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La plataforma ‘Iñigo Gogoan’ mantiene la llama del recuerdo y exige Justicia

Gorka Ascorbebeitia / Gorka Ascorbebeitia

Bilbao —

El pasado martes se cumplió un año de la muerte de Iñigo Cabacas tras recibir un pelotazo de goma por parte de la Ertzaintza. El joven basauritarra de 28 años celebraba con sus amigos la victoria del Athletic frente al Shalke 04 cuando tras una carga de la policía autonómica vasca sufrió el impacto de una bola de caucho en la parte trasera de su cabeza. El golpe le provocó una fractura craneal que lo dejó en coma. Tres días más tarde los médicos certificaban su fallecimiento.

Su muerte consternó a la sociedad vasca y las autoridades prometieron “aclarar hasta el último extremo las causas y circunstancias” del incidente. Sin embargo, aunque una investigación sobre el suceso está en marcha, un año más tarde sigue sin haber ningún imputado y su familia sigue sin conocer lo que realmente sucedió aquella noche.

Mientras Iñigo yacía debatiéndose entre la vida y la muerte, amigos suyos y otras personas cercanas daban los primeros pasos para crear la iniciativa ciudadana ‘Iñigo Gogoan’ (Iñigo en el recuerdo). Su primera exigencia fue de transparencia en torno a la investigación de su muerte. Hoy sus objetivos son más ambiciosos y piden también un cambio “radical” del actual modelo policial. “Hace un año le tocó a Iñigo, pero tal y como están las cosas hoy, el siguiente podría ser un activista contra los desahucios o mi abuela, que justo pasaba por allí”, explica Ruth Losada, portavoz de la plataforma.

Este movimiento social, del que forman parte varios amigos de la víctima, ha celebrado toda una serie de actividades con motivo del aniversario del trágico suceso. Comenzaron la semana con la presentación de un documental sobre el caso de Iñigo el pasado martes, 9 de abril, coincidiendo con el aniversario del día exacto de su muerte. Ayer y anteayer celebraron una charla y una mesa redonda abiertas al público sobre el actual modelo policial en las que han participado miembros de Lokarri, Salhaketa, la plataforma ELA o la asociación catalana Stop Bales de Goma.

El punto álgido de las movilizaciones tendrá lugar el sábado, día para el que hay convocada una manifestación que partirá a las 18:00 de la tarde de la delegación del Gobierno vasco en la Gran Vía bilbaína hasta el Palacio de justicia. Los organizadores esperan una participación multitudinaria “que nos ayude a que la muerte de Iñigo no se vuelva a repetir”.

El motivo de la marcha en Bilbao es exigir a las autoridades cambios en el modelo policial que vayan más allá de los dados hasta ahora. Tras el incidente, la Ertzaintza modificó en mayo del año pasado sus protocolos para limitar el uso de las pelotas de goma a su brigada móvil y ampliar la distancia mínima desde las que se pueden disparar a 35 metros y no los 20 que, según los testigos, separaban al joven basauritarra de los efectivos de la policía autonómica que provocaron la fatalidad. Además, también siguen exigiendo “total transparencia” para la investigación judicial que se está llevando a cabo sobre los hechos.

“Llevamos todo un año pidiendo transparencia y no se puede admitir que todavía hoy los padres de Iñigo no tengan ninguna información nueva”, argumenta Ruth Losada. Pero, ante todo, quieren evitar que la trágica muerte de Iñigo Cabacas haya sido en balde.

La experiencia catalana

En la lucha contra el uso de balas de goma, la experiencia catalana es un importante precedente por la magnitud del drama que su uso ha provocado en esta comunidad. De muestra sólo un dato: durante los últimos tres años un total de 8 personas han perdido un ojo en Cataluña debido a heridas provocadas por estas bolas de caucho. La última de ellas, Ester Quintana, sufrió una agresión durante las movilizaciones de la huelga general del 14N que ha llevado a la imputación de varios Mossos d’Esquadra.

En el debate sobre un modelo policial alternativo que tuvo lugar ayer en Bilbao también participó Carles Guillot, miembro del movimiento Stop Bales de Goma. La asociación a la que pertenece echó a andar hace varios años como punto de encuentro entre los heridos por estas armas y sus familias y con el tiempo se ha convertido en una iniciativa que busca la denuncia de su uso. Su objetivo también abarca el cambio a otro modelo de intervención diferente.

“Creemos que no hay otra alternativa para acabar con la violencia y la impunidad con la que actúan las fuerzas policiales a día de hoy”, comenta Guillot. En su opinión, la discusión “va más allá” del material antidisturbios que se use en una u otra ocasión. “Tras lo sucedido a Ester Quintana la respuesta política en Cataluña también fue la de modificar el armamento de los Mossos, pero nosotros preferimos no entrar en ese debate”, relata. Desde su punto de vista, lo fundamental es que “se deje de usar a la policía para amedrentar a quienes se movilizan por alguna causa”. Una meta que considera “de especial urgencia” dada la situación actual y el continuado aumento de la presión social en las calles.

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