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Pros y contras de los Juegos de Invierno 2030: promoción y mejoras para el Pirineo en plena crisis climática

Un esquiador aficionado en La Molina, estación que sería una de las sedes de los juegos

Oriol Solé Altimira

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El debate sobre los Juegos Olímpicos de Invierno Barcelona-Pirineos de 2030 ha vuelto en plena canícula. El proyecto, del que se habla desde hace más de una década, encara ahora la hora de la verdad. A favor de los Juegos están los Gobiernos central y catalán, buena parte de los municipios, el empresariado y el mundo del deporte; enfrente, partidos y colectivos ecologistas y un grupo opositor en el propio Pirineo.

El proyecto concreto para la edición de 2030 todavía se desconoce, aunque se han realizado varios trabajos previos. En 2010 el entonces alcalde de Barcelona, el socialista Jordi Hereu, lanzó la idea de presentarse para los Juegos de Invierno de 2022. Su sucesor, el convergente Xavier Trias, guardó en un cajón el proyecto pero lo recuperó para la edición de 2026, que a su vez fue frenado tras la llegada de Ada Colau a la alcaldía por las mismas razones: la falta de consenso político. 

El que fuera comisionado del Ayuntamiento de Barcelona para la candidatura de 2022, el exconcejal Enric Truñó, destaca que los nuevos criterios del COI permiten no tener que centralizar todas las pruebas en un mismo complejo si así se favorece la sostenibilidad ambiental y evitar así las grandes obras. Aplicado al Pirineo, ello permitiría celebrar las pruebas de esquí no solo en las estaciones de la Cerdanya, sino también en la Val d'Aran o incluso el Pirineo aragonés. “Los Pirineos no son los Alpes, pero es posible hacer unos juegos”, sostiene Truñó.

A día de hoy, sin embargo, la falta de detalle sobre la propuesta de los Juegos la constatan tanto los alcaldes pirenaicos como la primera edil de la capital, Ada Colau. “Hay que empezar a explicar en qué punto está el proyecto, qué es lo que se hará y lo que no y dar la oportunidad a las comarcas del Pirineo para hacer aportaciones”, expresa el presidente del consejo comarcal del Pallars Sobirà, Carles Isús, que considera que lo más acertado sería arrancar con un proceso participativo. “Ni de la Generalitat ni del Estado ha llegado una propuesta concreta sobre la candidatura”, lamentó Colau en una entrevista en Nació Digital.  

En su última reunión antes de las vacaciones, el Govern acordó crear una comisión para elaborar el proyecto de la candidatura y establecer las directrices para organizar los mecanismos de participación ciudadana. También se formará una mesa de representación territorial, integrada, entre otros, por representantes de la Generalitat y por miembros de los consejos comarcales, de las diputaciones de Lleida, Girona y Barcelona, del Ayuntamiento de Barcelona, del Área Metropolitana de Barcelona y del Consell General d'Aran. También podrán participar en las reuniones entidades ecologistas.

El anterior secretario del deporte de la Generalitat, Gerard Figueras, dibujó unos Juegos tanto en Barcelona como en el Pirineo catalán y aragonés, así como en Andorra y en Francia para deportes para los que las estaciones catalanas no disponen de instalaciones, como el 'bobsleigh' y el trampolín de saltos. Sin embargo el anuncio del Govern de este martes no aparecen referencias ni a Aragón, ni a Andorra ni a Francia y circunscribe la candidatura al Pirineo catalán.

Apenas confirmada la intención de la Generalitat de luchar por el proyecto, la candidatura ha vivido su primera trifulca política: el presidente de Aragón, Javier Lambán, anunció que su comunidad no participaría en el proyecto y acusó de “deslealtad” al president de la Generalitat, Pere Aragonès, por no mencionar a su autonomía en la carta que dirigió al Comité Olímpico Español (COE) a mediados de julio para optar formalmente a los Juegos.

El impacto medioambiental

Los colectivos ecologistas ven el proyecto de los Juegos “con el máximo de suspicacias”, en palabras de Núria Martí, de la asociación SOS Pirineus. Por un lado, Martí destaca las dudas sobre el proyecto y la falta de concreción sobre, por ejemplo, las eventuales construcciones de balsas de agua que produzcan nieve artificial para las pistas, asociadas a un mayor consumo de agua y a posibles riesgos geológicos en algunas zonas. 

