Casapalma: “Apostamos por hacer música de raíz desde Cantabria y desde lo rural como algo político, pero es difícil”

Casapalma se ha consolidado en pocos años como uno de los proyectos más singulares y emocionantes del panorama musical cántabro. Recuperando la canción montañesa y reivindicando el folclore de esta tierra con una mirada contemporánea, el dúo formado por Irene Atienza y Yoel Molina se mueve con naturalidad entre el pasado y el futuro, tejiendo un puente entre la tradición y la experimentación sonora. Tras su álbum de debut, 'Montañesas', publicado en 2024, llega 'Jotas', su segundo trabajo, un proyecto concebido como “un laboratorio” en el que la raíz se encuentra con la modernidad y el baile tradicional se reinventa desde el respeto.

La fiesta de presentación tendrá lugar este jueves 16 de octubre a las 19.00 horas en La Fábrica de Creación (Centro Cívico Tabacalera de Santander), en un encuentro abierto al público en el que se escuchará el disco en primicia antes de su lanzamiento en plataformas. Habrá firma de vinilos, merchandising y una sesión de DJ Uve para cerrar la noche. “Es una manera bonita de celebrarlo todos juntos”, aseguran en esta entrevista con elDiario.es, en la que hacen un repaso por su nuevo trabajo, concebido desde lo rural en el Valle de Cabuérniga, así como por el panorama musical cántabro. “La gente necesita irse fuera a que se ponga en valor lo que hace”, lamentan.

Si miran atrás desde los inicios de Casapalma, ¿qué ha cambiado más en ustedes como músicos y como personas?

Yoel: Yo he tenido que aprender muchas cosas en el proceso de este proyecto, porque ahora me toca ser productor, técnico, etcétera. Por eso en mi caso ha habido mucho cambio en ello. Y, en general, ahora tenemos entre manos la gestión de un proyecto al que dedicamos prácticamente 20 horas al día, más o menos [ríe].

Irene: Sí, y otra cosa que creo que ha cambiado desde el principio es que estamos profundizando mucho en el mundo de la tradición, cada vez más. Cuando entras en él vas a más con el tiempo, especialmente en este nuevo disco.

¿Cómo se consigue el equilibrio entre respeto por la música tradicional del folclore y la ruptura creativa?

Yoel: Yo creo que escuchando más de lo que haces. Diría que el equilibrio cuando te metes en algo así es escuchar un noventa por ciento y aportar un diez. Nosotros antes escuchábamos un poco con nuestro criterio y entendíamos lo que podíamos, pero ahora tenemos la suerte de tener asesores, sobre todo a Aurelio Vélez, que lo tenemos en el equipo, que nos guían en esa escucha para hacerla con más criterio. Pero la clave está en escuchar mucha música y tratar de entender los códigos y los lenguajes de la música moderna de baile o de la música urbana para que todo al final tenga sentido. En definitiva, escuchar con mucha atención.

¿Qué les ha enseñado el público en estos años? ¿Qué respuesta les ha sorprendido más en los conciertos?

Irene: Primero, que a la gente las canciones de toda la vida le mueven cosas por dentro, se sigue emocionando. Tanto los mayores, porque se acuerdan de esas canciones o les recuerdan a otras o a momentos puntuales, como también a los jóvenes. Una cosa muy bonita que nos ha pasado con Casapalma es que hay gente joven que no conocía para nada el folclore de aquí, de Cantabria, era totalmente ajeno a él, y de repente escuchando nuestra música han sentido que les pertenece también porque forman parte del territorio. Y nos escriben mensajes súper agradecidos porque ahora se sienten identificados con esta música.

Volviendo un poco al principio, ¿cómo y cuándo surge Casapalma? ¿Cuál es la chispa inicial o la idea original?

Yoel: Viene de una inquietud que teníamos los dos por separado de reconectarnos con lo que de alguna manera nos es propio. Irene tenía más contacto con su raíz de manera orgánica porque aquí se canta y en su familia se ha cantado siempre. En mi caso estaba un poco huérfano de identidad. Creo que teníamos esa inquietud los dos y cuando nos juntamos se puso a funcionar muy rápido el proyecto porque partía de una necesidad que ya estaba ahí.

