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Preguntas y respuestas para entender la incipiente economía circular

Planta Clamber de Puertollano / IRIAF

Alicia Avilés Pozo

La economía circular comienza a tomar forma como ese plan B que escala posiciones en las políticas de optimización de recursos en todo el mundo, especialmente en Europa. Hasta el punto de que ha pasado a ser un plan A muy viable o incluso el único posible, a la vista de los efectos cada vez más claros del cambio climático y del calentamiento global.

El objetivo de defensa del medio ambiente está haciendo que este tipo de economía se haya incorporado a las estrategias de la Unión Europea. Una de ellas es Bioregio Interreg Europe, que ha reunido en Puertollano (Ciudad Real) - sede de la planta de biotecnología Clamber- a un conjunto de expertos y administraciones para marcar sus líneas generales y los interrogantes que todavía supone.

¿Qué es la economía circular?

Contra el “usar y tirar” en el que se ha basado la economía mundial de manera tradicional y que además ha provocado el agotamiento de los recursos naturales, en la última década ha ido conformándose una alternativa a ese modelo lineal: el sistema circular. Se basa en la reutilización, la reparación, el reacondicionamiento y el reciclaje, tratando con ello de mantener el valor de los productos y materiales durante el mayor tiempo posible y conservarlos tras el final de su vida útil. El objetivo es volverlos a utilizar y seguir creando valor.

¿Qué es Biorregio Interreg Europe?

Es el organismo de la Unión Europea creado para impulsar la economía circular de los flujos biológicos mediante su influencia en las políticas regionales basadas en la eficiencia de los recursos. El acto de Puertollano es un ejemplo de su función de compartir experiencias sobre las mejores tecnologías disponibles y los diferentes modelos de cooperación. Entre sus objetivos más específicos se encuentra incrementar las ratios de reciclado de los residuos orgánicos.

El primer evento interregional de este proyecto tuvo lugar en Lahti (Finlandia), durante el mes de abril y Castilla-La Mancha recoge el testigo con el segundo evento interregional, con el principal atractivo de la visita a las instalaciones de la planta Clamber. Liderado por la Universidad de Lahti (Finlandia) participan ocho socios de seis países diferentes (Finlandia, Eslovaquia, Grecia Rumanía, Francia y España). La duración de este proyecto es de cinco años y Castilla-La Mancha centra su participación en dar a conocer los ensayos de investigación e innovación tecnológica basados en la eficiencia de los residuos como recursos.

¿Qué está haciendo además la UE para impulsar este nuevo modelo?

En Europa existe un paquete de medidas destinadas al fomento y posterior implantación de la economía circular con horizonte a medio plazo para 2020 y que cuenta con una financiación de 650 millones de euros. En ese año, los países deberían ser capaces de arrojar solo el 10% de sus residuos a los vertederos. España está actualmente en el 50%. Anabel Rodríguez, directora ejecutiva Fundación para la Economía Circular, destaca la necesidad de “cerrar el círculo” de todos los procesos mediante el aprovechamiento de las materias primas para generar otras complementarias y secundarias que “entren de nuevo en el círculo de la producción”; así como conseguir el “residuo mínimo”, es decir, solo desechar aquel que no es valorable energéticamente. Ese sería el primer paso hacia el denominado “vertido cero”, el reciclaje, la reparación y la reutilización (la estrategia Multi-R). También señala en este punto que el objetivo de la eficiencia es la generación de empleo local y “no deslocalizable”, así como contribuir a la seguridad de los suministros.

En total, la Estrategia Europea cuenta con 54 medidas que afectan a la totalidad de las etapas del ciclo de la vida de los productos y a varias áreas prioritarias como los plásticos, los desperdicios alimentarios y las materias primas más críticas.

¿Qué está haciendo el Gobierno español?

Paloma López-Izquierdo, subdirectora general de Residuos del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) ha explicado que España también trabaja en una estrategia con forma de hoja de ruta, que comprende el horizonte 2030. Ha defendido que en este plan, el Ejecutivo quiere ir “poco a poco” para “ir corrigiendo pasos y no equivocarnos”. Ha hecho especial hincapié en el agua, que dispone de “espacio propio” en su planificación en cuanto a técnicas para su reutilización, y ha apostado igualmente por la sensibilización y participación de la sociedad porque “no solo debemos hacerlo las administraciones”. Además, a este proyecto se han unido otros ministerios como el de Industria y Competitividad o el de Empleo.

¿Qué ha motivado que en Castilla-La Mancha se quiera poner en marcha la primera Ley de Economía Circular de España?

Lo ha especificado durante el encuentro el consejero de Medio Ambiente, Francisco Martínez Arroyo. Esta región no tiene gran tradición de ser pionera en materia de medio ambiente, pero ahora “está yendo por delante”. El objetivo es que la normativa pase por el Consejo de Gobierno en la primavera del año que viene y que esté aprobado antes de que termine la legislatura. Considera el Gobierno regional que la amplia superficie de cultivos leñosos, que sirven para absorber las emisiones de CO2 (hasta un 55% de las mismas), convierte a la región en un territorio ideal para apostar por la sostenibilidad. Según el consejero, la economía circular permitirá no solo reducir las emisiones sino que también generará riqueza, “que es la mejor forma de ganar la batalla del medio ambiente”.

