Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Feijóo se alinea con la ultra Meloni y su discurso de la inmigración como problema
Israel anuncia una “nueva fase” de la guerra en Líbano y crece el temor a una escalada
Opinión - Junts, el bolsillo y la patria. Por Neus Tomàs
Sobre este blog

El blog Opinions pretende ser un espacio de reflexión, de opinión y de debate. Una mirada con vocación de reflejar la pluralidad de la sociedad catalana y también con la voluntad de explicar Cataluña al resto de España.

Llegir Opinions en català aquí.

No es el único cabreado (respuesta cordial a Ignacio Vidal-Folch)

Lluís-Anton Baulenas

Llegir versió en català

Dentro de sus colaboraciones habituales en El Pais, Ignacio Vidal-Folch escribía un artículo en estado de cabreo. Él mismo lo decía. Había ido a Madrid a hablar de uno de sus libros y había tenido que aguantar que una buena parte de la curiosidad de los periodistas y de amistades coyunturales se encaminara a hablar de política catalana. Ignacio Vidal-Folch es un hombre serio, tranquilo y sensato. Pero aquel día se enfadó. “Nunca me habian preguntada tanto por semejantes chorradas”. Las “chorradas” son las cuestiones relacionadas con lo que pasa en Cataluña, claro. Él iba a Madrid para otra cosa y se encontró que le preguntaban “chorradas”.

Y se enfadó. Y cogió el AVE y, aún enfadado, comenzó a escribir. Y la pena es que le salieron unas cuantas banalidades. Y siento considerarlo, pero se lo tengo que decir por el respeto que me inspira. Un hombre racional como Vidal-Folch ante la irracionalidad del ideario nacionalista, se enfada. Y reprocha todas las banalidades folclóricas, pueriles y tontas de este ideario. Pero hace trampa, porque no es justo. Cae él mismo, en la puerilidad de generalizar cuestiones que se pueden circunscribir a personas y momentos concretos y de ninguna manera se pueden elevar de anécdota a categoría.

Si Ignacio Vidal-Folch fuera de barrio, como yo, y se hubiera criado entre niños andaluces, extremeños, murcianos, aragoneses, etc. sabría que jamás habría escuchado, ni de lejos, las adjetivaciones que estos días se hacen correr sobre ellos (consideraciones, por otra parte, compartidas por todas las élites barcelonesas: Las catalanohablantes y las castellanoparlantes) de manera demagógica y claramente interesada : Aquí es donde, querido amigo, encontramos de verdad lo que nos dices de “business as usual”. ¿Por qué no dices, también, que la retórica para distraer al personal y meterle por donde sea, a escondidas, nuevos impuestos y recortes, es típica de cualquier nacionalismo / patriotismo? (Español, francés, etc.), Exactamente igual. ¿Por qué no lo dices?

Somos muchos los que creímos que una España plurinacional era posible. Y somos estos mismos los que, después de treinta años, ya no lo vemos posible. A ti quizá no te interese, o te interese poco. Y me parece bien. Pero que, por ejemplo, un país como España no se dé cuenta que trata a los ciudadanos catalanes catalanohablantes como ciudadanos de segunda clase no modificando la organización del aparato judicial es muy grave. Y eso no es victimismo, amigo Ignacio. Es pedir justicia. Las barbaridades que se dicen sobre el sistema educativo catalán están basadas en el desconocimiento y la mentira interesada. Y te lo dice alguien que ha sido muchos años profesor en la enseñanza pública. Y te podría explicar por qué no ha habido ningún problema con los padres. Nunca. Ninguno (salvo los ejemplos puntuales insignificantes que ya conocemos) Y te hablo de las magníficas generaciones de inmigrantes de los años ochenta, ya arraigados, y que entendieron perfectamente que dar un poco de prioridad al catalán en la escuela era trabajar en favor de sus hijos. Y de todos. Y los resultados se ven hoy en día, cuando miles y miles de catalanes, catalanohablantes o castellanohablantes, hijos de catalanes o hijos de andaluces, tienen las mismas oportunidades de vivir la vida en su tierra sin que la lengua sea un impedimento (lo cual, a las élites barcelonesas, les da bastante igual,¿verdad?).

