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La familia Cañadas, una historia de compromiso con la República en Guadalajara

Emilia Cañadas en la presentación del libro

Raquel Gamo

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“Os juro que muero siendo inocente”. Con estas profundas palabras se despedía Antonio Cañadas Ortego de su familia desde la cárcel, antes de ser fusilado el 5 de julio de 1939. Es la fecha que consignan Pedro A. y Xulio García Bilbao, y Carlos Paramio, en la monumental obra ‘La represión franquista en Guadalaja’ (Ediciones Silente, 2010).

Fue uno de los perdedores de la Guerra Civil. “Muchos de ellos serán fusilados al amanecer, tras recorrer en una furgoneta militar su último camino: el trayecto que va desde la prisión en que están recluidos hasta la tapia del cementerio. Así acabarán sus días muchos nombres significados de la crónica local de Guadalajara, como Antonio Cañadas Ortego, el profesor de instituto Marcelino Martín o el ebanista Facundo Abad, alcaldes socialistas durante el periodo republicano”, escribió Javier Solano en ‘Guadalajara durante el Franquismo: memoria de la ciudad 1939-1959’ (Nueva Alcarria, 1995).

La vida de Antonio Cañadas, militante de Izquierda Republicana, concejal, alcalde y gobernador civil de Guadalajara durante la Segunda República evoca el trágico destino que siguieron miles de republicanos españoles por defender la libertad hasta las últimas consecuencias. Nacido en la capital alcarreña en 1892, Cañadas estudió para maestro, se casó con Ascensión, una mujer de Guadalajara de familia acomodada y, junto a ella, formó una familia de seis hijos.

Durante años el matrimonio regentó un comercio de bicicletas en la céntrica calle de la Concordia de Guadalajara, aunque si por algo se recuerda a Antonio Cañadas es por su activismo político a favor de la República. Afiliado a Izquierda Republicana desde joven, escribió en el diario ‘Abril’ y ejerció de concejal y alcalde de Guadalajara en 1931 y 1936. Ahora Emilia Cañadas, su hija y presidenta de honor del Foro Por la Memoria de Guadalajara recupera la historia de su padre, y la suya propia, en ‘Memorias de una mujer republicana’, presentado esta semana en la localidad de Cabanillas del Campo.

La llegada de la Guerra Civil

La vida de la familia transcurría sin sobresaltos hasta que estalló la Guerra Civil y se vieron empujados a desplazarse a la localidad alcarreña de Fuentenovilla, después del bombardeo con el que la aviación alemana arrasó Guadalajara, en diciembre de 1936. El plan de la familia Cañadas era emigrar a México para empezar una nueva vida después de la guerra. Un proyecto que se truncó, cuando los nacionales capturaron a Antonio en el puerto de Valencia junto a otros muchos republicanos, que esperaban subir a un barco para viajar a América. A partir de entonces comenzó el sufrimiento y la tortura para el político de Guadalajara. “Los falangistas sometieron a mi padre a un juicio sumarísimo y le fusilaron en el cementerio de Guadalajara el 5 de julio de 1939”, recuerda emocionada a eldiarioclm.es Emilia Cañadas, hija de Antonio, de 90 años de edad, quien recuerda cómo su padre “nos contó en su testamento las torturas que sufrió y hasta donde quería que se le enterrase”.

Tras el fusilamiento de Cañadas, Ascensión y sus hijos vivieron en la penuria durante la posguerra, porque, según afirma Emilia “nos obligaron a pagar una multa de 14.000 pesetas y nos robaron todo, hasta las camas”. Después poco a poco rehicieron su vida en Madrid bajo la tutela de su madre Ascensión, que hubo de trabajar limpiando casas para mantener a su familia, y siempre con el recuerdo imborrable de su padre.

Casi 80 años después del asesinato de Antonio Cañadas, su hija Emilia le rinde un emotivo homenaje. “Mi padre era un hombre bondadoso, justo con los demás y nunca me avergonzaré de que le mataran, porque defendió sus ideales hasta el final”, asevera. Emilia contaba con diez años cuando fusilaron a su padre. Una historia “triste” que ha marcado la existencia de esta mujer de fuertes convicciones republicanas, que a sus 90 años recoge el testigo de su antecesor con una intensa actividad política en las filas de Izquierda Unida y como Presidenta de honor del Foro por la Memoria de Guadalajara: “He vivido teniendo presente el legado inolvidable de mi padre, soy republicana, me afilié en la clandestinidad al Partido del Trabajo y siempre he tratado de defender la libertad y la justicia social”, enfatiza Cañadas.

“Que la sociedad aprenda la historia horrible que padecimos durante el franquismo”

El libro ‘Memoria de una mujer republicana’ recoge esta dolorosa trayectoria vital. “Desde joven escribí mi diario y con este libro deseo dar a conocer mi vida y que la sociedad aprenda la historia horrible que padecimos durante el franquismo, porque hay incultura y la historia no se explica a los jóvenes como ocurrió”, subraya la guadalajareña.

La obra aborda la vida de Emilia, grabada por la pérdida de su padre, y relata cómo desde los ocho años, su familia y ella misma lucharon incansablemente para sobrevivir a la posguerra. “Viví durante años separada de mi madre en el internado de las monjas Adoratrices de Alcalá de Henares, porque estaba en la penuria y no podía ocuparse de mi”.

Hoy, a los 90 años y una lucidez asombrosa revela convencida que “mi gran ilusión es vivir la III República antes de morirme”.

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