Medio y el Bajo Cinca oscenses, la Ribera Alta y la Central zaragozanas y el Bajo Aragón turolense la diferencia a favor de los de mayor edad no llega a los dos puntos, la generalización de ese desequilibrio generacional pone sobre la mesa la existencia de claras trabas biológicas para cualquier pretensión de reequilibrio demográfico.

El Justicia de Aragón llamó la atención sobre esta situación en su último Informe Anual sobre Infancia y Adolescencia, en el que destaca cómo “continua el descenso de la población menor de 18 años en Aragón, con una bajada de 1.725 personas respecto a la de 2021”, y cómo también se mantiene el descenso de la natalidad: “en diez años la población de un año ha disminuido en un 30%”, señala. 

Esa merma de la población juvenil, que incluye aspectos como encadenar tres años con menos de 10.000 bebés de menos de un año, deriva en una “pérdida de peso de porcentaje sobre la población total en Aragón, que es el 16,4%”, una tendencia que aumenta “el índice de sobreenvejecimiento de nuestra comunidad” 

“En el aspecto positivo está la aportación de la llegada de niños y niñas de familias migrantes”, reseña el informe, que, no obstante, mariza que “eso no cambia la tendencia, solo la suaviza”.

El Justicia destaca cómo “persiste la gran desigualdad de la distribución territorial” de esa población infantil, con el 60% de ella concentrada en la Comarca Central, es decir, en Zaragoza y su área metropolitana, y con otro 8,5% repartido en las de las otras dos capitales provinciales y Calatayud.

Esa situación, anota, “condiciona la prestación de servicios básicos para la infancia” y genera “desigualdades en el acceso a los mismos, y por tanto un déficit en los derechos de los niños y niñas de Aragón, en función de su lugar de residencia. Algo contrario a lo establecido por la legislación”.