La Motilla del Azuer recibió el doble de visitas en 2021, un incremento “notable” pero que no llega a niveles prepandémicos

Un total de 4.690 personas visitaron la Motilla de Azuer en Daimiel, el doble que las 2.311 que lo hicieron en 2020. Así lo ha asegurado el arqueólogo municipal Miguel Torres en Radio Daimiel. Se trata de un incremento “notable” que, sin embargo, no llega al récord alcanzado e 2019 con 8.700 visitas. 

Para volver a esos datos, lo fundamental es que las restricciones sanitarias por la pandemia “no aparezcan de nuevo”, ya que en 2021 también las hubo al principio de año. Entre enero y febrero, con el pico de la tercera ola, el yacimiento estuvo cerrado y, en Semana Santa, se prohibió la movilidad entre comunidades autónomas. 

Esta “situación anómala”, explicó Torres, ha modificado en parte el perfil del turista que visita el yacimiento. Así, después de unos años donde mandaba el visitante madrileño, éste ha perdido fuerza con respecto al turista ciudadrealeño o manchego, que debido a esas restricciones se ha movido por su entorno más cercano. La tendencia también se ha notado a lo largo de las fiestas navideñas, pero con un flujo que “cada vez” se parece más al que se registraba antes de la pandemia. De hecho, los 23 turnos programados entre las dos últimas semanas de diciembre y la primera de enero han estado “casi completos”, según Torres.

“El tirón de La Motilla del Azuer es una realidad”, señalan desde el Ayuntamiento, que ha reforzado su promoción renovando el material expositivo que acoge el Centro del Agua, ahora rebautizado con el nombre de ‘Savia’. Allí se ha recreado “a una mujer de la Edad del Bronce sacando agua de un pozo y se ha incorporado como novedad la reconstrucción virtual del poblado” que rodeaba el recinto amurallado del asentamiento, explicaba el arqueólogo.

Las motillas son infraestructuras milenarias, que datan de hace más de 2.000 años, y son “referentes” de la primera cultura hidráulica europea. Son construcciones que formaron una red de pozos, que obedecieron a una situación de cambio climático con gran aridez en la zona.