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Yo soy el monstruo que os habla

22 07 31 Una voz para Erauso (Bilbao) 2993 r

José An Montero

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El colectivo Cabello/Carceller firmó en el Azkuna Zentroa (Alhóndiga Bilbao) una de las exposiciones del año que ahora cerramos. En 'Una voz para Erauso. Epílogo para un tiempo trans' recuperan la memoria, o al menos la reubican, de Catalina de Erauso, “la monja alferez” a través de un itinerario, en forma de relato, en el que la instalación, la performance, el vídeo se complementan para hacer explotar un discurso histórico que trato de ubicar “cada cosa en sitio”. Una de las propuestas artísticas del año comisariada por Paul B. Preciado, escritor y filósofo conocido internacionalmente por su trabajo sobre las políticas del cuerpo y la sexualidad. 

Cabello, Carceller y Preciado, nombres clave del contexto artístico contemporáneo que sorpresivamente, sin publicidad y durante únicamente tres días, hemos vuelto a encontrar de nuevo en la exposición 'Dejar de ser' en la claustrofóbica Sala Larga de la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. Sin los medios de la producción del Azkuna Zentroa, pero con un discurso al menos igual de potente, Ana Carceller y Helena Cabello han reunido en esta muestra las propuestas de ocho estudiantes de la asignatura “Políticas de Identidad y Prácticas Artísticas” del Máster en Investigación en Prácticas Artísticas y Visuales que imparten en Cuenca, desarrolladas a partir de la lectura del libro 'Yo soy el monstruo que os habla. Discurso de un hombre trans, de un cuerpo no-binario, ante I'École de la Cause freudienne de Francia' de Paul B. Preciado. 

Una exposición en la que se plantean “un paseo por las disforias de identidad, de lugar, de tiempo que el discurso ha impuesto sobre nosotros, que son o algún día fueron nuestra jaula, que de alguna forma han marcado nuestro tiempo y nuestro hacer”. Con este punto de partida, Saru Miras, Rocío Valdivieso, Perla T. Alejo R., Youssef Taki, Carolina Armúa, Thelma Trujillo, Guillermo Robayo G. y Lúa Gael plantean sus propios pronunciamientos, su “fuga de entre los barrotes, entre las relaciones de poder que aprisionan, someten y silencian”. 

“Pues bien, es desde esa posición de enfermo mental en la que ustedes me colocan desde donde me dirijo a ustedes, señores académicos, permítanme que les tutee por un segundo, como un simio humano de una nueva era. Yo soy el monstruo que os habla. El monstruo que vosotros mismos habéis construido con vuestro discurso y vuestras prácticas clínicas. Yo soy el monstruo que se levanta del diván y toma la palabra, no como paciente, sino como ciudadano y como vuestro semejante monstruoso”, escribe Paul B. Preciado en 'Yo soy el monstruo que os habla' y cuyas palabras reproduce sobre las paredes, techo y vigas con grafito y carboncillo Rocío Valdivieso entre signos de pregunta. 

'Gritos de origen, del aborigen' es la instalación interactiva y sonora con voces de comunidades indígenas y aborígenes Bubi, Fang, Tucanos, Arhuacos, Kogui, Ona, grito Zahareet de J. Guillermo Robayo Gómez, junto a la 'American Food' de Thelma Trujillo compuesta de cajas de cartón con comida típica mexicana. 'Muñequita', proyección sobre muñeca sin rostro con vestido dominicano, de Perla T. Alejo R o 'Cuerpos transversales' en el que los cuerpos y los mapas se funden en una caída perpetua a través de los collages con impresiones sobre libros antiguos de Youssef Taki, ayudante de comisariado junto con Saru Miras. 

Apenas tres días, desde el miércoles 14 al viernes 16 de diciembre se pudieron visitar estas jaulas dentro de otra jaula de “palabras que piensas cuando me ves”. “El migrante ha perdido el Estado-nación. El refugiado ha perdido su hogar. La persona trans pierde el cuerpo. Todos ellos cruzan la frontera. La frontera los constituye. Los corta y los destituye. Los atraviesa y los revienta. Viven en el cruce”. De fronteras y pérdidas, de lecturas manipuladas, de estudiar los distintos tipos de jaulas “en los que los humanos se encierran a sí mismos”. 

Desde el retrato que Juan van der Hamen realizó de Catalina de Erauso vestido de alférez de la marina colonial española entre 1625 y 1628 expuesto en el Azkuna Zentroa, hasta la muñeca sin rostro de Perla T. Alejo R. en la Facultad de Bellas Artes, pueden formar parte de ese “ relato de cómo, a veces ruidosamente, a veces silenciosamente, se construyó este hormiguero y cómo el mundo moderno que había establecido la diferencia entre nuestra locura y su razón comenzó a desmoronarse”, en palabras escritas por el propio Paul B. Preciado en 'Dysphoria Mundi' (Anagrama, 2022). 

Dos escalas expositivas que comparten la potencia de un discurso necesario con intención de transformación social de las categorías que alterizan y capaz de “desplazar y resignificar esta noción de disforia para comprender la situación del mundo contemporáneo en su conjunto, la brecha epistemológica y política, la tensión entre las fuerzas emancipadoras y las resistencias conservadoras que caracterizan nuestro presente”. Disforia del mundo.

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