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Casa por casa o de camino a la huerta: así se hace la campaña electoral en el pueblo más pequeño de Cantabria

Tresviso se encuentra enclavado en plenos Picos de Europa.

Celia Álvarez

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Tresviso es el municipio más pequeño de Cantabria. Este pueblo con menos de 60 habitantes, perteneciente a la comarca de Liébana, está ubicado en el corazón de los Picos de Europa, a unos 900 metros de altitud y su aislamiento es evidente. De hecho, la localidad más próxima, Sotres, ni siquiera es cántabra, sino que pertenece al Principado de Asturias y se encuentra a 11 kilómetros de distancia.

La ganadería y el turismo son los principales sustentos económicos de los habitantes de un municipio que gestiona un presupuesto de apenas 180.000 euros y que posee la renta per cápita más baja de Cantabria, de 7.005 euros por persona. Pero es que, además, en Tresviso “hay que programarse para ponerse malo” porque el médico sube una vez al mes, los medicamentos a veces llegan en helicóptero, el primer cajero automático se instaló hace un año, el colegio más cercano está a casi 30 kilómetros por carretera de alta montaña -lo que supone unos 50 minutos en coche-, los productos frescos llegan una vez a la semana y los vecinos -con una media de edad que ronda los 60 años- tienen que hacer acopio de los bienes de primera necesidad a lo largo del año para hacer frente a los más que frecuentes aislamientos del invierno a causa de las copiosas nevadas que sufren.

En este contexto, la figura de un candidato político que aspira a gobernar el municipio se sobrepone a la ideología de la formación a la que representa. Y es que, aunque suene a tópico y sea una frase muy utilizada por los partidos, cada voto cuenta. Sin embargo, la estrategia electoral de cada aspirante a la Alcaldía de Tresviso -Javier Campo (PSOE), Santa López (PRC) y Alan Ruiz (PP)- es diferente: desde tocar a la puerta de cada casa del pueblo hasta aprovechar los caminos a la huerta para conocer las necesidades de los vecinos.

En definitiva, se trata de una campaña “a pie de calle” donde no se empapelan los espacios públicos con las caras de los candidatos ni estos se empeñan en hacer llegar su eslogan a cada rincón del pueblo. Tampoco se elabora un programa electoral al uso, ni se hacen mítines para exponer las propuestas políticas o reciben visitas de los candidatos autonómicos, que se reservan para plazas mayores.

Las peticiones llegan a diario, donde surja –en una charla con otros vecinos, de camino a atender al ganado...– y de manera personal. “Todo el mundo nos conoce y sabe cuáles son nuestras formas de pensar, así que no haces una campaña política intentando convencer con nuevas ideas”, explica Santa López, que se postuló como candidata regionalista en los anteriores comicios y repite de nuevo esta campaña electoral.

Gobernar en minoría

La situación política de Tresviso no es menos peculiar que el resto de sus características. Desde el pasado mes de octubre, Javier Campo (PSOE) gobierna en minoría tras la dimisión de la exedil socialista Emma Argüelles, lo cual propició directamente la mayoría absoluta de los regionalistas en la Corporación porque no había sustituto para la compañera de filas del alcalde, que lleva al frente del Consistorio desde hace 24 años. ¿Los resultados en las últimas elecciones municipales? 25 votos para el PSOE, 22 para el PRC y 8 para el PP.

Sin embargo, según el artículo 184 de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) se establece que en los municipios con una población inferior a 100 habitantes y que no estén sometidos a régimen de Concejo Abierto, cada partido político puede presentar una lista con un máximo de tres nombres. En cambio, el Partido Socialista solo llevó dos en la candidatura presentada en los comicios de 2019, por lo que, al cesar Argüelles (PSOE), Ignacio Torre (PRC), que era el siguiente aspirante más votado en las urnas, debía asumir el cargo, aunque fuera de otro partido. Es decir, dio un vuelco a la situación, aunque sin consecuencias prácticas para la gobernabilidad del municipio.

En esta ocasión, los partidos que aspiran a la Alcaldía de Tresviso en las próximas elecciones del 28 de mayo (PSOE, PRC y PP) solo presentan dos candidatos y ninguno de ellos incluye suplentes, porque “es muy complicado hacer una lista electoral en un sitio tan pequeño”, asegura Javier Campo. Tal es así que, esta vez, su candidatura estará integrada por él mismo y su hijo, ya que “nadie quiere entrar en temas políticos, a veces porque lleva tiempo y no supone dinero, otras por tener que significarse, e incluso porque en ocasiones te acarrea enemistades”, explica.

Una campaña distinta

El perfil y la forma de vida de los tres cabezas de cartel que se presentan en Tresviso, así como su manera de entender la gobernabilidad del municipio, no puede ser más distinta. Sin embargo, y a pesar de que a veces “surgen enfrentamientos”, la rivalidad entre los candidatos en este caso es meramente circunstancial. “Al final somos todos parientes”, apostilla el alcalde.

La filosofía del 'hoy por ti, mañana por mí' llega a todos los ámbitos en lugares con tan poca población. “Javier, su hijo César y yo nos turnamos para subir la compra a los vecinos, los productos básicos que no pueden subir los camiones”, cuenta Santa, la candidata del PRC. Lo mismo ocurre con los medicamentos que la enfermera deja en Panes -a 50 kilómetros y más de una hora de distancia en coche- hasta que el primer vecino que baja a algún recado los recoge para llevárselos a quien corresponda.

Este concepto de convivencia en el que prima la colaboración vecinal también se extiende a la política. “No puedes dejar de hablarte con un vecino porque tenga una ideología diferente, ya que en un momento dado puedes necesitar que te salve la vida, o tú a él”, explica Santa, quien achaca a esta situación el motivo por el que no cogió las riendas del Ayuntamiento cuando tuvo la oportunidad, hace unos meses. “Podíamos haber gobernado por encima de Javier, pero no me pareció justo ni ético. No tenía necesidad de humillarle y que saliera por la puerta atrás después de tantos años como alcalde”, argumenta.

Tres formas de vida

Javier Campo es el último artesano del queso en el municipio y ostenta el cargo de alcalde desde 1999, cuando ganó las primeras elecciones a las que se presentaba como cabeza de lista. Desde entonces, su labor como regidor le ha hecho ver que “un municipio pequeño tendrá menos problemas” pero, al mismo tiempo, “te obliga a hacer un poquito de todo”.

Por su parte, Santa López nació en Tresviso, se fue cuando tenía tres años y volvió con más de 30. Aun así, “para los vecinos sigo siendo una extraña”, comenta entre risas. Desde hace más de una década teletrabaja en el municipio lebaniego, donde regenta apartamentos turísticos mientras sus hijos crecen en Santander y suben a verla los fines de semana debido al complicado acceso a la educación que existe en un municipio tan remoto.

Muy diferente es la situación de Alan, el único aspirante que no reside en el pueblo y que ahora ha optado por ir “de casa en casa” para hacerse eco de las necesidades de los vecinos. De hecho, el candidato del PP vive en Santander -a 130 kilómetros y dos horas en coche-, donde trabaja en el departamento de mantenimiento de una empresa, y visita Tresviso algunos fines de semana. Una circunstancia que podría pasarle factura en las urnas, ya que “hay personas mayores que no conciben que te presentes sin vivir allí”, aunque cree que “con las nuevas tecnologías puedes estar atento a lo que pasa” y, además, a su juicio, “las cosas se luchan en las consejerías, que están en Santander”.

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