Este blog es un espacio de colaboración entre elDiario.es de Castilla-La Mancha (elDiarioclm.es) y el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha para abordar diversas cuestiones sociales desde la reflexión, el entendimiento y el análisis.
Juventud, divino tesoro
Las etapas de la vida se ven de forma distinta según la edad. Las personas mayores ya han transitado por la infancia, la adolescencia y la juventud, tienen mucho pasado, mientras que quienes aún son jóvenes tienen por delante todo el futuro.
Esto condiciona la forma en que se observa la juventud: las personas jóvenes se proyectan, mientras que las mayores tienden a mirar retrospectivamente, comparando su pasado con el presente.
Las comparaciones son cognitivamente inevitables, podemos hablar y entender porque podemos comparar, la cuestión es dónde fijamos los marcos o los términos de las comparaciones. Estas no siempre han de ser diacrónicas (predominantemente históricas), también pueden ser sincrónicas (en buena parte sociológicas). Lo que resulta evidente es que el momento y las circunstancias en las que una personas o colectivo afronta las etapas de la vida condiciona la manera de pensar, comportarse y comprender la realidad en la que vive.
Las personas de la generación de baby boom, nacidas en la década de los años 60, formaron la generación más numerosa y, coincidiendo con su juventud o con la adolescencia, vivieron importantes transformaciones económicas (la industrialización, el turismo), técnicas (la llegada de los primeros electrodomésticos), sociales (el cambio de ideas y valores), culturales (las vanguardias artísticas y la influencia del pop y el rock) y políticas (la llamada transición democrática). Hoy están empezando a jubilarse y dentro de unas décadas se encontrarán en situación de dependencia y van a necesitar cuidados. Por la propia situación socioeconómica y también por ser tan numerosa, esta generación sufrió tal vez como ninguna las consecuencias del desempleo y las dificultades para acceder a su primer trabajo y aunque muchas de ellas han podido realizar una vida laboral completa, hoy están preocupadas por la sostenibilidad del sistema de pensiones con una pirámide de población que se está invirtiendo.
Sin embargo, las y los jóvenes de ahora se están encontrando con menos dificultades para acceder al empleo (la tasa de paro juvenil ha pasado del 47,7% hace diez años, al 25,4%, según los datos de la EPA del tercer trimestre de este año), pero con unos sueldos muy precarios. Algunos estudios indican que el salario de los jóvenes entre 20 y 24 años es un 45% inferior al salario medio nacional. Esto no les permite emanciparse, sobre todo con el emergente problema de la vivienda (mientras el salario medio de los jóvenes es alrededor de 1.300 euros, el alquiler medio en ciudades como Madrid está en torno a los 1.600 euros mensuales).
Esta situación está dificultando a las y los jóvenes poder desarrollar una vida independiente de sus padres y está llevando a extender la categoría de 'juventud' hasta los 35 años, con las consiguientes consecuencias en la bajada de la natalidad, tan necesaria en los países demográficamente envejecidos. Aunque la inmigración podría ser parte de la solución, este tema merece otro artículo.
El análisis de la situación de la juventud actual tiene una interesante dimensión sociológica, en alianza con los impactos del desarrollo tecnológico, las nuevas formas de trabajo, los cambios en los valores y en las relaciones de género, así como en las estructuras y configuraciones de los modelos familiares. Estamos ante una nueva realidad que está afectando a la manera de vivir de la sociedad en su conjunto.
Las y los jóvenes actuales tienen mayor formación, sobre todo en el desarrollo de conocimientos, habilidades y capacidades tecnológicas y disponen de instrumentos que manejan y utilizan con mayor destreza que las personas mayores, beneficiándose más de sus utilidades. Pero también las padecen en algunos casos, con los usos y abusos de las tecnologías de la comunicación y la inteligencia artificial, así como con las adicciones a las pantallas que les exponen a situaciones de riesgo y soledad o a tener que afrontar situaciones delicadas de salud mental (otro tema importante).
Atender a las personas mayores, vulnerables y/o en situación de dependencia es una obligación moral y un ejercicio de solidaridad intergeneracional que refleja los valores de una sociedad, creo que esto se tiene muy claro; pero facilitar el tránsito a la vida adulta de las personas jóvenes es también un valor saludable y una inversión en capital social que también puede favorecer la sostenibilidad de la protección social de los colectivos más vulnerables. Es la calidad de vida de las personas jóvenes, pero es también la sociedad del futuro lo que está en juego.
No es casualidad que las y los jóvenes se sientan decepcionados con la política o adopten posicionamientos de apatía o rechazo. Solo una actitud miope ante la realidad social actual impide ver que los problemas de la juventud no ocupen un lugar prioritario en la agenda política y mediática del país
Y aquí va mi tesis y mi llamada de atención: la economía, la sociedad y la política no están siendo generosas con la juventud; probablemente nunca lo hayan sido, pero actualmente es el sector que más ha cargado con las consecuencias de las crisis económicas, el que menos capacidad económica ha recuperado, el que menos se beneficia de las prestaciones sociales, el que va a tener que cargar con la sostenibilidad de los sistemas de protección social y el que, en muchos casos, no podrá tener los hijos/as que desee.
Sin embargo, no se habla de estos temas en los grandes debates públicos, ni se aportan soluciones. No es casualidad que las y los jóvenes se sientan decepcionados con la política o adopten posicionamientos de apatía o rechazo. Solo una actitud miope ante la realidad social actual impide ver que los problemas de la juventud no ocupen un lugar prioritario en la agenda política y mediática del país, y esto está teniendo consecuencias negativas (personales, sociales y políticas) para la juventud de hoy, pero también para la sociedad de mañana.
Los problemas de las personas jóvenes actuales no son solo sus problemas, porque estos afectan a la sociedad en su conjunto y al futuro de la misma. El dicho de que la juventud es un “divino tesoro” no es solo por sus virtudes físicas, su belleza, su energía o la capacidad de disfrute que se asocian con esta edad, sino que se trata de algo que las sociedades deben cuidar (atesorar) para su propia supervivencia, desarrollo y progreso.
Sobre este blog
Este blog es un espacio de colaboración entre elDiario.es de Castilla-La Mancha (elDiarioclm.es) y el Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla-La Mancha para abordar diversas cuestiones sociales desde la reflexión, el entendimiento y el análisis.
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