¿Qué contenidos tendrá esta ley y cómo afectará a las empresas?

Lo que se sabe hasta ahora de la Ley castellano-manchega de Economía Circular es que tendrá una consecuencia directa para las empresas contaminantes. Todas aquellas que se instalen en Castilla-La Mancha deberán pagar una fianza ante posibles accidentes de tipo ambiental y también un canon por su actividad, para prevenir que no sean los ciudadanos los que asumen el coste. Deja claro que el objetivo no es recaudatorio, sino que la idea es reinvertir ese dinero en políticas ambientales, en la denominada “fiscalidad verde”. El viceconsejero de Medio Ambiente, Agapito Portillo, detalla por su parte que también se dará prioridad en contratos públicos a todas aquellas compañías que apuesten por la economía circular. “Todo para luchar contra el cambio climático, ser un poco mejores, y generar riqueza y empleo al mismo tiempo defendemos el medio ambiente”.           

¿Por qué en Castilla-La Mancha apuestan por una ley y no una estrategia?

El camino para el impulso de la economía circular difiere entre Gobierno central y castellano-manchego. El viceconsejero de Medio Ambiente avanza que el Ejecutivo regional poder “atar a través de las Cortes regionales” esta normativa ya que marcará la senda de la economía en los próximos años. Considera además que es la mejor forma para convertir este objetivo en “transversal” y que competa a todas las consejerías y a los sistemas de contratación pública, en aras de ese objetivo de dar prioridad a las empresas que favorezcan la economía circular.

También señala que es esencial que el fomento de las energías limpias y de la economía hipocarbónica se desarrolle legislativamente para “no convertirnos en el basurero de la comunidad autónoma de al lado”. La fórmula será mediante fianzas en la gestión de los residuos, seguros de responsabilidad ambiental y cánones de vertido.

¿Por qué se ha celebrado esta reunión en Puertollano?

La alcaldesa de esta ciudad, Mayte Fernández, ha querido resaltar el “prisma medioambiental” con el que el Gobierno regional quiere mirar a Puertollano, una localidad eminentemente industrial y con algunos problemas puntuales de contaminación. La “esperanza”, ha dicho la alcaldesa, es poder mirar al futuro con nuevas fórmulas y estrategias basadas en la economía circular. Ello permitiría a su población seguir apostando por el tejido industrial pero desde la concepción de nuevos modelos. Es importante resaltar que Puertollano y su comarca han sido muy castigadas por la crisis económica y la reconversión del sector industrial. Actualmente tiene sede en la ciudad la planta Clamber, que forma parte de los programas incluidos en Bioregio. “Somos una ciudad industrial pero queremos mirar al futuro con sostenibilidad”.

¿Por qué es un ejemplo la planta Clamber de Puertollano? 

Tal y como ha explicado Javier Mena, coordinador científico de esta biorrefinería, el proyecto se enmarca en la llamada Bioeconomía, es decir aquella basada en la biomasa como fuente de energía y de forma eficiente, para lo que se requiere un esfuerzo en investigación e innovación. Ahí se enmarca la iniciativa ‘Castilla-La Mancha Bio-Economy Region (CLAMBER), que sienta las bases para convertir a esta región en el referente del sur de Europa dentro de la investigación relacionada con el aprovechamiento de la biomasa, teniendo en cuenta que es un gran productor de la misma.

Actualmente lo gestiona el Centro de Investigación de la Vid y el Vino  (IVICAM), centro integrado en el Instituto Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario y Forestal del Castilla-La Mancha (IRIAF). Dispone de un presupuesto de 20 millones de euros aportados por el Ministerio de Economía y Competitividad y por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha y está cofinanciado con Fondos FEDER.

¿Hay algún ejemplo de economía circular aplicada a la agricultura?

Existen multitud de ejemplos en toda España, aunque todos a pequeña escala. Uno de ellos es el Proyecto LIFE+REGROW que se lleva a cabo en Mora (Toledo). La directora del Departamento I+D+i de Gesreman, Mercedes García-Muñoz, ha explicado que esta empresa está utilizando la biotecnología para la recuperación de ocho balsas de alpechín (el líquido que sale de las aceitunas antes de la molienda) mediante el uso de estrategias en un contexto de economía circular. Por ahora llevan dos meses de trabajo, y el objetivo principal es restaurar un espacio aplicando ‘in situ’ tratamientos biológicos para reducir la contaminación generada por esos residuos y convertir la zona en un ecoparque con fines medioambientales y educativos que también pueden generar puestos de trabajo.

El proceso es mezclar el alpechín con otros residuos orgánicos para generar compostaje y reutilizarlo en la remediación de suelo. Se trata de balsas de evaporación que se construyeron en los años 80 que han sido utilizadas hasta 2006 generando problemas de contaminación del suelo. La directora de Gesreman calcula que durante todos estos años de han autorizado hasta 1.000 balsas de este tipo por los que espera que este proyecto pueda replicarse en otras zonas.

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