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Sobre este blog

Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.

El enchufe

Infografía del centro de datos del Proyecto Altamira en Cantabria.

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El Gobierno de Cantabria ha aprobado el Centro de Datos Altamira sin tener un enchufe, como lo definió la presidenta María José Sáenz de Buruaga, es decir, un suministro eléctrico garantizado para que las granjas de ordenadores se dediquen a pastar la inteligencia. Esto ya es un clásico: primero se ocupa uno del continente y luego se pone a buscar detrás del tresillo un enchufe para conectarlo. Aunque el ‘enchufe’, dicho así, parece un quítame allá esas pajas, como diría Don Quijote, en el fondo se trata de la parte decisiva del negocio. Por lo que el Gobierno de Cantabria va a tener que pedirle al Gobierno central que le facilite una alargadera desde la subestación más cercana.

Para hacernos a la idea de lo que este ‘enchufe’ supone, baste unos datos que llevan a una conclusión que algunos tildarán de alarmista pero que Microsoft, Google y Amazon ya están desarrollando porque van a por todas y esto es cosa seria, es decir, hay mucha pasta en juego: la instalación de un microrreactor nuclear o un SMR, siglas de Pequeño Reactor Modular, en las proximidades de los centros de datos, única garantía ahora mismo de un suministro suficiente, continuo y descarbonizado.

La propia Sáenz de Buruaga dio una información esencial al respecto. Me imagino que lo hizo para presumir de megaproyecto, sin darse cuenta de que daba pistas del monstruo que se pretende instalar en Villaescusa. Que siga habiendo fisuras en el búnker informativo de las instituciones y/o empresas asociadas siempre es una buena noticia.

Para que el Centro de Datos Altamira funcione, ha dicho, harán falta 100 megavatios de potencia en la primera fase, 300 megavatios en la segunda y 500 megavatios en la tercera. Estos números parecen poca cosa, pero hay que tener en cuenta que la energía neta que una central nuclear en vías de extinción como es Almaraz es de 1.011,30 MegaWatios eléctricos (Unidad I) y 1.005,83 MWe (Unidad II). 

En otras palabras, el data center Altamira requeriría al inicio de su actividad el equivalente al 10% de la energía que se obtiene de uno de los reactores de Almaraz y eso es solo el principio: en una tercera fase demandará la mitad de la energía que produzca.

Buruaga ha explicado que la subestación de Penagos “no necesita ampliaciones” y está preparada para satisfacer la demanda eléctrica de Altamira. Para apuntalarlo, el consejero de Industria, Eduardo Arasti, ha tranquilizado al personal anunciando que el enchufe, sí, por supuesto, efectivamente, está en la subestación de Penagos, la cual debe dar de sí lo que haga falta como si fuera de chicle. Los ecologistas ya han salido en respuesta con el habitual jarro de agua fría: la subestación no da más de sí. Su incorporación al proyecto, por lo demás, no está prevista en los planes del Gobierno central que planifica eléctricamente la cosa patria. Arasti va a tener que comprar pilas o pedirle a parte de la población que dé pedales 24/7 para que el emporio siga tejiendo la red de internet...

… O también puede tirar del cable de Meta de Virgen del Mar y pedirle ideas a Zuckerberg, ese señor que hizo fortuna creando un sistema de espionaje y cotilleo de compañeras de clase al que llamó Facebook. Seguramente le dirá que no solo la tiene sino que la está desarrollando: Meta acaba de firmar un acuerdo de 20 años con Constellation Energy (¿Se acuerdan del accidente nuclear de Harrisburg? Pues esa) para abastecer sus centros de datos de IA con energía nuclear.

La Inteligencia Artificial puede ser más o menos inteligente, según la fuente a quien se consulte, pero es unánime la opinión de que es una glotona. En 2022 los data centers consumían el 1% de la energía que se producía en todo el mundo. Los cálculos avisan de que en 2030 el consumo se multiplicará por tres. Un solo data center demanda 100 MW, lo mismo que Santander o una ciudad de 200.000 habitantes.

Los microrreactores nucleares tienen una potencia de entre 1 y 50 megavatios (MW): Los reactores modulares pequeños (SMR) pueden llegar hasta 300 MW. Se están diseñando para poder operar de forma autónoma, sin conexión a la red eléctrica ni otras zarandajas.

Del consumo de agua (un data center consume 19 millones de litros de agua al día, equivalente al de una ciudad como Teruel), mejor no hablar, ya que, ¡eureka!, no consumirá agua, se anuncia, lo que hace preguntarse cómo se refrigerará la cosa. La Universidad de Cantabria, presta siempre a echar un capote al Gobierno de turno, sugiere que bastará poco menos que abrir las ventanas y airear los cacharros cuando se recalienten (“la región cuenta con un clima que permite utilizar la ventilación natural por sus temperaturas suaves y sus elevadas precipitaciones”, recoge el cronista). Mejor no pensarlo.

Si esto se llevara a cabo, solo restaría incluir en la ecuación al Mazón de turno que se haga cargo del tinglado. Yo espero no verlo o al menos estar a unos cuantos cientos de cientos de kilómetros de Villaescusa.

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