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“El relato del incendio en una fábrica textil como origen del 8M no se sostiene”

La historiadora Sandra Blasco, durante su charla.

Ana Sánchez Borroy

Zaragoza —

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“Somos el reflejo de la historia que rompe con lo establecido” ha sido el lema de los actos organizados este año por el Instituto Aragonés de la Mujer con motivo del 8 de marzo. La historiadora Sandra Blasco (Huesca, 1989) ha pronunciado una conferencia y es la comisaria de una exposición sobre los orígenes del Día Internacional de la Mujer.

¿Cómo comienza la historia del actual movimiento 8M?

Es una historia interesante porque el relato mayoritario que nos ha llegado hasta hoy del origen del 8 de marzo es un incendio en una fábrica textil en Nueva York, en 1908. Sin embargo, al indagar más en este origen a la hora de hacer esta exposición nos hemos dado cuenta de que esa versión no se sostenía. Hemos empezado a investigar, a sacar a la luz algunas publicaciones historiográficas que no habíamos sabido visibilizar hasta ahora y así hemos conocido el verdadero origen de la internacionalización del Día de la Mujer, que está en la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas de 1910. El libro de referencia es “Los orígenes y la celebración del Día Internacional de la Mujer 1910-1945”, de Ana Isabel Álvarez, que se publicó en 1999. Álvarez dice que la versión del incendio en la fábrica empezó a difundirse en los años 50 del siglo pasado, en el contexto de la guerra fría. La intencionalidad residía en obviar la relación que había entre la celebración de esta fecha con la Internacional Socialista y con la revolución rusa. En concreto, con las mujeres rusas de Petrogrado que se declararon en huelga y se manifestaron el Día Internacional de la Mujer de 1917; fueron fundamentales en el inicio de la revolución rusa.

¿Por qué no se sostiene esa versión más conocida del incendio en Nueva York?

No hay ninguna constancia en la prensa de la época de hubiese ningún incendio ese día y tampoco de que hubiese ninguna huelga de mujeres. De hecho, ese día era domingo, que es un día extraño para declarar una huelga, teniendo en cuenta que no habría repercusiones para el empresario.

Sin embargo, ¿por qué ese Segundo Congreso Internacional de Mujeres Socialistas sí fue relevante?

Podemos decir que ya existían a nivel nacional los llamados “Día de la Mujer”. Por ejemplo, en Estados Unidos, el Partido Socialista americano había declarado en 1909 el Women's Day. Sin embargo, la internacionalización de esta celebración se propuso en esta Segunda Conferencia Internacional. Fue la socialista Clara Zetkin quien propuso que se estableciese a nivel internacional un día de la mujer. Había dos objetivos fundamentales: por un lado, reforzar la internacionalización de las mujeres socialistas, su solidaridad y su entidad; y, por otro lado, intentar hacer de la reivindicación del derecho al voto un objetivo del socialismo. Tenemos que recordar que, en ese momento, se estaban creando organizaciones internacionales de mujeres sufragistas muy importantes, como la International Council of Women o International Woman Suffrage Alliance.

¿Por qué cree que el feminismo ha recobrado fuerza en estos últimos años?

En la historia, nunca hay un único motivo, siempre tenemos que atender al contexto político, al económico... En estos últimos años, hemos vivido una situación de empeoramiento de la calidad democrática, una pauperización de la clase trabajadora y, en concreto, de la juventud. Esto ha llevado a la juventud a hacer un análisis crítico con el sistema en el que vive y a proponer nuevas formas de relacionarse, entre ellas, el feminismo.

¿Tardó en resurgir? ¿Cree que costó mucho tiempo que llegase esa explosión de 2017?

