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Las mujeres discapacitadas tienen más dificultades que los hombres para encontrar un empleo en Huesca

El estudio se ha presentado en la jornada 'Huesca más inclusiva'

Miguel Barluenga

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Una de cada tres personas altoaragonesas con alguna discapacidad se ha sentido discriminada a la hora de buscar un trabajo, la tasa de desempleo en este colectivo es mayor entre las mujeres que entre los hombres y se sitúa por encima de la media nacional. Son algunas de las conclusiones del Diagnóstico de la Situación de las Personas con Discapacidad en la Provincia de Huesca, que han llevado a cabo Rosa Aísa y Gemma Larramona, investigadoras del departamento de Análisis Económico de la Universidad de Zaragoza.

El estudio se presentó el pasado jueves, 14 de noviembre, en el marco de una jornada de la iniciativa ‘Huesca Más Inclusiva’, desarrollada en la Diputación y organizada por la Coordinadora de Asociaciones de Personas con Discapacidad (CADIS Huesca). Del trabajo se desprenden varias conclusiones y muchas de ellas son negativas. “Persiste una brecha laboral entre las personas con y sin discapacidad, sobre todo en el colectivo femenino. La tasa de paro entre mujeres es muy diferente. Las personas cuidadoras son otro colectivo feminizado y sobre todo envejecido. En el futuro más próximo puede haber problemas para atender a las personas con discapacidad puesto que sus cuidadoras son personas de edad avanzada”, señala Rosa Aísa.

Para la realización del trabajo se han realizado 366 encuestas a personas con discapacidad y dependencia de entre 18 y 67 años; tuvieron lugar entre diciembre de 2016 y marzo de 2017 con el objetivo de valorar las condiciones de igualdad de oportunidades, la no discriminación y la accesibilidad universal o conocer la realidad de las mujeres discapacitadas y dar una mayor visibilidad a las desigualdades y a los problemas de este colectivo para acceder a los servicios básicos. El 2,5 % denunció esa discriminación en la búsqueda de empleo.

Así, la tasa de paro entre las personas encuestadas, con discapacidad o dependientes, es del 33,5 %  frente al 19,5 %, con una mayoría de mujeres desempleadas de entre 38 y 47 años. Asimismo, “no existe una adecuada integración en la empresa ordinaria”, señala el estudio. Los centros especiales de empleo y las entidades del sector facilitan la inserción en el mercado laboral.

De entre los encuestados, un 9 % carece de estudios y apenas el 12 % posee una formación universitaria, y se detecta un “importante” abandono del sistema educativo por falta de apoyos, pese a la constatación de que los estudios medios y superiores aumentan la probabilidad de encontrar un empleo.

Larramona alude al “papel positivo que representan los centros especiales de empleo para la inserción laboral de las personas con discapacidad. Sorprendentemente, en las demandas insatisfechas no se ve una brecha entre las personas de la capital y la provincia”. Y como posibles soluciones se plantean “el papel de las administraciones, la formación para la inserción laboral, la adaptación curricular o poder acceder a los centros”.

Existe un “evidente” riesgo de pobreza en este colectivo, vinculado al nivel de ingresos “inferior a la población”. Su principal fuente de sustento son las pensiones y se enfrentan a la dificultad añadida de los gastos extra que conllevan la discapacidad y la dependencia. En este sentido, Aísa se refiere al papel de los cuidadores: “Estos servicios sociales podrían suponer un nicho de empleo para la sociedad ante la demanda de las familias. Los trabajadores aportarían a la administración los recursos necesarios para financiar estos servicios. Aunque hay una carencia, puede generar puestos de trabajo importantes para garantizar el desarrollo económico. Además, los trabajadores pueden ser personas con y sin discapacidades”.

Sin embargo, el diagnóstico tampoco es positivo a este respecto. Más de la mitad de las personas cuidadoras encuestadas necesita la ayuda de otra persona, y son las familias, en un 67 % de los casos, las que la proporcionan. El perfil de la persona cuidadora es también femenino: una familiar que reside en el mismo hogar, mayor de 48 años, que presta su ayuda de un modo continuado desde hace más de diez años y que no recibe ninguna compensación económica. Además, el 42 % no trabaja y el 14 % lo hace a tiempo parcial.

En Huesca, como en otras capitales españolas, se detecta “la misma brecha laboral y educativa que en el resto de España. Quizá el peor punto es el de las mujeres discapacitadas, la tasa de desempleo es mayor para mujeres que para hombres”, lamenta Aísa.

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