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La agricultora de La Alcarria que se ha hecho viral desde su tractor

María Ángeles Rosado en sus terrenos

Raquel Gamo

Jueves de enero. Frío polar. Pasa media hora de las 10 de la mañana. Las calles empinadas y flanqueadas de casas blancas de la población rezuman una soledad solo interrumpida por un viento gélido. Es el ambiente que se respira en Sayatón, un pequeño pueblo de La Alcarria, a 45 kilómetros de Guadalajara, entre Pastrana y los pantanos de la cabecera del Tajo. Rodeado de tierra fértil y agua, languidece por los efectos de la despoblación.

En medio de una plaza despejada donde se ubican el bar, regentado por una pareja de uruguayos, y la Iglesia del siglo XVI, se observa cómo una vecina responde a las preguntas de una reportera de televisión. Es María Ángeles Rosado, la agricultora que ha revolucionado la vida de esta plácida localidad en las redes sociales y ha colocado a Sayatón en el mapa de la España rural que grita contra la despoblación.

El pasado 31 de diciembre, la joven de 39 años colgó un optimista comentario en la red social Twitter con una fotografía de ella misma tomada en su tractor. En este tuit trató de ensalzar el trabajo en el campo y denunciaba la falta de servicios básicos en el medio rural. El texto decía: “Terminando de sembrar. Madre, joven agricultora en Sayatón, pequeño municipio de 50 habitantes de Guadalajara, junto a la Sierra de Altomira, Red Natura 2000, sin colegio ni pediatra, médico una hora a la semana. Y aquí seguimos, con una sonrisa, dando de comer al mundo”. Un comentario que se hizo rápidamente viral en Twitter y que, desde entonces, ha alcanzado los 4.000 ‘retuits’ y casi 15.000 ‘me gusta’.

“Surgió de forma espontánea y nunca pensé que fuera a tener tanta repercusión, estoy todos los días en los medios”, admite la joven sayatonera a eldiarioclm.es. María Ángeles segura que “pretendía dar a conocer la realidad de nuestros pueblos, donde vivimos desprotegidos, sin servicios, pero donde somos felices y hay un gran potencial de desarrollo. Solo necesitamos apoyo de la administración para mantener a la población y seguir adelante”.

El vínculo de María Ángeles Rosado con este rincón de la Alcarria, emplazado a dos kilómetros del Salto de Bolarque y la planta hidroeléctrica desde la que se bombea el agua al trasvase del Tajo- Segura, se retrotrae 20 años. Nacida en Ciudad Real, el trabajo de pastor de su padre la condujo de adolescente a esta zona de la Sierra de Altomira. En aquella época compaginaba sus estudios universitarios de Ciencias políticas con un empleo de camarera en el bar del pueblo durante el verano. Poco después, conoció al que hoy es su marido. “Era agricultor de Sayatón y decidí quedarme definitivamente a vivir en el pueblo”, explica.

Dos décadas después, la joven politóloga y agricultora vive con su familia en esta localidad y gestiona 400 hectáreas de terreno de cereal y olivo emplazados en los alrededores del municipio. Sayatón, que llegó a estar habitado por 800 personas hace varias décadas, hoy pervive con siete niños. Sin escuela, centro de salud, comercios, ni autobús directo con Guadalajara. Con medio centenar de vecinos que habitan en la localidad durante todo el año, Sayatón engrosa la lista de los 180 municipios de la provincia de Guadalajara,- de 288 - que cuentan con menos de 100 habitantes. Estos datos, publicados recientemente por el INE, sitúan a la provincia alcarreña en el punto cero de la España vacía.

“Ha sido duro, cuando los niños eran pequeños, por la falta de pediatra y me he planteado tirar la toalla en muchas ocasiones, pero aquí disfrutas de una gran calidad de vida y los niños juegan en la calle y ven la vía láctea”, afirma con vehemencia.

El día a día de la familia transcurre a caballo de Sayatón y Pastrana, cabecera de la comarca donde se encuentran los servicios y estudian sus hijos. El médico pasa consulta una hora a la semana y, según relata la joven “cuando un niño enferma, tengo que buscar en qué pueblo está el doctor como quien busca a Wally porque en Pastrana no nos atienden”. “No pedimos que haya un colegio o centro de salud en cada pueblo, solo que se nos garanticen los servicios básicos a nivel comarcal”, añade.

La clausura en 2006 de la central nuclear José Cabrera, en el vecino pueblo de Zorita de los Canes, supuso otro punto de inflexión para la vida en esta comarca de Guadalajara. Sin un plan de desarrollo económico alternativo que las administraciones prometieron para sujetar la población y el empleo de la zona, cientos de familias que vivían de la actividad que generó la nuclear se marcharon a vivir a otros lugares. “El abandono del territorio es una catástrofe natural y demográfica, porque mientras los agricultores cultivamos la tierra, creamos empleo, prevenimos los incendios y, además, somos los últimos en irnos”, remacha.

“Visibilizar a la mujer rural”

La vida de María Ángeles ha estado estrechamente unida al mundo de la agricultura. Desde la adolescencia trabajaba en la vendimia, las tareas agrícolas y la recogida del olivo para apoyar a su familia. Años más tarde se casó con un agricultor y se formó como agricultora profesional para crear su propia empresa que, en la actualidad gestiona de forma compartida con su cónyuge. “Hace nueve años realicé los cursos para iniciarme como joven agricultora, pero tuve que aparcarlo durante un tiempo, porque me quedé embarazada de mi hija y si te subes a un tractor, me arriesgaba a sufrir un aborto”.

En 2016 se convirtió es la primera mujer de la provincia de Guadalajara beneficiaria de la Ley de Titularidad Compartida, una regulación estatal aprobada en 2011 que pretende que la gestión y los beneficios de las explotaciones agrícolas y ganaderas se reparta equitativamente entre el hombre y la mujer. De esta forma, se logra que las féminas coticen por su trabajo y tengan derecho a una pensión en el futuro. “Es una buena iniciativa que permite visibilizar la labor de la mujer en el campo, dejamos de ser agricultoras consortes y conseguimos independencia social y económica”, opina Rosado.

En España existen 400 titularidades compartidas, de las que una cuarta parte se concentran en Castilla-La Mancha. Unos resultados que se alejan de las previsiones del Gobierno que esperaban que este derecho fuera solicitado por miles de agricultores. Para Rosado, esta legislación no ha cuajado, “porque ha faltado información sobre lo que este avance significa y no se han coordinado de forma eficaz las administraciones”.

Además, la brecha de género se nota también en el campo. Según el último Censo Agrario de la región, 49.356 mujeres son titulares de explotaciones agrarias frente a 138.651 hombres. En este sentido, la Junta de Castilla-La Mancha aprobará en los próximos meses el Estatuto de la Mujer Rural. El objetivo es profundizar en los derechos de las mujeres del campo, a través de vías como la titularidad compartida para que las mujeres figuren como detentoras de los derechos de la PAC y titulares de las explotaciones agrarias, en igualdad de condiciones que los hombres. “Las mujeres somos el motor del medio rural, decidimos dónde vivimos, donde tenemos nuestros hijos y aportamos talento y profesionalidad a la agricultura de la región”, concluye.

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