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¿Recesión económica o Plan de CiU? Una crítica a la interpretación de la conselleria de Sanidad

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Carles Muntaner

Catedrático de la Universidad de Toronto —

Boi Ruiz nos tiene acostumbradas a todo tipo de declaraciones, incluidas bastantes derechistas para justificar los recortes y privatizaciones de CiU, hasta hace poco encubiertas. Por ejemplo, en contra del Estatuto vigente e incluso de la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, confesó que el Estado no tiene ninguna responsabilidad en la salud de las personas, y que la responsabilidad es individual. No hace tanto dijo que los pobres exageran su mala salud. A continuación nos quería vender que la privatización de los servicios sanitarios puede ser equitativa, y este 5 de enero dijo que no era “un pijo de la patronal”.

Hace poco ha hecho una lectura triunfalista de los resultados de los datos del Informe de Salud 2014, con la atribución de los resultados positivos del Informe a su gestión como Consejero de Sanidad. Es fácil pensar, como el Consejero dijo en el plenario del Parlament, que el paro ha tenido un efecto negativo sobre la expectativa de vida de la población catalana durante la recesión económica. El director de Investigación y Planificación del gobierno de CiU, el Dr. Carles Constante, médico del Clínico, también lo cree: hizo comentarios sarcásticos cuando le sugirieron que la mejora de algunos indicadores de salud del Informe podían ser la consecuencia de la Gran Recesión, y no de su Plan de Salud. La explicación del Consejero y el Director General es sin embargo poco informada, ya que permite atribuir una mejora de indicadores, como son la Esperanza de Vida (EV) o la mortalidad cardiovascular (CV), en el gobierno de CiU cuando posiblemente estas mejoras no tengan nada que ver con su Plan de CiU.

Hay que empezar diciendo que la gran recesión tendrá posiblemente efectos graves sobre la salud de los parados, y que muchos de ellos se manifestarán años después del inicio de la recesión, a través de enfermedades del sistema cardiovascular, infecciosas, o psiquiátricas, entre otras. Aunque no tengamos estadísticas al respecto, todos conocemos casos llamativos. Apenas el día este 5 de Enero* del Hospital Joan XXIII de Tarragona, murió el Enrique Gheron durante su traslado a Barcelona en una ambulancia porque la Unidad de Hemodinámica cardiaca no está abierta las 24 horas. Todos conocemos casos similares que se han producido durante el periodo de recortes y privatizaciones. Además, hay otros mecanismos más allá de los servicios sanitarios, como son los efectos de la gran recesión sobre el mercado laboral, añadido a la respuesta de los gobiernos con políticas sociales y sanitarias que incluyen recortes y privatizaciones. De hecho ya se puede observar un aumento de los factores de riesgo para muchas enfermedades como son la pobreza, la exclusión social, la inseguridad alimentaria, o la pérdida de vivienda. La depresión y el suicidio se han mostrado tradicionalmente sensibles de forma rápida a las consecuencias del paro por las personas (gracias a factores “materiales” como la pobreza, o “psicosociales” como la inseguridad económica y laboral). Por lo tanto la relación entra la depresión y el suicidio con las crisis económicas se puede manifestar en las estadísticas de forma más inmediata.

Estos efectos nocivos para la salud mental de las grandes bajadas de actividad económica, fueron patentes con el incremento del alcoholismo durante el cambio a la Unión Soviética de una economía “comunista” a una capitalista, aunque esto fuera un fenómeno no ligado al “ciclo económico”, como son las recesiones. Más recientemente, el grupo de investigación de David Struckler y en Sanjay Basu ha mostrado algunos de estos efectos (por ejemplo, un ligero incremento de suicidios en Grecia durante los primeros años de la recesión). En nuestro país todavía no ha habido suficientes estudios sobre los efectos de la recesión sobre la salud. Creo pero que esta investigación debería ser una prioridad de nuestros políticos y funcionarios en el Departamento de Salud de la Generalitat o las Universidades con más investigación. Quizás la falta aparente de interés en este tema, además de reflejar una ideología insensible con el sufrimiento de las clases trabajadoras y medias, tiene que ver con el hecho de que nuestros líderes políticos del sector sanitario son a menudo clínicos, y no especialistas en salud publica. Tendríamos pues una “tormenta perfecta” en CiU (y antes en el PSC) donde una ideología privatizadora va de la mano de una visión médica (es decir, sobre todo clínica, hospitalaria y bióloga) de la salud de las poblaciones catalanas.

Pero hay que considerar que, en contra de las afirmaciones de los doctores Ruiz y Constante, que a medida que sube la tasa de paro encontramos a menudo que las recesiones están asociadas a un aumento de la esperanza de vida y bajadas de la mortalidad cardiovascular, de accidentes de tráfico y laborales. Esto sería posible debido a que la bajada de la actividad económica reduce los riesgos laborales y los asociados a la actividad económica como el transporte, que afectan no sólo a los parados pero a toda la fuerza de trabajo. Aunque esta relación ya hace casi 100 años que se descubrió y la tradición marxiana la ha defendido a menudo, economistas de la salud contemporáneos como en Cristopher Ruhm han mostrado nueva evidencia durante la última década que la confirma en diferentes periodos y países, por ejemplo durante la Gran Depresión de los años 30. Evidentemente no hay que ser deterministas económicos. Por ejemplo, la relación entre recesiones y mejora de la salud parece disminuir cuando la manufactura como proporción de la producción disminuye, como ha ocurrido en los países ricos durante las últimas décadas.

Así pues, en España ha continuado subiendo la Esperanza de Vida al nacer durante los 3 primeros años de la recesión (2007-2010), como también ha pasado países como Grecia y Estonia, países que han sufrido la recesión y políticas de “austeridad”. Por lo que respecta a los datos de la Generalitat, entre 2011 y 2013 se encuentra un aumento de la proporción de EV vivida en buena salud, una reducción de la tasa de mortalidad por enfermedades circulatorias, isquémicas del corazón, mientras que la tasa de mortalidad debida al suicidio ha aumentado durante el mismo periodo. Hay que considerar pues que estos datos son más consistentes con la explicación dada sobre los efectos “positivos” de las recesiones, que con los efectos del Plan de Salud de CiU, concentrado en intervenciones hospitalarias, y sin evaluaciones en sus efectos comunitarios.

En resumen, es un error grave poner médicos clínicos con intereses ligados directa o indirectamente al sector privado, al cargo de la salud pública catalana. Muchos en todo el mundo no lo harían. La ironía del doctor Constante y la exagerada seguridad en sí mismo del doctor Ruiz, sugieren una falta de conocimiento o asesoría en salud poblacional. Sea como sea, ningún triunfalismo en materia del Plan de Salud de CiU no es justificado

*noten la desgraciada coincidencia con las declaraciones del consejero

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