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Tradicionalmente se ha utilizado la imagen del doble eje para explicar las peculiaridades de la política catalana. Como se supone, en un lado tendríamos la clásica línea divisoria entre derecha e izquierda, y en el otro eje situarían las diferentes posiciones en el grado de nacionalismo catalán, desde los más independentistas hasta los más partidarios de la no diferenciación con España. A lo largo de la democracia, este doble eje ha permitido situar espacialmente a los diferentes partidos y coaliciones políticas, combinando grados variables de ambas hendiduras o marcos de diferenciación ideológica y identitaria. Parece bastante evidente que si miramos la correlación de fuerzas políticas de los últimos años en Catalunya, el cuadrante que combina izquierda y soberanismo catalán está muy poblado, con presencia de fuerzas como Esquerra e Iniciativa, pero con proporción significativa de electores socialistas y en menor medida de Convergencia. El resto de cuadrantes presentan un fuerte protagonismo de CiU en el cuadrante soberanismo catalán y centro derecha ideológico, una evidente presencia de electores socialistas en el cuadrante izquierdo y más tibieza soberanista, y los electores del PP que campan mayoritariamente en el cuadrante menos poblado hasta ahora, el que combina posiciones ideológicas conservadoras y fuertes reticencias al nacionalismo e independentismo catalanes.
En los últimos tiempos, coincidiendo con factores como la creciente desafección hacia los políticos, la falta de respuestas a la situación de crisis, y el fuerte impacto del cambio que supone Internet en la vida en general y en la política en particular, podríamos hablar de un nuevo eje en la política catalana. Un eje que podríamos caracterizar como el que opone la vieja o tradicional forma de hacer política, y las nuevas formas de información, movilización y conexión social. Es obvio que la lucha contra la denominada “Ley Sinde”, la gran sacudida del 15-M o el impacto de la Plataforma contra los desahucios, formarían parte de este nuevo escenario. Ante las elecciones del 25-N, tendremos que ver si este nuevo eje que parece ir apareciendo, tiene efectos en los resultados electorales y, sobre todo, si consigue consolidarse partir del 26 de noviembre. Desde mi punto de vista, las CUP apuntan claramente a situarse en el triple espacio de soberanismo, izquierda ideológica y nueva manera de hacer política. Pero también Iniciativa (bastante más que ERC) está tratando de no perder contacto con esta oleada de emergencia de nuevos modos de movilización política. El Partido Pirata sólo se explica precisamente por este nuevo eje, pero aún debe consolidar su presencia. El resto de partidos, con la posible excepción de Ciutadans, no hacen mas que lo que hacían, añadiendo Internet como un mero instrumento nuevo, sin entender, creo yo, lo que implica de cambio de escenario. El proceso que llevó a la masiva manifestación del 11 de septiembre tuvo también componentes nuevos, pero de momento, la capitalización política se reserva a los partidos y estos lo hacen a la manera tradicional. Creo que habrá que estar atentos a cómo se van manifestando estas tendencias en el futuro, y cómo hacen tambalear aún más el mapa política catalán hegemónico en los últimos treinta años.
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