Respecto al disco actual, ¿qué significa exactamente 'Jotas' en la evolución de Casapalma?

Irene: 'Jotas' es nuestro segundo disco, el primero era 'Montañesas', que era un conjunto de canciones que básicamente yo ya cantaba desde siempre, y 'Jotas' es como un reto, una especie de experimento. Yoel lo considera como un laboratorio porque ha surgido a raíz de que nosotros queríamos hacer jotas que respetasen las formas del baile, es decir, que la gente que baila jota tradicional escuchara una jota nuestra y reconociera todas las partes. Que pudiera bailarlas y que se entendiera. Por eso ahora nos hemos metido de lleno en el baile con asesores y con gente que sabe bailar que nos ha aconsejado.

Yoel: Es un experimento y un laboratorio muy complejo porque el problema de la forma de los bailes tradicionales es que son irregulares. Entonces hacer cuadrar la música de baile moderna con la música de baile tradicional y sus códigos más flexibles ha sido un reto que nos ha hecho sudar mucho [ríe].

Irene: Sí, hubiera sido mucho más fácil no respetarlo y hacerlo de una manera como que encajase naturalmente. Pero le hemos dado una vuelta de tuerca y hemos querido que sea lo más fiel al baile posible, y para eso ha habido que hacer mucho encaje de bolillos.

Yoel: Y este disco tiene también un pequeño apartado que es una mesa en la que hemos sentado a conversar, por un lado, a proyectos de Cantabria que hacen música hoy, que nos interesan mucho, como son Repion y Pablo Solo, con canciones tradicionales de esta zona. Y, por otro lado, a gente que está haciendo investigaciones diferentes e interpretaciones distintas de sus folclores a conversar con el folclore de Cantabria y a hacer canciones tradicionales de aquí. Y tiene cuatro colaboraciones -que van apareciendo entre las jotas- con Repion, Pablo Solo, Cristina Len y Ruiseñora.

A nivel de producción, ¿qué papel tiene el territorio, el paisaje de Cabuérniga? ¿Hay alguna influencia de la vida en el mundo rural?

Yoel: Yo creo que sí, que al final es imposible despegarte del contexto. Hacer un trabajo como este y un proyecto así en un contexto como este le da un sentido que no tendría si lo estuviéramos haciendo desde otro sitio. No te puedo decir algo específico, pero creo que se impregna y se empapa todo de una autenticidad que no tendría en otro contexto.

¿Por qué han decidido escuchar el disco en primicia con el público antes del lanzamiento? ¿Por qué esa escucha colectiva?

Irene: Es una práctica que ya hemos vivido en otros contextos. Nos apetecía mucho hacerlo y compartirlo con el público en Santander. Además, cuando se lo comentamos a La Fábrica de Creación, en el Centro Cívico Tabacalera, nos abrieron las puertas, y ya teniendo el espacio nos ha parecido una manera guay de acercarlo y compartirlo con todo el mundo, y de que la gente pueda preguntarnos cosas justo antes de que salga el disco en las plataformas. Es una manera bonita de celebrar todos juntos.

Yoel: Nosotros estamos haciendo este proyecto desde el mundo rural y cuando hemos lanzado la idea de hacer una fiesta de presentación, tenemos amigos productores -queseros o con una bodega- y nos han cedido productos. La Lleldiría nos va a poner un catering e Isabel nos trajo de Liébana un montón de vino que nos ha regalado para la fiesta. Y eso es algo que he sentido como muy potente: que la gente que está haciendo cosas en el rural se sienta identificada y apelada en una presentación así, que lo sientan como algo suyo. Ahí he sentido que estamos haciendo algo bien a la hora de tejer red y siento que se ha entendido bien esta respuesta, y me hace mucha ilusión.

Tenemos que cambiar la actitud, quitarnos los complejos de encima y apoyar, fomentar y dar visibilidad a lo de aquí cuando es bueno

¿Cómo perciben el panorama musical en Cantabria actualmente?

Irene: Hay bastantes propuestas muy interesantes en Cantabria. Cantabria a nivel cultural es complejo.

¿En qué sentido?

