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Entrevista
Martina, exprostituta

“La prostitución nunca desaparecerá, pero tiene que ser legal y, sobre todo: controles, controles, controles”

Dos mujeres en un club de alterne.

Javier Fernández Rubio

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Martina es un nombre supuesto pero la historia que cuenta no lo es. Esta mujer de mediana edad ha ejercido la prostitución durante años. Se internó en ese mundo por las estrecheces económicas que periódicamente la asolaban pero también para “vivir mejor”, para viajar, para comprar, para atender mejor a su familia... Martina ha conocido el mundo laboral y también largos períodos sin trabajo. Para salir de ese bucle de lo precario, se introdujo en el laberinto de la prostitución de la mano de una conocida y ahora, si está fuera de él, no ha sido solo por sus propios medios sino porque encontró ayuda. Por mucho que ahorrase para salir, cosa que tenía clara desde hace años, siempre hubo una crisis esperando y si no era una crisis económica era una pandemia. Ahora está retirada y hace una vida recluida, pero espera regresar con su familia y empezar de nuevo. No piensa volver a ejercer la prostitución, pero tampoco cree que esta, “el oficio más viejo del mundo”, según dice, desaparezca. Es más partidaria de regularla laboral y socialmente, no tanto por ella, sino por las que quedan y las que vendrán.

¿Cómo empezó a ejercer la prostitución?

No soy ninguna jovencita, pero tampoco una persona mayor. Me inicié en la prostitución porque quería vivir mejor, cuidar a mi familia, aunque también quería viajar a otros países. Fue una decisión propia que tomé en España. Yo no tenía ninguna persona que me obligara. Fue una escapatoria de un momento crítico financiero y he pasado por momentos graves, pero otros no tanto.

¿Ha tenido alguna actividad laboral?

Sí, pero no todo el tiempo. Tenía pausas bastantes largas y tenía que resolver problemas con la casa...

¿Cómo se introdujo en este mundo?

Llegué de vacaciones y cuando se me acabó el dinero me ofrecieron ser camarera. Yo quería quedarme en el país porque me gustaba mucho.

¿Trabajaba por cuenta propia o para alguien?

Por cuenta propia. También he estado trabajando en clubes, con o sin alojamiento. Algunos son grandes y otros pequeños, casi familiares, con menos chicas y mejor trato. Otros tienen cámaras y te echan si no trabajas durante cuatro días.

¿Le han engañado?

He sido engañada y he visto engañar a otras. Durante un tiempo fui encargada de un pequeño club, llevaba las cuentas y me llevaba bien con las otras chicas. También me han llamado como camarera. En un lugar éramos cinco camareras y 170 chicas y controlar todo eso da trabajo. Entraba a las seis de la mañana y a partir de la una de la tarde tenía el día libre. Había días en que se hacían 40.000 euros de caja. También trabajé de camarera y encargada en otro lugar pero hubo un percance y la gente dejó de acudir.

¿Cuánto llegaba a ganar en un mes?

Unos 16.000 euros para mí. Es distinto según el lugar. En algunos te cobran 30, 40 o 50 euros al día por comida y alojamiento y lo demás es tuyo, sábanas aparte. En los clubes, el dueño puede quedarse con el 20% o con el 40% si el cliente paga con tarjeta, sin incluir comida y alojamiento. 13 chicas pueden compartir una ducha y un baño.

¿Cómo eran las personas que le rodeaban?

En los clubes hay personas buenas y personas malas, como los clientes, que los hay buenos y malos. Yo nunca bebía y no soy adicta a las drogas y evitaba trabajar con personas enganchadas porque yo no estaba en esa onda. En los últimos años ya trabajaba menos.

¿Ha tenido algún problema físico o mental derivado de su actividad?

He sido tratada durante varios años por depresión. Tomo tranquilizantes y ansiolíticos. Padezco epilepsia y soy hipertensa. Tengo enfermedades crónicas y la mayoría han sido debidas a este trabajo.

¿Ha sido víctima de malos tratos?

Sí.

¿Y ahora en qué situación se encuentra?

Tengo techo, comida y tranquilidad. Apenas salgo.

¿Mantiene alguna relación con personas del pasado?

He roto totalmente. Abundan las mujeres que toman drogas y alcohol y hasta destruyen a sus familias. También las hay que no se ponen límites ni horarios.

¿Recibe ayuda de alguien?

Sí. Intento regularizar mi situación pero entre la burocracia y la COVID se ha alargado.

¿Es partidaria de abolir la prostitución?

La prostitución no desaparecerá. Es la profesión más vieja del mundo.

¿Es partidaria de regularla?

Tiene que ser legal, tiene que haber contratos, Seguridad Social, todo totalmente legal, y sobre todo controles, controles y controles. Como en Austria, donde todos los lunes van al ginecólogo. Muchas mujeres trabajan sin condón, pero yo siempre he trabajado con protección y toda la higiene porque, si no, te vuelves paranoica. Yo nunca he tenido esas enfermedades.

¿Qué más propondría?

Los pisos privados los cerraría y dejaría los pequeños clubes. Pondría reglas para las habitaciones, la existencia de duchas...

¿Qué piensa de los hombres?

No tengo una relación complicada con los hombres. He encontrado personas que más o menos se puede decir que son como amigos. Son pocos. Sus problemas son la soledad y la comunicación con las mujeres. Odio no tengo a ninguno.

¿Por qué los hombres buscan a la prostituta?

Hay quien se esconde de las mujeres, porque quiere hacer cosas que a sus mujeres no les gustan o porque tienen problemas matrimoniales y necesitan hablar y tienen necesidades.

¿Hay posibilidad de que vuelva a prostituirse?

Nunca. Lo tengo clarísimo. Me di dos o tres años para hacer 'colchón' (por los ahorros), pero vino una crisis y la COVID. No veía salida y por eso busqué ayuda. Por suerte, he encontrado buena comunicación y buen trato.

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