Las brujas de La Alcarria vuelven a Castejón acompañadas del 'Lobero'
En el año 1725 se abre proceso contra Joseph de Elvira, natural de Ribagorda y apodado ‘El lobero de Castejón’. Se le acusa de amedrentar a los ganaderos de la Sierra asegurando tener un pacto con el demonio que le permite controlar a las bestias.
Él es uno de los protagonistas de la exposición ‘Brujas de La Alcarria’ que hasta ahora acogía el Monasterio de Monsalud de Córcoles (Guadalajara) y que a partir de junio podrá disfrutarse en la localidad conquense a cuyos vecinos aterrorizó en su día un personaje “muy interesante, porque dio el paso de ser un pastor de lobos, responsable de evitar que el ganado de los pueblos colindantes fuese consumido por este depredador, a convertirse en leyenda del hombre lobo”, según explica uno de los responsables del proyecto, Javier Fernández.
Junto a esta figura legendaria en la zona, los visitantes a esta muestra se verán inmersos en un auténtico “aquelarre” de las brujas más temidas en La Alcarria de los siglos XVI y XVII, aunque incluso antes del siglo XV y hasta el XVIII hubo gran profusión de este tipo de perfiles tan heterogéneos que van desde curanderas a ligadoras o expertas en quitar el mal de ojo.
“La casuística es muy amplia y muy rica en ese sentido”, asevera Fernández, quien, tras citar el ejemplo de ‘La Celestina’ de Rojas, adelanta que esta exposición “nos habla, además, de la problemática que tenía la mujer de esta época para agremiarse, tener un oficio reconocido y no estar obligada a depender del marido para sobrevivir”. “Eso hacía que, en muchos casos, se dedicaran a este tipo de oficios y prácticas que desafían al catolicismo buscando la limosna a cambio”, espeta.
Las hermanas Catalina, Ana y Juliana, que lideraron el clan de la familia León
De entre estas mujeres, que protagonizaron múltiples procesos inquisitoriales por hechicería tanto en Cuenca como en Guadalajara, Fernández rescata a las hermanas Catalina, Ana y Juliana, que lideraron el clan de la familia León, integrado, además, por otras tres brujas y dos hombres que acechaban por la noche las casas de vecinos, que afirmaban “sentir pellizcos en la cama, empujones y estar impedidos para encender candelas”.
También menciona a María, conocida como La Herrera de Tinajas, “que tenía poderes de clarividencia”, así como a la beata de Huete, famosa hechicera que estaba enamorada de Fray Ambrosio de Montesino y se convirtió en especialista en ligazones conjurando a los diablos, o a Jerónimo de Liébana, natural de La Ventosa que ejerció como mago incluso desde la cárcel de Cuenca, donde fue recluido.
La muestra promete una “experiencia histórica y sensorial” y, junto a los tradicionales paneles explicativos, ofrece un “feedback para que el público también pueda intervenir y sentir en primera persona lo que sentía alguien acusado de hechicería en este entorno alcarreño”.
Para ello, a través de tres simuladores, los interesados pueden vivir “tres experiencias diferentes a las que se tuvieron que enfrentar las hechiceras de la época”, asevera Fernández.
La primera de ellas es el vuelo en escoba, “que nos retrotrae a esos vuelos que dicen ellas que hacían, según los testimonios de las torturas inquisitoriales”. “Lógicamente, no se hacían realmente pero a través de unas sustancias psicotrópicas, ellas creían que volaban”, afirma el coordinador del proyecto, citando como ejemplo y tenemos el caso de las brujas de Pareja, “que dicen que cada una iba volando con su demonio hasta el campo de Barahona en Soria”, aunque en el caso de esta muestra, los que se han decidido a subirse a la escoba han disfrutado de una vista privilegiada desde el aire del Monasterio de Monsalud.
Junto a la escoba, el cepo, “donde se ponían para el escarnio público y las privaban de libertad”. “Hemos grabado un video de 360 grados, con el cepo puesto, y, en esa situación, te das cuenta, por ejemplo, de que tu ángulo de visión es diferente al normal así como de la angustia que podían sentir”.
La muestra promete una experiencia histórica y sensorial
Pero, si de angustia se trata, la quema en la hoguera supone “un paso más allá”, puesto que el visitante “no solo puede moverse en el propio video, de 360 grados, sino que, además, puede interactuar con él y participar en la acción tras colocarse una diadema que funciona con tecnología experimental. El sistema es capaz de detectar el nivel de concentración del visitante y simula un conjuro: si el visitante se concentra lo suficiente, provoca la lluvia ”y eso hace que se salve de la quema en la hoguera, en el caso contrario, fallece y da el paso al más allá en un vuelo de dron“. La intención con todo ello es ”meter al público en la piel de estas mujeres, que sufrieron unas represiones muy fuertes durante muchos años“.
La muestra, que fue financiada por un proceso de crowdfunding, ha recibido hasta ahora más de 3.000 visitas anuales y nunca había salido del Monasterio de Monsalud hasta ahora, cuando, tras su cierre, la organización ha cedido su gestión al Ayuntamiento de Castejón, que contará para ello con la colaboración de la asociación Castejón Activo, pero Fernández considera “interesante que pudiera itinerar por los pueblos protagonistas”.
Este trabajo es resultado de un extenso proceso de documentación en el Archivo de la Inquisición de Cuenca y en el Archivo Histórico Nacional, aunque el coordinador del proyecto confiesa que investigar todos los casos que hubo en esta región “sería muy complicado, porque hay muchísimos, sobre todo en la provincia de Cuenca, donde la historia de brujas es tan rica y abundante”, hecho que considera “un reto” que le “encantaría abordar en un futuro”.
Por su parte, la alcaldesa de Castejón, María Arribas, recuerda cómo, de niña, le contaban la leyenda de el lobero, “pero hay vecinos que no la conocían”, lamenta, consciente de que esta muestra les permitirá “reconocer los valores que tiene La Alcarria y será un punto de encuentro con su historia”, además de un “revulsivo y un atractivo turístico más” para este municipio.
