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Abratzky “A la cárcel por escalar” Segunda parte

Abratzky

Por Nano Sánchez Grassa

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En busca de la verdad

Avisados por el ojo crítico de la Historia y con los dedos anhelando arenisca nos lanzamos a descubrir qué hay de verdad en ese recuerdo.

Primer paso: la biblioteca de la DAV, donde miles de sueños duermen apretados en estrechas estanterías.

Guía de las Elbsandtein de Rölke, la Biblia:

M2 Königstein (22m + 10m /AS)

Atención: continuar escalando y superar el muro de la fortaleza de Königstein, monumento protegido, está prohibido.

Chimenea Abratzky IV

Sebastian Abratzky (19 de marzo de 1848). La entrada a la vía se encuentra a la izquierda del lado SE, 6 metros a la derecha en un filo amurallado con la inscripción “1928”, en ángulo con la chimenea sinuosa con tendencia a la izquierda. Seguir la chimenea hasta una pequeña repisa (anilla) y seguir directo hasta un nicho cubierto (anilla de rápel y libro de “cima” o de “pared”).

Más empírico, neutro y conciso no se puede ser. Y como la realidad es más bonita vivirla realizando sueños, nos vamos a escalar “nuestra” chimenea, con permiso de Abratzky. ¡El permiso, claro, necesitamos el permiso! y las reglas... Estamos en Sajonia, Alemania: nada de magnesio, nada de fisureros, ni friends, sólo nudos empotrados, piel y cordinos, una argolla en 35 metros, y nada de casco si no quieres ser tomado como un mísero forastero. Llueve. Así que vamos a visitar a Abratzky a pedirle permiso. Cementerio de Johannis, en Dresden, agosto del 2017, 169 años después de su escalada. El Johannis Friedhof es como un parque, sin dramatismos, pedimos permiso para las fotos en Administración, y allí una chica amabilísima nos cuenta sobre el “cheminero”. El jardinero, también majísimo, nos da la última indicación sobre la ubicación de la lápida de arenisca –no podía ser de otro material- bajo la que descansa nuestro escalador. Pequeña charla mística: Danke, Herr Abratzky, usted nos abrió el camino. Permiso concedido.

Y llegamos a Königstein. Areniscas del Elba. Ha llovido durante varios días y el aspecto del interior de la chimenea por la que tenemos que arrastrarnos es, como dicen aquí “grüsselig” (horripilante). Arena a palas, musgo resbaladizo y verde esperando el resbalón de nuestros pies, presas que se rompen... y ni un sólo emplazamiento para empotrar un nudo o una cinta... De entrada, ¡Respekt! Dos buenos cantos laterales nos permiten subir un poco y, ¡ufff!, primer seguro: podemos lazar un puente de roca. Aquí los llaman acertadamente y con sarcasmo “Sanduhr”, relojes de arena, por la forma, y porque el tiempo que aguanten es el tiempo de vuelo hasta encontrar el suelo.

Escalo como Abratzky decía “mano izquierda hacia el Elba” y la mano derecha en la chimenea mojada. Empotro rodillas, barbilla, orejas, nariz y lo que haga falta... y, ¿esto es un IV? Los sajones tienen la simpática percepción de que una chimenea nunca puede pasar de IV, porque sencillamente la caída es imposible, como mucho te puedes quedar empotrado. Echo de menos el escobón de Abratzky, hay arena en todas partes, y empiezo a entender que le parecieran tres horas las que pasó en la chimenea...

Escalando llega la esperanza, siempre hacia arriba, miro, el cielo es azul, las nubes blancas... y arriba, junto a una repisa, hay una enorme argolla. Es el único seguro fijo en los 40 metros de vía. El 19 de marzo de 1848 no existía. Pero Abratzky también pudo tomar un poco de aire en aquella repisa. Hoy se utiliza para montar R y recuperar al compañero. Eso hacemos. Maik llega y seguimos.

Leo en su cara lo que me va a decir: me alegro que vayas de primero... Pues nada, a trabajar: próximo seguro bloque empotrado unos 7 metros más arriba...

Gano la chimenea centímetro a centímetro, y por inercia, por evitar el vacío, me sumerjo cada vez más en la oscuridad de las entrañas de esta fortaleza de arenisca... paso el bloque por detrás y lo lazo... recuerdo a Abratzky y decido no probarlo... A partir de ahí parece que la chimenea se te tira encima, pero te regala más y más presas en forma de franjas horizontales, y la calidad de la roca va mejorando hasta que al final tienes que salir por la fisura de la izquierda. También oigo campanas. La R, una argolla enorme, ya está allí.

Cantos y más cantos, una mirada al vacío, un paso atlético y... ¡Ale Hoppp! “Gipfelbuch”, libro de cima, repisa y aplausos de los turistas. La verdad es que el lugar es curioso, un nicho cubierto por la arquivolta del antepecho de la muralla, dos repisas amplísimas a los lados, turistas sacándote fotos, el Elba fluyendo bastantes metros más abajo y vistas hacia Bohemia.

Recupero a mi amigo, y cuando llega cumplimos con el protocolo del libro de cima. Es el segundo libro de cima de la historia, sustituyó al anterior en 1982, y es así uno de los pocos vestigios vivos de un país que ya no existe, y de una cultura de la escalada que sólo aquí, lejos del wifi, parece sobrevivir. Según el librito, este año somos la vigésimo tercera cordada que asciende por la chimenea.

