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'Strawberry Fields', el documental que muestra las sombras del sector de la fresa en Huelva y los abusos a sus jornaleras

Proyección del documental "Strawberry Fields" en el Centre d'Art Contemporani de Barcelona".

Helena Sala Gallardo

Barcelona —
14 de noviembre de 2025 14:47 h

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Más de 14.000 mujeres, principalmente magrebíes –aunque también subsaharianas, rumanas, búlgaras o latinoamericanas–, se trasladan cada año a Huelva, donde se cultivan más del 80% de las fresas españolas, para trabajar en la campaña anual de recogida. Este macronegocio generó 657 millones de euros solo en el primer semestre de 2025.

El sector se sostiene mayoritariamente por estas mujeres, quienes hoy en día son en su mayoría extranjeras. Hasta hace pocos años, este trabajo era realizado principalmente por jornaleros y jornaleras españoles, pero la precarización del sector ha llevado a que muchos trabajadores locales opten por otros empleos y a que los empresarios dependan cada vez más de la mano de obra migrada.

Frame del documental "Strawberry Fields" donde una mujer temporera trabaja en el campo español.

A través del ensayo visual y documental, el reciente filme Strawberry Fields, dirigido por Julia Montilla, explora la situación de las mujeres temporeras y reflexiona sobre los problemas derivados de la agricultura intensiva, como la explotación de los trabajadores o los daños medioambientales.

El documental, que se ha presentado este viernes en Barcelona, ha ganado la 11a edición del Premio de Videocreación de la Generalitat de Catalunya y el Festival Loop. La producción corre a cargo de los ocho Centros Territoriales de Artes Visuales de Catalunya, Santa Mònica, el Departamento de Cultura de la Generalitat y Loop Barcelona.

Julia Montilla, directora de "Strawberry Fields".

La obra también plantea una crítica al urbanocentrismo y a las desigualdades existentes entre el mundo urbano y el rural, partiendo de la idea que la historia actual “la suelen escribir las personas que viven en las grandes ciudades”, subraya la directora. El título, que remite a la canción de los Beatles, alude a la percepción distorsionada de la realidad, planteando que “la vida es más sencilla si cerramos los ojos”, tal como cantaba Lennon. No obstante, la película sugiere que la mirada “es un acto político”, cuestionando la “invisibilidad de las jornaleras”.

A lo largo de los años, varias organizaciones han reportado numerosas situaciones de abuso, precariedad e incluso acoso sexual hacia estas trabajadoras temporales del sector de la fresa. La mayoría de las jornaleras son mujeres con hijos, ya que, según Montilla, “así se aseguran de que volverán a su país cuando acabe la temporada de recolección”. El hecho de que la inmensa mayoría de ellas sean mujeres, también recae en “la idea patriarcal de que son más delicadas y cuidadosas, algo relevante para la recolección de frutas como las fresas”.

Proyección del documental "Stawberry Fields" en el Centre d'Art Contemporani de Barcelona.

El documental se centra, principalmente, en explicar la situación actual de las jornaleras extranjeras, aunque también incluye imágenes de archivo sobre temporeras españolas durante la revolución social, el franquismo y la Transición en municipios de Andalucía occidental. De hecho, Montilla destaca que los nuevos migrantes magrebíes, que empezaron a llegar a principios del siglo XXI, “aceptaron condiciones de trabajo que los españoles ya no querían tolerar y esto, en ocasiones, llegó a generar malestar y antipatías con ellos, en vez de con los propietarios, que eran quienes ofrecían este tipo de condiciones”.

Es cierto que el Ministerio de Trabajo cuenta, desde 2002, con el programa GECCO acordado con Marruecos. Este programa no establece un tipo de contrato propio, sino que fija un conjunto de requisitos y garantías para la contratación de temporeras. Por lo tanto, estas trabajadoras firman el contrato agrario general contemplado en la normativa española, y es sobre este contrato donde deberían aplicarse las garantías marcadas por la orden GECCO.

Entre ellas, por ejemplo, se encuentran ofrecer un alojamiento adecuado, organizar los desplazamientos hasta los invernaderos o asegurar el cumplimiento de las condiciones laborales pactadas. A las jornaleras también se les exigen obligaciones como regresar a su país al finalizar la campaña o no desempeñar otras actividades laborales mientras dure su contratación.

Además, el Ministerio de Igualdad cuenta con una guía específica para la atención y asesoramiento de las trabajadoras migrantes en el contexto de la fresa y los frutos rojos. Allí se concretan los derechos de estas mujeres como trabajadoras y se explica qué deben hacer en caso de vulneraciones.

Sin embargo, Montilla destaca que varios testimonios que entrevistó para el documental aseveran que muchos de estos contratos no están bajo la normativa que establece la orden GECCO y que, por lo tanto, no siempre se garantizan los derechos de estas trabajadoras. El filme documenta casos de mujeres que, aunque tienen derecho a la seguridad social, no van al médico por la falta de medios de transporte, ya que viven en zonas aisladas del campo.

Incluso algunas temen no cobrar por la jornada si se ausentan. De hecho, una testimonio del reportaje explica que enfermó y no recibió la baja correspondiente. Por otro lado, muchos trabajadores viven en chabolas en condiciones insalubres y carecen de transporte adecuado para llegar a los invernaderos.

El documental cuenta todas estas historias a partir de voces de mujeres jornaleras y activistas del campo como Lucía Mbomio, Chadia Arab, Ana Pinto, Najat Bassit o Ana Cabana Iglesia. A través de metáforas visuales y fuentes documentales, Montilla invita a cuestionar un modelo agrícola que, en su opinión “niega derechos a quienes nos proporcionan productos básicos para nuestra alimentación”.

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