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La caza compatible, un modelo que une la conservación con la actividad cinegética

Corzo Ibérico de Castilla-La Mancha

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Castilla-La Mancha es una comunidad “especialmente volcada” hacia la conservación del hábitat de las especies naturales, a través de espacios protegidos y con un “control eficiente” para su “óptima propagación y mantenimiento”. Así lo aseguran desde la Junta de Comunidades para defender “una gestión compatible” de la caza para el control de especies como el jabalí y el ciervo. “Debido a la enorme influencia del ser humano, han desaparecido los grandes depredadores carnívoros, lo que genera que muchas especies no dispongan ya de un control natural de su población”.

Aquí es donde entra la llamada “gestión compatible de la caza”, que se trata principalmente de controlar el número de especies como el jabalí o el ciervo, ya que sin esto “los animales acabarían con los recursos que lo sostienen”. De hecho, desde el Gobierno regional defienden que ya son “muy extensas” las áreas en las que gracias a esta modalidad de caza han regresado, “décadas” después de no estar presentes. De este modo, la actividad cinegética serviría como un método no sólo de control sino también de conservación de estas especies autóctonas. “Además, esta actividad proporciona interesantes recursos turísticos que se traducen en una mayor riqueza y bienestar para toda la comunidad”, recalcan.

La ley del Caza de Castilla-La Mancha recuerda igualmente la actividad cinegética es una de las “más extendidas” en la región, por lo que su ejercicio tiene una “notable incidencia” en el medio natural. A esto hace referencia la modificación de la legislación, aprobada, en 2018, donde se señala que la norma quiere promover y garantizar la contribución de la gestión cinegética a la conservación de los hábitats naturales y especies silvestres de la región. El texto explica que así se quiere fomentar “buenas prácticas” entre quienes practican la caza, junto a la colaboración de, entre otros, el cuerpo de Agentes Medioambientales. El texto puntualiza, eso sí, que la caza sólo será compatible con los espacios protegidos “mientras no haya evidencias de una deficiente preservación de la zona protegida”.

En el artículo 56, que estipula los Planes de Ordenación Cinegética, se explica que estos documentos son un instrumento para la gestión de terreenos cinegéticos para “asegurar el aprovechamiento sostenible y ordenado de las especies cinegéticas”, algo que es “compatible con la conservación de la diversidad biológica”. Además, recalca que se establecerán limitaciones a la caza en los casos que, “por razones justificadas”, sea así necesario para la defensa de las áreas y los recursos naturales protegidos.

El papel de los cazadores

El aspecto conservacionista de la caza lo defiende también el director general de la Fundación Artemisan, Luis Fernando Villanueva, que explica que “el 95% del territorio en Castilla-La Mancha está bajo la figura del coto de caza”. A esto se suma que una de cada tres hectáreas de la región está dentro de un espacio natural protegido, explica Villanueva, y por eso, Castilla-La Mancha está “bien conservada gracias a la gestión de los cazadores”. “Principalmente, porque los cazadores lo gestionan todo el año y se invierte no sólo en las especies cinegéticas, sino también en la conservación.

Es este conjunto de circunstancias, continúan desde la Fundación Artemisa, la que “refleja” el compromiso de los cazadores con el medio ambiente. “La imagen del cazador ha cambiado mucho, no sólo por la sensibilización, sino porque los cazadores han visto que los recursos son limitados y por eso nadie va a agotar los que existen. Saben la forma de gestionarlos, cuidando el hábitat, porque si no hay un hábitat ideal no va a haber caza”.

La Fundación realizó un estudio, apoyado por la Junta de Comunidades, en el que

destacaban que la actividad cinegética es “reconocida” como una herramienta para gestionar la fauna silvestre y también los Ecosistemas naturales. Eso sí, los impactos positivos se obtienen cuando la práctica está “bien planteada”. De este modo, señalan que así se controla la superpoblación de ciertos animales, como con los jabalíes. “Si no hubiera caza, la población de estos animales se duplicaría cada año pues el impacto de sus predadores naturales es muy limitado”, aseguran en 'Evaluación del impacto económico y social de la caza en Castilla-La Mancha en 2016'. Los cazadores se encargan así de realizar un seguimiento de las poblaciones, caza selectiva, regulación del cupo de piezas y guarderísa“.

En cuanto a la preservación de la fauna silvestre, el documento señala que la caza se lleva a cabo en hábitats de “gran valor” ecológico, y que el control que se realiza de los predadores “puede beneficiar” a las especies que no son cinegéticas, como ocurre en el caso de la avutarda o el sisón, especies protegidas. A esto añaden que el 28% de los titulares de cotos de la región participan “activamente” en programas de conservación de especies, como pueden ser el águila imperial ibérica o el lince.

¿Dónde ir?

Entre los espacios protegidos que destacan desde la Junta de Comunidades es la Reserva Nacional de Sonsaz, ubicada en Campillo de Ranas en Guadalajara y muy cerca del conocido Hayedo de Tejera Negra. Las manchas de caza de esta zona no son inferiores a 250 hectáreas, con batidas alternas cada temporada. Las fuentes naturales de agua de la reserva se han adecuado como bebederos para corzos, ya que es una de las zonas donde más hay, y además se les ofrece suplemento alimentario cuando la comida es menos abundante, explican desde el Gobierno regional.

La adjudicación de batidas se realiza por concurso público, reservándose el 80% de puestos a los cazadores de las localidades de la reserva y el 20% restante a foráneos. Para más información, se puede acudir a la delegación provincial de Medio Ambiente en Guadalajara, 949 88 53 00, o a la consejería de Medio Ambiente, 925 28 67 08.

En medio de los Montes de Toledo se encuentra el coto Quintos de Mora, que está gestionado por el Organismo Nacional Parques Nacionales. Se trata de una “gran” raña, llanura del bosque mediterráneo, propia de esta zona y que es hábitat de ciervos ibéricos y corzos, además de búhos reales y buitres negros. El área es visitada también de manera ocasional por águilas reales e imperiales. En esta zona, que pertenece a Patrimonio Forestal del Estado, tiene, además, un “importante espacio” dedicado a la gestión sostenible del bosque y es el primer lugar donde se ha criado la perdiz roja para su reinserción. Para más información, se puede acudir a la delegación provincial de Medio Ambiente en Toledo, 925 26 79 00, o al Ayuntamiento de los Yébenes, 925 32 01 81.

El coto La Garganta y los Ojuelos se encuentra en el Valle de Alcudia y Sierra Madrona, y con parajes “tranquilos” al ser un espacio “especialmente protegido” y donde no se permite la caza menor. Los tipos de caza que se pueden llevar a cabo en ella son la montería, el rececho y el aguardo y existen especies cinegéticas como el ciervo ibérico, el corzo o el jabalí.

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