Disfrutamos de las vistas, respondemos a las preguntas de los turistas asomados sobre la muralla (eso sí que da miedo), y cumplimos con el último ritual: recolectar las monedas que los turistas tiran en las repisas junto a la chimenea. Hay coronas checas, peniques y... ¡48 céntimos de euro! Bueno, pues a la saca, que perrica a perrica se hace la pesetica... Lanzamos cuerda abajo para deleite de los guiris, perdón, aquí están en casa... y tocamos tierra. Maik me dice “alucinante, ¿no? Que el tío escalara esto de noche... ¿cómo se las arregló?”. La pregunta me siembra dudas... Abratzky escaló de día, pero es verdad, si lo que realmente quería era entrar sin pagar a la fortaleza, hacer una gamberrada, esas cosas se hacen con nocturnidad y poca luz... ¿Por qué se lanzó a hacer algo ilegal entre las 10 y las 12 de la mañana? Los historiadores también se han hecho la misma pregunta. Posiblemente, la escalada en solitario de Abratzky no fuera más que una acción comercial para dar propaganda a Königstein como destino turístico en medio del apogeo del romanticismo. Igual que hoy muchas escaladas que nos venden de solos integrales y demás son al final marketing para vender barritas energéticas, camisetas y demás... Que si uno se quiere jugar el pellejo y responderse a sí mismo cuestiones metafísicas y superar sus límites, el equipo de 20 técnicos y cámaras, las pegatinas y demás, pues sobra, digo yo... pero todo hay que venderlo... ¡Pffuufff! Vaya con la pregunta... Intento no pensar más... Al final, estamos aquí y hemos disfrutado de una escalada curiosa porque Abratzky abrió el camino – por los motivos que fueran- una porción de la felicidad resultante de estar ahí, medida en los gramos de arena acumulados en nuestras orejas, se la debemos al “cheminero” sajón. ¿Y si la realidad no es como la leemos o nos la cuentan, sino como la vivimos y la soñamos? Abratzky nos permitió soñar areniscas, y por aquella acción directa e insumisa todavía es recordado con cariño. Los escaladores seguimos sin poder pagarnos los 10 euros de entrada a la fortaleza, pero podemos tirar abajo los muros de todas las fortalezas y prisiones que nos propongamos, ¡solo hay que soñarlo!

GUÍA PRÁCTICA

Acceso

En Königstein hay dos buenos caminos que dan acceso a la fortaleza. Uno desde la carretera de Pirna. Otro desde la calle junto al ayuntamiento y la iglesia. En cualquier caso, contad con un agradable paseo por un espeso bosque de unos 20 minutos. A pie de muralla tomad el llamado “patroullen Weg”, Camino de Patrulla, y recorriendo la muralla por su base, lejos del barullo de los turistas, llegáis a un enorme cartel que os recuerda la prohibición de superar el antepecho de la muralla. Es el pie de vía. También en la muralla encontraréis la inscripción “1928”, la vía está unos 6 metros a su derecha.

Dormir

En la zona existe una bonita tradición denominada “Boofen”, que quiere decir “dormir en una cueva”. La región está llena de desplomes de arenisca y cuevas que se pueden utilizar para pernoctar siempre que respetemos las normas.

Con los escaladores se tiene más tolerancia ya que la escalada es una tradición anterior a la presencia del Parque Natural, y se respeta su costumbre de dormir en las cuevas. El fuego está prohibido en la mayoría. Justo debajo del Camino de Patrulla que da acceso a la chimenea, en el bosque, subiendo desde Königstein, encontraréis una buena cueva.

Aparcamiento

En Alemania pagas por todo, a no ser que espabiles. Una forma de no pagar por el aparcamiento es aparcando en la calle del Rathaus (Ayuntamiento), junto a la iglesia, y poner el disco horario de dos horas. La otra es aparcar en el Edeka (Supermercado de la carretera a Pirna).

Mejor época

Cualquiera. En otoño el bosque a pie de vía, de hayas y encinas, está especialmente bonito. Evitad los días de lluvia (prohibición de escalada en todo el territorio), y el día siguiente a lluvias fuertes (la arenisca se descompone y la chimenea es una cosa verde llena de musgo resbaladizo y arena, y los cantos se reblandecen y se quiebran al crispar).

Material

Cuerda de 70 metros mejor, así rapeláis en una vez, o podéis hacer la vía en un largo, previendo el rozamiento. 8 a 10 expreses para los seguros que metáis. Cordinos y cinta plana para empotrar y puentes de roca.

Bibliografía

- Jürgen Schmeißer, Topoführer Sächsische Schweiz. Band 2. Tafelberge und Bergießhübel, Autoedición, Rumburk, 1999

- VVAA, Kletterführer Sächsische Schweiz. Band Gebiet der Steine, Berg und Naturverlag Rölke, Dresden, 2015 (pp. 120,121, 138,139

- “DER NEUE Sächsische Bergsteiger”, Mittelungsblatt des SBB-Sektion des DAV, Nr.2, Juni 2002, 13. Jahrgang

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