Blog dedicado a la crítica cinematográfica de películas de hoy y de siempre, de circuitos independientes o comerciales. También elaboramos críticas contrapuestas, homenajes y disecciones de obras emblemáticas del séptimo arte. Bienvenidos al planeta Cinetario.
‘Citizenfour’, de Laura Poitras: ‘La mayor arma de opresión’
Un simple bono de metro puede destripar nuestra intimidad. Puede ser la puerta abierta para conectar con registros bancarios personales, con la huella digital que dejamos, o con las llamadas de teléfono y los mensajes que lanzamos. Mientras, creemos estar a salvo. Amos y señores de nuestra vida personal. El mundo parece estar conectado de manera inquietantey en esta red en la que nos vemos atrapados, sin venir a cuento, tenemos espectadores.
El ojo que todo lo ve o el Gran Hermano de Orwell parecen convivir en CitizenfourCitizenfour, pero sin ser una creencia, un inquietante personaje virtual o una criatura alumbrada por la ciencia ficción. Según el documental de Laura Poitras están aquí y ahora, entre nosotros, espiándonos y tienen un único nombre. Se llama NSA. Se trata de la agencia de inteligencia de EEUU que se encarga de todo lo relacionado con la seguridad en materia de información. Y de hecho, es la protagonista del mayor escándalo destapado en los últimos tiempos por un héroe cuestionado, otro gran enigma: Edward SnowdenEdward Snowden.
Este antiguo trabajador de la NSA desveló que la agencia intercepta continuamente las comunicaciones de ciudadanos de todo el mundo a través de correos, de búsquedas de Google, de registros bancarios, de manifestaciones ingenuas a través de las redes sociales. Es así, al parecer, desde el 11-S, cuando se instauró un control férreo de la información en aras de la seguridad nacional y ante posibles amenazas terroristas. Y este hombre, traidor para el Gobierno de su país, decidió denunciar esta violación de los derechos civiles filtrando a la prensa todo lo que sabía.
En el momento real de la filtración
La obra de Laura Poitras es testigo de ello en primera persona. Es un prodigio de la narración bien dosificada. Es un thriller escalofriante en el que un fugitivo, en tiempo real, se dedica a narrar su odisea y a pasar información a un grupo de tres periodistas en un Hotel de Hong Kong: Glenn Greenwald, Ewen MacAskill y la propia realizadora. El espectador se cuela en el momento real de la filtración, vive la emoción de sentirse uno más a la hora de recibir las revelaciones, llega a sentir también el miedo irracional que despierta en ellos la posibilidad de ser interceptados y arrestados por el ‘sistema’, siempre una amenaza. Y es que la paranoia es la auténtica protagonista de la cinta.
La autenticidad en la película va más allá del material revelado. Reside en pequeños detalles como en la entereza de Snowden, en su determinación suicida y, paradójicamente, en sus dudas. En la manera tímida de mostrar su humanidad, como cuando manifiesta su pesar ante el lío en el que ha metido a las personas de su entorno con su huida. El material es tan bueno, y la edición de los momentos más reveladores tan soberbia que deja poco espacio a la distracción del espectador. Incluso cuando la avalancha de información y de datos llega a abrumar al más pintado. Sin embargo, la maestría de Poitras consiste en llevarnos de la mano para comprender lo esencial del asunto sin dejarnos con el complejo de idiotas en la conciencia.
La cinta ha ganado un merecido Oscar al mejor documental, pero más allá de ello y del debate que suscitó en su momento, apenas se oye hablar de que vayan adoptarse medidas que erradiquen este tipo de espionaje, “la mayor arma de opresión de todos los tiempos”, como se anuncia en la película. Quién sabe, a lo mejor todo volverá a quedar, lamentablemente, en una de esas teorías de la conspiración con las que nos gusta entretener el tiempo.