Educación vial versus puntos negros en las carreteras, ¿por dónde empezar antes?
En el año 2017, 112 personas fallecieron en las carreteras de Castilla-La Mancha, 19 más que en 2016, según los datos facilitados por la Dirección General de Tráfico (DGT). En lo que se refiere al número de accidentes mortales el pasado año (104) también hubo incremento: en 2016 fueron 97. La mayoría de estos siniestros se produjeron por salidas de vía con vuelco posterior del vehículo o por colisiones frontales y fue Toledo, con diferencia, con 41 accidentes la que encabezó el ranking de siniestralidad en las carreteras.
La DGT reconoce el “repunte” general en toda España de los accidentes pero su máximo responsable, Gregorio Serrano, matiza: “Estoy seguro que con la nueva Ley de Tráfico y Seguridad Vial y con más medidas de control, educación, formación, comunicación e investigación” se puede mejorar y al exponer los (malos) datos apuntaba “que ninguna medida es eficaz si no cuenta con la implicación de los conductores y del resto de la administración pública”.
En ese afán de 'implicar' al resto de administraciones públicas y de la ciudadanía, en particular los conductores, en la responsabilidad de mejorar las cifras de muertes en carretera, la DGT está poniendo en marcha las llamadas Subcomisiones Provinciales de Educación Vial. En Ciudad Real acaba de constituirse.
La jefa provincial de Tráfico en esta provincia, Raquel García Fabra, explica que se trata de grupos de trabajo creados “dentro del plan de medidas urgentes que adoptó el Gobierno el pasado enero de 2017 para unificar actuaciones y catalizar ideas o intervenciones” y a los que, además de la DGT, el Subsector de Tráfico de la Guardia Civil o departamentos del Gobierno central como el Ministerio de Fomento, se incorpora la Junta de Castilla-La Mancha, la Diputación Provincial, ayuntamientos, la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) -en octubre se celebrará el V Foro de Derecho de la Circulación y la Movilidad-, asociaciones de víctimas, representantes del sector empresarial o de los siete parques infantiles de educación vial de la provincia.
Tras la constitución de esta Subcomisión Provincial de Educación Vial, la idea es poner en marcha tres grupos de trabajo en los que se integren otros colectivos “desde un punto de vista técnico”. De hecho, asegura García Fabra, “están abiertos para que quien quiera participar y tenga algo que decir, como las autoescuelas, otro tipo de empresas o los particulares, pueda hacerlo”.
El primer grupo impulsará iniciativas en los parques infantiles de Tráfico, el segundo se centrará en el trabajo de los ayuntamientos en materia de educación vial y el tercero trabajará sobre seguridad vial laboral, con acciones en las empresas. La primera reunión de estos grupos se producirá a finales de este mes de febrero y en tres o cuatro meses se espera que puedan “reportar” las primeras ideas.
Según la jefa provincial de la DGT en Ciudad Real , el trabajo debe priorizar a “los usuarios más vulnerables” y entre los objetivos está el de trasladar a la sociedad que la educación vial “debe realizarse a lo largo de toda la vida. Las nuevas generaciones están más concienciadas pero otras no. Todavía muere gente porque no se ha puesto el cinturón. No me entra en la cabeza”.
Educación vial, sí...pero, ¿y los puntos negros que no se eliminan en las carreteras?
De hecho, la responsable del Tráfico en Ciudad Real cree que reducir o no los accidentes en carretera es “cuestión de educación porque yo puedo tener unas vías o un vehículo muy seguro, con lo último en sistemas de seguridad en ambos casos, pero si no soy consciente de lo que tengo entre manos, cojo un teléfono, no respeto la distancia de seguridad o no tengo en cuenta las condiciones meteorológicas adversas, no va a haber nadie que me ayude”.
Y es que, argumenta, “el factor humano es el 80% de las causas de los accidentes de tráfico” y por eso pide respeto de los conductores “hacia sí mismos y hacia los demás”. Será entonces, dice, “cuando consigamos reducir las cifras de siniestralidad, mientras tanto, pues no”.
“La persona es la responsable última de lo que hace con su vehículo”, insiste. Pero... ¿cómo se puede apelar a la educación vial sin que las administraciones públicas se corresponsabilicen y se coordinen, por ejemplo, en la eliminación de puntos negros en las carreteras?, le preguntamos. Y es que, paradójicamente, uno de los casos más claros está en la provincia de Ciudad Real, donde vecinos de varios municipios llevan pidiendo años una mejora de la N-430, cuya gestión corresponde al Ministerio de Fomento, sin conseguirlo.
La jefa provincial de Tráfico se muestra contundente: “¡Claro! Eso debe ir acompañado de una intervención de las administraciones. Por eso se establecen estos planes nacionales de seguridad vial donde se fija todo tipo de intervenciones”.
El último informe de puntos negros (atendiendo al número de accidentes) que la DGT refleja en su página web es del año 2014. No recoge ningún punto negro en la provincia de Ciudad Real ese año, ni en Cuenca o Guadalajara. Sí apunta uno en Albacete (CM-220) y otro en Toledo (M-305) y ninguna de las dos es de titularidad estatal.
Según el informe del RACE de la Red de Carreteras del Estado correspondiente a 2017, casi un 14% de las carreteras castellano-manchegas que superan los 2.000 vehículos al día y tienen una longitud de más de cinco kilómetros, presenta un riesgo elevado en alguno de sus tramos y algunas tienen índices de riesgo de más del 88%, como es el caso de la carretera N-301 en Albacete por la falta de inversiones.