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GUADALAJARA

La fórmula de diez pueblos contra la despoblación: rutas interpretadas con pastores, el cura y hasta el alcalde

Un hombre observa el paisaje en la Campiña Alta de Guadalajara

Carmen Bachiller

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‘Campiñear’. El término no existe para la Real Academia Española. Pero el vocablo sí lo conocen al oeste de la provincia de Guadalajara. En una parte de la comarca de La Campiña - la más cercana al límite con Madrid- conviven una decena de pueblos pequeños que, salvo alguna excepción, no superan los 300 habitantes.

Son pequeños, pero “muy activos” desde hace ya una década. La estrecha relación vecinal de otros tiempos se había perdido por la emigración hacia la ciudad. Es difícil y, en algunos casos imposible, revertir la despoblación así que han optado por “crear comunidad” y buscar argumentos para que quienes se han marchado, sigan teniendo motivos para no cortar definitivamente los lazos con sus raíces.

Viñuelas, Casa de Uceda, El Cubillo de Uceda, Valdenuño Fernández, Malaguilla, Málaga del Fresno, Fuentelahiguera de Albatages, Villaseca de Uceda, Matarrubia… Todos estos municipios han impulsado la iniciativa ‘Campiñeando’ o lo que es lo mismo, rutas interpretadas que realizan los que viven en el pueblo para quienes hace tiempo que se marcharon y para aquellos que quieren descubrir el entorno rural.

César Pérez es presidente de la Asociación Cultural de Amigos de Villaseca de Uceda y coordina la iniciativa. “Pensamos en una actividad que nos uniera a todos y en la que pudiera participar gente de todos los pueblos. No es lo mismo organizarla para los 40 vecinos de Villaseca que para los de ocho o nueve municipios del entorno”.

Se turnan en la organización de las rutas interpretadas. “Intentamos que todos los pueblos se impliquen en su diseño”. Recorren senderos o caminos marcados y señalizados previamente para completar la distancia entre una y otra localidad o de la ruta circular, en ocasiones.

No hay guías profesionales. Todos son voluntarios que se organizan a través de un grupo en Whatsapp. “Participan desde los pastores, el cura, el alcalde o algún vecino que pueda explicar la zona”, cuenta César Pérez. “De lo que se trata es de la gente vuelva, que valore su pueblo, que lo quiera y que conozca lugares a los que nunca se había planteado ir”.

Y es que, reconoce que los más jóvenes desconocen no solo las peculiaridades de la zona sino también las tradiciones, las costumbres o las nomenclaturas del lugar y eso termina creando desapego. En ocasiones las ignoran incluso los pocos vecinos que siguen viviendo allí. Hasta los caminos están infrautilizados porque pocos saben de su existencia.

Las rutas son aptas para todos los públicos, están abiertas a cualquier persona que quiera apuntarse y de momento suelen celebrarse dos veces al año - en primavera y en otoño- los sábados, domingos o festivos.

Se sale a las diez de la mañana. Se ofrece agua y manzanas a los participantes para afrontar un itinerario de unos diez kilómetros, con dos paradas. En total, unas tres horas de ruta que pueden discurrir entre chopos, encinas, campos de colza en flor o de cereal, lagunas en las que suelen descansar las grullas en su proceso migratorio, pequeños cauces de los afluentes del Henares y hasta se pueden encontrar indicaciones para seguir el Camino de Santiago Mendocino, entre Guadalajara y Madrid. Todas las rutas pueden encontrase en Wikiloc si alguien desea hacerlas por su cuenta.

Durante el recorrido se habla de los puntos singulares del territorio, de la fauna, de la flora, la orografía, de las costumbres y hasta de historias personales. “Se trata de conocer mejor nuestros pueblos y nuestra comarca”, dice César Pérez, un pequeño territorio que, al trazar un círculo, no supera los siete kilómetros de diámetro.

En el punto de llegada plantan un árbol donado por Viveros Sánchez, una empresa familiar de la zona. Siempre se recibe a los participantes con un vermú y a veces con una pequeña degustación gastronómica. Por eso, aunque la actividad es gratuita y los ayuntamientos se han implicado con modestas cantidades de dinero, se puede contribuir. “Ponemos un bote y también hemos hecho algunas camisetas para que quien quiera pueda comprarlas. Y la idea es que a los bares, comercios o casas rurales también pueda revertirles algo”.

Han conseguido hacer piña en torno a la iniciativa. Y quieren seguir avanzando. “Si funciona, y de momento está funcionando, hemos pensado en diseñar unos folletos con todas las rutas para que puedan estar disponibles en las casas rurales de la zona”. Por eso acaban de convocar sendos certámenes de microrrelatos y fotografía bajo el lema ‘Los colores de la Campiña’.

‘Campiñeando’ busca recuperar navas, senderos y caminos como comunicación entre los municipios de la comarca y revitalizar o crear una red de senderos para disfrutar del entorno natural, además de fomentar el hábito de caminar como ejercicio saludable.

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