La redada policial, o como se quiera llamar a esta especie de ejercicio de fuerza, está perfectamente grabada por la docena de cámaras de seguridad de la discoteca, cuyos propietarios calculan haber perdido 9.000 euros gracias a esta operación tan rentable. Lo más sorprendente, sin embargo, no fue el espectacular despliegue, que a saber si viene así en los manuales. Lo peor es que desde el jueves un conocido empresario de la noche muy vinculado a diversos tipos de negocios en esos sures, ya presumía en uno de sus restaurantes de que el sábado siguiente iban a darle un meneo a uno de sus competidores. Lo dicho, los inexcrutables misterios de la triple A. No es en Argentina, delegado, es aquí.