Polanco y Los Corrales de Buena, en riesgo de cierre por el crecimiento de la incidencia acumulada de COVID

La COVID-19 amenaza con una cuarta ola tras la Semana Santa que está a punto de arrancar, aunque los parámetros epidemiológicos ya reflejan un empeoramiento de la situación desde hace unos días. En concreto, la cuenca del Besaya es la zona de Cantabria con datos más preocupantes y donde incluso alguno de sus municipios empiezan a ver muy cerca la posibilidad de un confinamiento.

Concretamente, Polanco, localidad que ya fue cerrada en enero, y Los Corrales de Buelna son los dos que se encuentran al borde del precipicio como consecuencia del incremento de su incidencia acumulada (IA). El primero supera la barrera de los 500 casos por cada 100.000 habitantes (539) y el segundo aún está lejos (372), pero se acerca a una velocidad cada vez más rápida.

Y es que Polanco ha visto cómo su tasa de contagio ha crecido un 191% en los últimos 14 días, mientras que la de Los Corrales se ha disparado un 400%. En lo que respecta al resto de municipios de la zona, cabe destacar que la capital de la comarca, Torrelavega, presenta una incidencia de 178 con una subida en las últimas dos semanas del 12%.

Además, San Felices de Buelna, aunque no supera los 5.000 habitantes, tiene una IA de 803 con un repunte en 14 días del 375%, mientras que Cartes se mantiene alejado de peligro con 140 de incidencia y una bajada del 20% en dos semanas. Reocín, por su parte, presenta una tasa de contagio de 179 y ha visto cómo ha aumentado en un 50% durante este periodo.

En lo que respecta al resto del territorio cántabro, la COVID parece controlada y a niveles razonablemente aceptables, con 89 casos por 100.000 habitantes en Santander, 124 en Castro Urdiales, 36 en Laredo, 69 en Camargo, 81 en Colindres o 50 en Astillero. De los grandes municipios, el que se encuentra en peor situación es Santoña, con una IA de 209 y una subida del 229% en 14 días.