Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.
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La jueza ha cerrado por falta de pruebas el esperpéntico caso del 8M después del escándalo de los informes fabricados por la Guardia Civil y un psicoterapeuta ultracatólico para culpar al Gobierno. Lo cierra provisionalmente, no vaya a ser que Eduardo Inda o Javier Negre encuentren en el 5G una prueba irrefutable de una conspiración de los rojos y feminazis para controlar el mundo a través de la pandemia. La puerta queda abierta por si interesa volver a abrirla. Como decía Einstein, sólo hay dos cosas infinitas: el espacio y la capacidad de los españoles para destruir sus instituciones desde dentro. Que se lo digan a la monarquía.
Se han juntado una jueza, unos guardias civiles y un Legionario de Cristo para hacer un juicio de pandereta con recortes de la prensa reaccionaria. Parecería un chiste si no fuera tan grave. Unos oficiales de la Guardia Civil han atacado a un gobierno democrático utilizando los resortes de la democracia. Nadie les pedirá responsabilidades. Ni superiores ni jueces ni ciudadanía. Estamos tan acostumbrados a las tramas de la policía política, la prensa y la judicatura que ni reaccionamos aunque atenten contra nuestra soberanía.
Con la tontería hemos gastado recursos que pagamos todos y el tiempo que no nos sobra para hablar de lo que quería la derecha y atacar a un gobierno legítimo y al más legítimo movimiento de igualdad que lucha por los derechos de todos. Hablamos de lo que les interesa en lugar de hablar de lo que nos importa, como el ingreso mínimo vital, por ejemplo, que se aprobó la semana pasada con los votos a favor incluso del PP y la única abstención de la ultraderecha. Resulta que los que lo llaman “la paguita” son la minoría pero hacen tanto ruido con las cacerolas que oímos más las suyas que las cacerolas vacías de los que no tienen para llenarlas.
Como dice Rosa María Artal en una entrevista en eldiario.es sobre su nuevo libro, La bolsa o la vida, nos dan para beber lejía y mucha gente se la traga. La lejía, a pesar de lo que piense el Doctor Trump, no cura, revuelve el estómago y te manda al otro barrio. Tengamos mucho cuidado porque de tanto beberla cada día, nos la chupamos sin enterarnos. Con todo, lo peor no ha empezado. Viene una crisis económica con el gobierno más de izquierdas de la democracia, los empresarios se han empezado a mover para ponerle freno y a la Corona le crecen los problemas, así que me temo que van a intentar lavarnos el cerebro inyectándonos lejía a jeringazos.
Si no pueden hacer caer al gobierno, intentarán que caiga Unidas Podemos de la coalición. Utilizarán todos los resortes del sistema como hemos visto en el caso 8M. Ya está en marcha la operación. El IBEX y compañía se reúne esta semana en una cumbre propia para decirle al Gobierno lo que tiene que hacer. Lo primero que le han dicho es que la reforma laboral no se toca. El mismo día cesan a la dirección más progresista que ha tenido El País en años y regresa el director de la etapa más conservadora. Maruja Torres huye. Viene lejía. No traguen, escupan.
MARTES A LAS 10H: INGRESO MÍNIMO PARA PERSONAS EN RIESGO MÁXIMO
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