Los docentes afrontan el parón escolar con la incógnita como premisa: “No tenemos indicaciones concretas”
Ante una situación nunca vista, es lógico que se tomen decisiones nunca vistas. Y eso es lo que viene ocurriendo desde hace unos días en todo el país debido a la emergencia sanitaria provocada por el coronavirus. Primero fueron Madrid, País Vasco o La Rioja, y posteriormente el resto de comunidades autónomas las que se han ido sumando a cerrar aquellos lugares donde uno de los focos principales -niños y jóvenes- pasaban más horas: los centros educativos.
Confirmando los rumores que llevaban horas circulando, en la tarde del jueves Cantabria decretaba el cierre de colegios, institutos y universidades para evitar “males mayores”. El viernes era ya el presidente del Gobierno el que decretaba un estado de alarma que arrancaría en la medianoche del sábado. Lo que no esperaban algunos políticos era la incertidumbre que esto iba a generar entre alumnos, maestros, profesores y comunidad educativa en general, ya que son ellos los que continúan confundidos ante esta crisis que les ha llevado a sus casas.
Fernando Álvarez es profesor de Historia en el Instituto Nueve Valles de Reocín, imparte clases a alumnos de la ESO y de 2º de Bachillerato, y estos últimos son los que, a primera vista, parecen más afectados por la suspensión de las clases. “Están preocupados por no poder adelantar materia y vamos a intentar avanzar un poco con la idea de que a la vuelta repasemos lo aprendido”, indica el docente.
En su caso, admite no tener unas directrices “claras” por parte de la Consejería de Educación, aunque sí sabe que no tiene que ir al centro y que estas dos semanas teletrabajará. “No tenemos indicaciones concretas, pero sí sabemos que todo será online, por correo o por las plataformas que utilizamos. Tanto mandar las actividades, como que las hagan, como corregirlas y enviárselas”, explica.
Los 'daños' que pueden acarrear estos retrasos
Asimismo, está planteándose alguna forma de impartir clases online para los alumnos que este año tendrán la prueba de acceso a la universidad, pero esto será voluntario y únicamente para tranquilidad de los estudiantes “y para ir más desahogados”. “Creemos que van a tener que retrasar la EBAU -Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad- y el final de curso porque 15 días, o más, en otro nivel no suponen mayor problema, pero en 2º de Bachillerato, sí”, recalca.
Por otra parte está Sara Gómez, maestra de Primaria del Colegio Manuel Llano de Santander. La docente admite que durante el último viernes lectivo se vivió un ambiente “de mucha tensión” y, a pesar de ser consciente de la situación de gravedad por la que se ha tomado esta decisión, se confiesa: “Ojalá siguiéramos trabajando con normalidad”.
Asimismo, esta maestra explica que aunque en un principio les comentaron que iban a tener que hacer turnos para estar en el colegio, finalmente les permitirán el teletrabajo siempre y cuando estén en contacto con los alumnos y los tutores de otros cursos. También hubo incertidumbre respecto a las evaluaciones que estaban programadas para mediados y finales de marzo, pero tras decretarse el estado de alarma han quedado suspendidas.“Nos han recalcado, aunque sea obvio, que esto no son unas vacaciones. Debemos estar disponibles y no podemos viajar ni hacer nada fuera de lo normal”, asevera.
Además, en el caso de los maestros no deberán hacer un seguimiento online como en los institutos. Es decir, no tendrán que corregir las actividades hasta que no regresen a las aulas. Gómez se muestra preocupada por tantas incógnitas y confiesa que aunque 15 días sin avanzar temario no le preocupaban “tanto”, “si la cosa se alarga a más de 15 días ya empieza a complicarse”. Por el momento, la forma de enviar las actividades a los alumnos será a través de los grupos de difusión de WhatsApp con los padres, y por el propio blog del colegio donde se irán subiendo los contenidos.
“Hemos trabajado este fin de semana para que las actividades saliesen este lunes y los niños organizasen su semana, y ahora trabajaremos esta semana para preparar la siguiente. Pero todo es sobre la marcha, ni el equipo directivo sabe muy bien qué decirnos en algunos casos, dada la situación”, concluye la maestra.
Días de caos e incertidumbre
Precisamente María Maciel es directora en el Colegio Nuestra Señora de las Nieves, de Guriezo. El pasado viernes fue un día caótico para ella tras tener que ser la 'intermediaria' entre Consejería y profesores, y entre colegio y padres. Su objetivo durante este día -en el que finalmente se decretó el estado de alarma- era unificar los criterios de funcionamiento y dar orientaciones concretas a todo el profesorado.
“Vamos a utilizar las plataformas que cada tutor ya está utilizando con el alumnado, y nos centraremos en las áreas instrumentales -Lengua y Matemáticas- reforzando todos los contenidos trabajados con anterioridad”, señala la directora.
De igual forma, y para evitar un caos mayor, Maciel indica que se ha informado a los padres a través de un comunicado “para que sepan cómo tienen que funcionar a lo largo de estos días”. Para ella, al igual que para el resto de docentes de Cantabria y de España, esta situación nunca vista antes está suponiendo un excepcional ajetreo y un esfuerzo especial por controlar lo que, hasta ahora, parece incontrolable.
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