No, creo que ha sido una bonita alianza internacional de muchas mujeres que llevaban décadas trabajando en el feminismo y otras mujeres, como yo misma, que participamos en el 15M e intentamos establecer otro tipo de reivindicación, nuevas formas de protesta, pero también una enmienda a la totalidad y una forma creativa de proponer soluciones. Recuerdo que en ese momento estaba presente la apuesta por unas formas respetuosas de relacionarse. Posteriormente, se ha incorporado gente más joven que vive cotidianamente el feminismo, como parte de su vida. Ha sido una alianza intergeneracional en un contexto de crisis política y de crisis política, al menos, de un punto de inflexión donde el sistema bipartidista que conocíamos en España se vio modificado.

¿Qué ha supuesto la pandemia para el 8M?

Es algo que tendremos que analizar con cautela en los próximos años: cómo hemos vivido la pandemia, cómo la han vivido las mujeres, qué consecuencias ha tenido... Ya sabemos que en situaciones de crisis se acrecienta la desigualdad, pero también tendremos que ver lo positivo que podamos sacar de las nuevas formas de relacionarnos a través de las redes, de tejer otro tipo de alianzas entre nosotras. Es algo que tendremos que hacer con cautela, cuando poco a poco vayamos saliendo de esta situación.

Por lo que ha ocurrido en otros momentos de la historia, ¿a esta cuarta ola le sigue quedando recorrido, a pesar de la pandemia y de la reacción que ha despertado?

Sí, las historiadoras utilizamos las olas como categoría de análisis, porque resulta útil para conocer la evolución del pensamiento del feminismo, pero no son unas olas que se reflejen de una forma estricta en el pasado. Entonces, esta cuarta ola es esa conjunción intergeneracional que comentaba, donde hay experiencias múltiples, variedad de pensamientos, con puntos en común que manifestamos cada 8 de marzo. No obstante, el feminismo no es sólo un movimiento social, sino que es una forma de vida cotidiana, de relacionarse con los demás, de estar en el mundo. Desde este punto, seguirá siendo un movimiento y una forma de pensamiento importante en el futuro.

Además de pronunciar una conferencia esta semana, usted es la comisaria de una exposición, titulada “Historia y memoria del 8M. ¿Qué se puede ver en la exposición?

Hay una primera parte que refleja estas versiones que se dieron sobre el origen del 8 de marzo, se explica la Segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, pero sobre todo lo que queríamos era proponer una mirada didáctica al pasado de nuestra historia reciente y una mirada local. Por eso, la segunda parte de la exposición trata de dar a conocer cuáles son las primeras veces que se celebró el 8 de marzo en España y, posteriormente, cuándo se celebró por primera vez el 8 de marzo en Aragón.

¿Cuándo fueron esas primeras veces?

Sólo hemos podido hacer una primera investigación preliminar; haría falta más presupuesto y también más tiempo para acceder a los archivos. Lo que sabemos es que las primeras celebraciones del 8 de marzo en España fueron en el contexto de la Segunda República española. Tenemos que tener en cuenta que este contexto político supuso un avance de derechos para las mujeres, donde por antonomasia siempre se recuerda el derecho al sufragio, pero no sólo fue eso: también hubo una activación desde el punto de vista político y de la participación social de las mujeres, que se incorporaron con una fuerza inusitada a la esfera pública, a la actividad política y sindical. Esto, por supuesto, contribuyó a que se celebrara ese Día Internacional de la Mujer. En Aragón, la primera vez que tenemos constancia de la celebración del 8 de marzo fue en 1936, con una semana de actos, que se denominaron “Semana Internacional de la Mujer”, y con una manifestación de más 20.000 personas el día 8 en Zaragoza. Era una manifestación bastante numerosa porque en Zaragoza no había tantos habitantes como ahora. Y aunque hubo otras protestas más concurridas, fue un referente si tenemos en cuenta que era la primera vez que se organizaba una manifestación por esta causa. Ahí, deberíamos destacar la figura de Josefina López, que fue militante de las Juventudes Comunistas y fue una de las oradoras de ese 8 de marzo del 36. Intervinieron más mujeres, pero tan apenas conocemos todavía su vida.

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