Yoel: Una cosa que creo que retrata la situación de la música de Cantabria es que los dos grupos con los que hemos hecho 'colabos', que son dos de los grupos más potentes ahora mismo de la escena de la música de Cantabria, son grupos afincados en Madrid. Creo que eso es una pena porque ambos tienen intención de venirse aquí, pero desde aquí es muy difícil conectarse con la escena. Nosotros estamos haciendo esta apuesta de hacerlo desde Cantabria y desde el mundo rural como algo político. O sea, nosotros queremos demostrar que se puede y ese es el reto, pero es difícil. Y dice mucho el hecho de que se hayan tenido que ir. Pero no le echaría la culpa a las instituciones, creo que hay todo un entramado que no pone en valor lo que se hace aquí. Por eso la gente necesita irse fuera a que se ponga en valor lo que hace. Y eso me parece que nos pone un poco por debajo, por ejemplo, de nuestros vecinos asturianos o gallegos. Tenemos muchos amigos trabajando en nuestras escenas y allí tienen un mimo mucho más bonito por lo propio.

¿Qué hace falta aquí para que lo pongamos en valor?

Yoel: No hace falta mucho más que tener la intención de ponerlo en valor. Que cuando un programador recibe una propuesta de aquí no la vea como algo menor por el hecho de que viene de aquí. Ya te digo que estos dos proyectos con los que hemos tenido mucha relación, con los que hemos hecho las colaboraciones, llevan teniendo esa sensación mucho tiempo, y ahora que empiezan a romper esa barrera de estar a nivel nacional empiezan a ser vistos aquí como algo con un valor. Pero han tenido que romper esa barrera fuera de aquí. En Galicia, por ejemplo, se hacen las cosas muy bien. Si eres de allí es un plus.

Irene: Te dan más valor que a otros grupos.

Yoel: Exacto, pero aquí es al revés. Creo que tenemos que cambiar la actitud, quitarnos los complejos de encima y apoyar, fomentar y dar visibilidad a lo de aquí cuando es bueno. Se trata de decir 'vamos a ponerlo en el foco en vez de intentar ponerlo detrás de la otra cosa de fuera que sí que le ponemos el foco'.

¿Consideran necesario o importante que los artistas se posicionen en temas sociales y que reivindiquen los asuntos de actualidad en materia social?

Yoel: Absolutamente. Creo que una parte imprescindible de nuestra función es entender que tenemos un altavoz porque la gente nos está escuchando y que usar ese altavoz de una manera adecuada es importante.

¿Qué papel ocupa hoy la música tradicional, el folclore o la música de raíz en un panorama tan diverso y digitalizado, con tantos géneros y tanto acceso a la música? ¿Tiene hueco?

Yoel: Yo creo que ahora ha habido un boom muy interesante, que yo pondría como inicio en Rosalía con 'El mal querer'. Y ha habido un desarrollo de proyectos muy potentes e interesantes en muchos sitios en estos últimos años.

Irene: Alrededor de la tradición.

Yoel: Sí, alrededor de la tradición y de los folclores. Con interpretaciones muy diferentes. Ahora vivimos un momento en el que se ha sentido esa necesidad, se ha puesto encima de la mesa y eso va a pasar a la historia como un movimiento importante a nivel nacional. Se hablará de esto en algún momento.

Irene: Es un momento en el que casi cada comunidad autónoma tiene sus artistas que han mirado hacia la música de raíz y la han reinterpretado de varias formas. Es un momento muy bonito justo para la música tradicional.

Y para terminar, ¿dónde les gustaría que sonara 'Jotas'? ¿En qué contexto les haría ilusión que alguien lo escuchara?

Yoel: Creo que lo bueno de 'Jotas' es que como estilísticamente se mete en tantos sitios se puede escuchar en muchas situaciones.

Irene: En muchos contextos.

Yoel: Sí, y a mí me gustaría, sobre todo, que saliera lo más posible fuera del contexto de la música tradicional, porque ya se conoce. Y esto que estamos haciendo permite que se acerque a un festival de indie o más mainstream, creo que tiene cabida y esa es nuestra apuesta. Por eso lo estamos intentando difundir lo máximo posible.