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Castilla y León terminará el año sin llevar internet de alta velocidad al 27% de la población de las zonas rurales

El municipio de Peñalba de Santiago en Ponferrada.

Ángel Villascusa

El 23 de octubre, un incendio en una vivienda de la pequeña pedanía de de Peñalba de Santiago (Ponferrada) podría haber terminado en tragedia. El pueblo está a 17 kilómetros del municipio, en el llamado Valle del Silencio, una de las zonas tecnológicamente más aisladas de Castilla y León. No hay cobertura móvil ni siquiera para llamar al 112, los fijos no funcionan y el único internet es el que proporciona una red wifi comunitaria con la que solo se pueden enviar mensajes de WhatsApp.

“Los operadores nos dicen que no es rentable colocar una antena y la Junta se lava las manos”, explica el secretario de la Asociación de Vecinos del Valle del Silencio, José Manuel Neira, utilizando un teléfono por satélite. Para llamar a emergencias el día del incendio, los vecinos tuvieron que trasladarse más de dos kilómetros hasta alcanzar un punto con señal telefónica. Mientras, el fuego devoró dos viviendas y estuvo cerca de arrasar una iglesia mozárabe de gran valor histórico-artístico.

El incendio de Peñalba es un caso significativo de las dificultades de vivir aislado tecnológicamente, pero Peñalba no el único pueblo de la Comunidad con este problema. Según datos de la Secretaría de Estado de Avance Digital, en la Comunidad hay 5.073 zonas blancas, es decir, áreas en las que no existe ninguna red capaz de dar servicios de internet a una velocidad de 30 Mbps.

El reparto de estas áreas es desigual en Castilla y León. Según la Secretaría de Estado de Avance Digital, la mayoría se encuentran en Salamanca, donde existen 2.123 zonas a las que no llega internet de 30 Mbps ni está prevista su implementación próximamente. 

Este municipio de apenas 15 habitantes es uno de los más visitados de toda Ponferrada, especialmente en puentes y en vacaciones. “Podemos llegar a albergar a 4.000 personas. Hay dos restaurantes y varias casas rurales”, cuenta Neira en una llamada de teléfono errática en la que hay que respetar los tiempos del retorno. Muchos de los visitantes que acuden a este pueblo bucólico, de casas de piedra y lajas de pizarra, descubren los problemas de estar desconectados.

“Al bajarse del coche los turistas intentan hacerse fotos, pero son incapaces de enviarlas”, cuenta Neira entre risas. La situación, lejos de ser una chanza sobre urbanitas peleándose con la red para colgar un selfie, es bastante más serio. El incendio es un ejemplo muy grave, pero la desconexión también supone un problema económico importante. “Al no haber internet, los comercios no pueden permitir el pago con tarjetas de crédito”, relata el secretario de la asociación de vecinos. Los visitantes no lo saben y en varias ocasiones hay quien ha dejado a deber una comida en el restaurante o una reserva en una de las casas rurales. 

El caso de este valle leonés es uno de los más extremos de la Comunidad y ejemplifica hasta dónde pueden llegar los problemas de conectividad. Según cálculos sobre los datos facilitados por los operadores, 141.510 personas no tienen internet en Castilla y León, ni si quiera de 30 Mbps. En el caso de redes de hasta 100 Mbps, la cifra se sitúa en el 26,4% de toda la población de Castilla y León. Es decir, 635.067 personas, el equivalente a la población de las ciudades de León, Burgos, Valladolid y Soria juntas no tienen internet de alta velocidad. Con el desarrollo del comercio y de la administración electrónica, la brecha digital se hace más profunda, casi tanto como los valles bercianos donde se sitúa Peñalba. 

Para tratar de corregir esta brecha, desde 2017, las administraciones han concedido 57 millones de euros para subvencionar la instalación de redes de alta velocidad. Según la Dirección General de Telecomunicaciones y Transformación Digital de la Junta de Castilla y León, la previsión es mejorar la cobertura de 100 Mbps en toda la Comunidad. 

De acuerdo con la Agenda Digital Euro­pea, un compromiso adquirido por los estados miembros de la Unión, todos los ciudadanos deberían disfrutar de un internet como mínimo de 30 Mbps de velocidad para el 1 de enero 2020. El Gobierno de España redujo la cifra al 95% de la población española de municipios de menos de 5.000 habitantes, especificando que el 85% de la población rural de cada Comunidad Autónoma tendría que quedar cubierto, según la orden ministerial del ministerio de Economía y Empresa 1166/2018.

El 31 de diciembre de este año termina el plazo de ejecución del plan, al que los operadores están obligados tras haber adquirido en 2011 las licencias para la utilización de la banda de 800 MHz, en las que operan las redes 4G. Según explica uno de los principales operadores en España a eldiario.es, en Castilla y León van a cumplir con el compromiso del 85% de la población rural; es decir, todavía queda un 15% sin capacidad de conectarse a la red.

Desde los operadores aseguran que, a partir de este punto, seguirán desplegando tecnología 4G “con el fin de elevar la cobertura de banda ancha móvil hasta umbrales significativamente superiores a los establecidos en el plan”, pero no precisan ni fechas ni zonas concretas. La Comunidad Autónoma quiere poner en marcha un nuevo plan de ayudas de hasta 130 millones de euros, de los cuales aproximadamente 28 millones irán a parar a León.

Mientras, el Valle del Silencio sigue desconectado a la espera de una solución definitiva. Aunque los políticos hablen mucho de la España Vaciada, la brecha digital no hace más que agrandar el problema de la despoblación. Según Neira, hay al menos 40 vecinos de Peñalba que han abandonado el pueblo por la falta de conexión. “La gente se va porque aquí es imposible si tienes que trabajar. Afortunadamente yo he pasado a formar parte de la cofradía de los jubilados y no necesito estar todo el día conectado”.

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