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Nace el colectivo Feministas de Pueblo: “La despoblación tiene nombre de mujer”

Presentación de Feministas de Pueblo en Manzanares (Ciudad Real)

Alicia Avilés Pozo

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La situación de las mujeres en el mundo rural es uno de los focos sobre los que se centra la celebración de este 8M, Día Internacional de la Mujer, en todo el país. No son pocos los llamamientos y manifiestos que denuncian el enorme camino que todavía queda por recorrer ante las desigualdades que persisten de manera más intensa fuera de las grandes ciudades. Esa carencia de derechos, casi siempre invisible y con consecuencias que generan violencias machistas, es la que ha motivado la creación en Castilla-La Mancha de la asociación Feministas de Pueblo.

Hace más de un año que seis mujeres procedentes de varias localidades pequeñas de las provincias de Toledo y Ciudad Real, y que se conocían por su activismo social y político, comenzaron a estudiar la posibilidad de montar este proyecto centrado en el medio rural. Así, hace unas semanas, desde Orgaz, desde Almagro, desde Villarrubia y desde otros pueblos de toda la región, se constituyó el colectivo. Ahora ya se cuentan por decenas, y sus perfiles y contextos vitales son muy diferentes: son médicas, sociólogas, ordenanzas, desempleadas, solteras, casadas, con hijos, sin hijos...

En una comunidad autónoma tan grande como Castilla-La Mancha, la idea de un colectivo regional resultó ambiciosa, pero también posible. Feministas de Pueblo ya ha echado a andar dentro del movimiento feminista para, entre otros objetivos, servir de soporte a todas aquellas mujeres del mundo rural que quieren llevar a cabo acciones en sus pequeños municipios pero que no encuentran o no disponen de mecanismos para ello.

“Nos dimos cuenta de que, aunque ahora se hable más de ello, mucha gente que nace y vive en los pueblos no conoce bien feminismo. Hemos visto la necesidad de ir a estos pueblos con la palabra ‘feminista’ por delante para explicar lo que es y poner nuestra semilla. No queremos que ninguna mujer se quede sin militar y sin hacer actividades o participar en este movimiento porque no tenga cerca una asociación o un colectivo. Queremos llegar allí donde no se llega desde las grandes ciudades o  desde los grandes núcleos de población”, explica Ana Ortega, portavoz de la asociación.

De los roles de género a la desigualdad

En Feministas de Pueblo han detectado “diferencias muy amplias” entre el contexto de la mujer en pequeñas poblaciones del medio rural y el de las ciudades. Las causas son muchas y conocidas: en estas zonas “todavía existe una tradición donde los roles de género están  muy marcados y cuanto más pequeña es la población, como se conoce todo el mundo, más miedo existe a la participación”.

“El empleo femenino en estos pueblos está centrado en los cuidados y cuando la zona es básicamente agrícola, su papel es de hacer apoyo familiar, algo que no es remunerado ni se cotiza”, señala la portavoz. A ello añade que en esta comunidad autónoma también hay poblaciones muy alejadas de los centros de salud o de las residencias de mayores con lo que se acentúan “las carencias de la mujeres en cuanto a convertirse en sostén de la vida”. Igualmente, otros factores como la falta de servicios, de medios de transporte o de centros de la mujer provocan que “las medidas destinadas a todas en realidad no lleguen a todas”.

En este sentido, en la nueva asociación consideran muy relevante abordar las violencias machistas y sexuales que en las zonas despobladas tienen un claro repunte. “Es importante tener en cuenta que en muchos casos se trata de mujeres mayores que en muchos casos están solas y no saben a quién acudir”.

Una conclusión extraída de todos estos factores es que “la despoblación tiene nombre de mujer”. “Las mujeres jóvenes son las primeras que salen de los pueblos, y cuando las mujeres salen de los pueblos, los pueblos se mueren. No solo no ven una salida laboral, sino tampoco un proyecto vital fuera de los roles tradicionales de trabajos feminizados. Lo que necesitamos es poner el foco en qué papel están jugando las mujeres en nuestros municipios y qué podemos hacer para que la vida sea más fácil para ellas, para que se asienten en el territorio y tengan su propio proyecto vital”.

¿Cómo van a hacerlo? Feministas de Pueblo se está dando a conocer en los municipios originarios de sus fundadoras pero su intención es ampliar el espectro, generar una red de mujeres castellanomanchegas “estén donde estén” y “acudir allí donde nos llamen y nos necesiten”. También se han comprometido a llevar la historia del feminismo a los pueblos y a hacer talleres sobre las violencias machistas. Pero, sobre todo, quieren que en cada municipio donde acudan haya un número de mujeres suficientes para poder hacer federaciones locales de la asociación y que puedan funcionar de manera independiente.

“Nuestra labor es de activismo político y social. Ofrecemos también nuestra colaboración al Instituto de la Mujer y a los Centros de la Mujer de los ayuntamientos; queremos apoyar a todas las asambleas y colectivos, y trabajar en conjunto con todos los actores sociales afines para llevar la igualdad real a todos los municipios. El movimiento feminista está muy vivo y debemos seguir saliendo a las calles y defender cada día el espacio de las mujeres en los pueblos”, concluye.

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