Además de la afectación sobre el terreno del evento, Martí hace hincapié en el contexto de crisis climática en el que se celebrarían los juegos: “Para empezar existen dudas sobre que pueda haber suficiente nieve en el Pirineo por culpa de la emergencia climática, pero además cualquier gran evento como los juegos implica unos niveles de movilidad muy intensos, que van en contra de la reducción del impacto del cambio climático y las emisiones de gases contaminantes”.

Por su lado, Truñó recuerda que en anteriores Juegos como los celebrados en Vancouver la organización logró que su huella de carbono fuera casi cero, pero matiza que en cualquier caso la Generalitat deberá ahora evaluar todos los requerimientos y legislación medioambiental, que se ha ampliado desde el proyecto del 2022, para evaluar su viabilidad. Consultada por este diario, la Oficina Catalana del Cambio Climático indica que todavía no ha recibido ninguna petición del Govern para estudiar la candidatura olímpica y añade que está a disposición del comité organizador.

En su informe del año 2013 realizado para el proyecto de 2022, la Oficina valoró positivamente el plan de sostenibilidad ambiental previsto, si bien recomendó presentar un balance “general” de emisiones de CO2 asociadas a los Juegos que incluyera un cálculo de las emisiones derivadas del transporte aéreo de los atletas desde sus países de origen hasta Barcelona. Advirtió además de que a mediados del siglo XXI las previsiones para el Pirineo contemplaban un aumento de la temperatura de entre 0,9 y 2 grados, además de un incremento de los periodos de sequía y una reducción de los días con heladas.

Un legado para el Pirineo

Para el presidente del consejo comarcal del Pallars Sobirà los Juegos pueden ser claves para ayudar a la promoción del esquí y del Pirineo, en un contexto en el que la riqueza de estas comarcas cada vez está más ligado al turismo de esquí y de montaña. Según las última estadísticas, del turismo depende alrededor del 25% de las comarcas. Y recuerda que los Juegos de Barcelona 92 dejaron un “legado positivo” en el municipio pirinaico de La Seu d'Urgell, que se ha convertido en un referente internacional en aguas bravas. Isús señala además un tercer factor a tener en cuenta: los Juegos podrían acelerar inversiones comprometidas en carreteras y ferrocarriles, además de impulsar la connectividad tecnológica del Pirineo. “No tendría que ser así, pero es así”, constata.

Desde otros municipios pirenaicos que no están a pie de pista el proyecto despierta más recelos. “Aquí hay cuatro cuestiones básicas: que no fallen la luz, el agua y las comunicaciones digitales y que en invierno el hielo en la carretera no te impida ir a trabajar. Y hay que hacer mejoras en este sentido, haya o no olimpiadas. Los Juegos no pueden ser un chantaje para mejorar la situación de los pueblos del Pirineo”, asevera la alcaldesa de Cava, Gisela Sellés.

La alcaldesa de este pueblo del Alt Urgell se queja además de que el debate sobre los Juegos es “bastante barcelonacéntrico”. “No sé si desde la capital son muy conscientes que aquí las preocupaciones para el invierno de los pueblos más pequeños no son tanto si vendrán los Juegos sino que cuando haya 50 cm. de nieve se sepa la hora que pasará la máquina”, apostilla.

“Una de las grandes fuentes económicas del Pirineo es el turismo, tanto en verano como en invierno. Apostar por los Juegos significa poner el Pirineo en el mapa, y el Govern debe decidir si hace una apuesta estratégica para los próximos 25 o 30 años”, diagnostica Truñó. De cara al éxito de la candidatura, apuesta además por “no esconder” a Barcelona, ya que la capital catalana es una de las principales ventajas competitivas respecto a Salt Lake City y Sapporo, dos rivales “muy duros”, advierte el exconcejal de Deportes de Barcelona.

A los interrogantes sobre cómo serán los Juegos se le suma otra incógnita a despejar. En virtud del pacto entre Junts y ERC, la consellera de la Presidència, la republicana Laura Vilagrà, anunció que el año que viene los Juegos se someterán a consulta de los habitantes del Pirineo. Pero Colau ya ha avisado de que la consulta también debería celebrarse en Barcelona. La experiencia internacional no invita al optimismo: las votaciones en el Tirol, Baviera y Cracovia para convertirse en sede olímpica en 2026, 2022 y 2014, respectivamente, se saldaron con un rechazo popular a los Juegos. Los referéndums los carga el diablo, también cuando versan sobre Juegos de Invierno.

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