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ENREVISTA

Francisco Holgado o la búsqueda del dinosaurio turbofuturista

Francisco Holgado

José An Montero

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El seminario Sagita Magma había dedicado sus últimas sesiones a cuestiones que tocaban el cuerpo social por sus aristas más visibles —la desigualdad, la pobreza o la moral pública—. En esta ocasión, la temática giraba en torno a la vertiginosa actualidad dopamínica, poniendo sobre la mesa el impacto de la inteligencia artificial en nuestra relación con el mundo “real”. Uno de los participantes fue Francisco Holgado, artista e investigador que ha centrado buena parte de su trabajo en las tecnologías de la imagen y su dimensión cultural.

En sus últimas propuestas, la inteligencia artificial generativa “tiene una presencia muy fuerte y permite ensayar modos de uso con la idea de explorar cómo utilizar este medio, relativamente nuevo”, empleándola para producir interpretaciones del mundo desde un enfoque social. “Cada época tiene un arte y el arte interpreta su tiempo, incluso cuando quienes lo viven no lo entienden”, explica.

El artista e investigador se graduó en la Facultad de Bellas Artes de la UCLM y posteriormente cursó el Máster de Investigación en Prácticas Artísticas y Visuales, donde también inició labores de colaboración docente en Estética de la Modernidad. Paralelamente, ha comenzado una labor como editor con trabajos como Manifiesto turbofuturista (2023) o Una bomba atómica de fresa (2024), además de desarrollar una producción artística interesada en las tecnologías de la imagen “y por la influencia que estas tienen en la cultura y, por tanto, en cómo nos organizamos socialmente y en cómo nos relacionamos con el medio”.

El Manifiesto turbofuturista

En el Manifiesto turbofuturista, un trabajo colectivo en el que participaron Ana Martínez-Collado, Francisco David Holgado, Rosa García, Beatriz Morales, Miriam Navarro Prieto y Andrés Garo, se proponía “una ironía con el futurismo italiano. Queríamos pensar cuál era el punto de vista que mejor se adapta al sistema actual”. Según Holgado, “estamos en un momento de destrucción del medio, de forma muy radical, en un sistema completamente insostenible”. En ese contexto, la propuesta del turbofuturismo no es resistir frontalmente: “En lugar de destruir o rebatir, nuestra postura suele exaltar esto hasta un punto en el que se nota perfectamente que no funciona. Es casi un turbo nihilismo en el que vivimos”.

“Un dinosaurio recorre la galaxia: el dinosaurio del turbofuturismo. Los reyes de los hombres ya toman nota de ello. Miran al porvenir llenos de entusiasmo y así nos lo hacen saber a través de sus medios de comunicación. Vivimos en una época maravillosa. Una época en la que el absurdo más recalcitrante ha invadido cada rincón de nuestra cotidianeidad haciéndose merecedor del adjetivo sublime”, describen en este manifiesto artístico. “Hicimos una especie de manifiesto turbofuturista, una ironía con el futurismo italiano”, un texto en el que exacerban el sistema para revelar su fallo, haciendo de la ironía un método de crítica. “Nuestra postura suele ser exaltar esto hasta que se nota perfectamente que no funciona. Porque somos conscientes de que estamos en un momento de destrucción del medio… un sistema completamente insostenible.”

Cómo utilizar la IA en el arte

Entendiendo, en cierto modo, al artista como una suerte de acelerador crítico, Holgado ha realizado en los últimos tiempos “una serie de trabajos en los que la inteligencia artificial tiene una presencia muy fuerte y que juegan con la idea de intentar pensar cómo utilizar este medio, que es relativamente nuevo”. En su opinión, “Un trabajo que tenemos desde el arte es ver cómo utilizar este medio nuevo para decir cosas nuevas”.

“Ahora nos queda pensar qué puede hacer un ciclista (con una bicicleta con una rueda torcida), quiero decir, un artista en un camino tan concurrido” como el del lenguaje, escribe en su portfolio. “Un trabajo que tenemos desde el arte es ver cómo utilizar este medio nuevo para decir cosas nuevas”. Para Holgado, la IA forma parte de la genealogía técnica del arte: “No tenemos que tener más miedo de la IA del que tuvimos de la fotografía. Nunca acabó con la pintura. Son medios distintos que interactúan. En mi caso, tengo cosas hechas con ella que se parecen mucho a la pintura. Sinceramente, no creo que haya, a nivel plástico, ninguna diferencia con cualquier otro medio anterior.”

Cada época tiene un arte, y el arte interpreta su tiempo, incluso cuando quienes lo viven no lo entienden. Nos damos cuenta de dónde estamos cuando han pasado 50 o 60 años

“Genero muchas imágenes, las recorto, las paso otra vez por la IA, las vuelvo a recortar… al final quizá tardo más en hacer un collage con IA que pintándolo”, explica. En uno de sus últimos trabajos, Antes del diluvio (2025), fusiona paisajes y motivos diversos con las inquietantes deformidades que produce la combinación y retoques de imágenes creadas con inteligencia artificial. “Desde una consabida, insoslayable y necesaria falta de precisión, da cuenta de los alucinógenos pormenores de un mundo incomprensible”, escribe en la presentación de la obra.

“Un elefante y una nave espacial pueden compartir espacio sin grandes inconvenientes en el deslocalizado y siempre alucinógeno territorio de las tecnologías de la imagen. (...) Hoy por hoy, la sobrecogedora multiplicación exponencial de las imágenes vía Internet y el aún más desconcertante impulso de la inteligencia artificial sumergen dicho proceso evolutivo en la más hermética incertidumbre”, escribía en el catálogo de Rampas y picatostes (2023).

Porque, según Francisco Holgado, “Cada época tiene un arte, y el arte interpreta su tiempo, incluso cuando quienes lo viven no lo entienden. Nos damos cuenta de dónde estamos cuando han pasado 50 o 60 años… los cajones que hacemos después son mentira.”

Nota del autor: la entrevista con Francisco Holgado se realizó poco antes de su intervención en la séptima sesión de Sagita Magma. Seminario-Dopamina. Estética Política y Ontología de la Comunicación, celebrada el 4 de noviembre de 2025, en la Sala 111 de la Facultad de Bellas Artes del campus de Cuenca de la Universidad de Castilla-La Mancha. La sesión titulada Generación IA: memes y dopamina en los albores del ocaso, en la que participó junto con Astrid Wagner. Este ciclo está coordinado por Ignacio Escutia, Andrés M. García Romero y Laura Budia Piña, con la colaboración de la Facultad de Bellas Artes, la Facultad de Comunicación y la Facultad de Educación y Humanidades. El seminario se prolongará hasta diciembre, con trece encuentros que entrelazan filosofía, arte y pensamiento crítico.

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