No soy de los que me siento “colonizado” por España. Son muchos años viviendo juntos e intercambiando incluso salivas. Pero sí es verdad que, en muchos aspectos, la España democrática surgida del franquismo conserva tics concretos claramente coloniales. Por ejemplo, y vuelvo a la organización de la Justicia, que el juez que viene a Cataluña no tenga la obligación de conocer la lengua. Es colonial, lo siento decirlo, pero es así. Y sólo hay que compararlo con legislaciones francesas o inglesas de la época colonial de verdad: Situa el derecho del funcionario (que debiera servir al pueblo) por encima del derecho del ciudadano, y puede llegar a provocar incluso situaciones de indefensión . El juez español, que no está obligado a nada, llega a un destino que no le gusta, desprecia una característica sentimental básica de este destino, la lengua, y, en la práctica, fuerza al ciudadano a no hablar ante la obligación de pedir la presencia de un intérprete o incluso de un traductor. Con los retrasos y la desazón que todo ello pueda conllevar. Todo para que su señoría se encuentre bien.

Fuiste a Madrid, Ignacio, y volviste cabreado. Qué más quisiéramos, tú, yo y muchísimos más, no tener que estar pendientes de, como tú dices, “chorradas”. Pero lo que no puedes hacer, aunque estés enfadado, es una vez más meternos a todos en el mismo saco: Pienso que lo mejor para todos, ahora, es la separación entre España y Cataluña, pero jamás compartiré, ni me hará la más mínima gracia, y rechazaré tal como hago ahora, que alguien del carisma de Justo Molinero afirme que “hay que colgar” a Jiménez Losantos, una persona que, en su día recibió un disparo en la rodilla por parte de Terra Lliure . No puedes hacerlo, Ignacio. Y si lo haces, presenta junto la lista inacabable de insultos groseros, casposos y cabrones que vienen de la prensa y de los medios políticos españoles. Y que, curiosamente, no son contestados con la misma contundencia. No te descubro nada nuevo, pero sí te pido que, por más que des por sentado que todo el mundo lo sabe, que hagas un artículo. Por ejemplo, denunciando que Vidal-Quadras diga a esRadio que todos somos como perros de Pavlov, salivando ante la bandera. Ya sé que son figuras retóricas -yo también voy a Madrid a hablar de mis libros- pero sería necesario que alguien como tú, y tantos como tú, sin mácula nacionalista, también ayudaráis en este sentido. Porque una cosa no quita la otra.

Y al igual que digo que el presidente Mas pagará cara la estupidez del cartel electoral mesiánico, tendría que haber alguien -alguien como tú- que explique que la bandera gigante española en una plaza de Madrid responde exactamente a la misma motivación. Y que los “bramidos futboleros” que mencionas, quede claro que están en todas partes. También es necesario, aunque sea desde el cabreo, que el “victimismo exigente” de que hablas a tu artículo, sea matizado porque a menudo es considerado así siempre en bloque, por una de las partes. Si tú tienes todo el poder, Ignacio, siempre piensas que quien que tienes por debajo “pide” y se hace la víctima. Te emplazo, pues, a la reflexión sobre el tema ya que dejarlo encerrado en una generalización del “victimismo exigente” nos deja en un estado dialéctico muy precario y mediocre. Hay que matizar, no hay que generalizar si no se quiere caer en lo que es mucho peor: La injusticia.

El momento histórico que nos ha tocado vivir es lo que es. Y cabreados o no, hay que asumirlo de la mejor manera, para que una vez agrietada la amistad, podamos volver a poner los cimientos, muy pronto, de una nueva relación.

Sobre este blog

El blog Opinions pretende ser un espacio de reflexión, de opinión y de debate. Una mirada con vocación de reflejar la pluralidad de la sociedad catalana y también con la voluntad de explicar Cataluña al resto de España.

Llegir Opinions en català aquí.

Etiquetas
stats